La que para muchos es la obra maestra de Lope de Vega, ‘Peribáñez y el Comendador de Ocaña’ (1614), recala ahora en la Sala Guirau del Teatro Fernán Gómez de Madrid. Lo hace bajo la dirección de Eduardo Vasco y con la adaptación de Yolanda Pallín a través de un montaje sencillo, directo, profundo, clásico y cercano a la vez.
El elenco del montaje lo encabezan Rafael Ortiz, Elena Rayos y Alberto Gómez Taboada (Peribáñez, Casilda y el Comendador de Ocaña, respectivamente), acompañados de Mar Calvo, Julio Hidalgo, Francisco Rojas, Jesús Calvo, Manuel Pico y Daniel Santos. Trabajo estupendo y conjuntado el de todos ellos que, además de la palabra, lidian también con el canto y la percusión para dar ritmo e intensidad a una historia de amor, de dignidad y de honor que acaba en tragedia.
En ‘Peribáñez y el Comendador de Ocaña’ se cuenta el letal enfrentamiento entre dos hombres que no tienen nada en común. Uno, el Comendador, que representa al poder establecido, al hombre omnipotente que piensa que todo lo que ve, lo que desea, está a su alcance por el mero hecho de que él lo quiere. Otro, el villano, Peribáñez, hombre sencillo, modesto, trabajador del campo, honrado y leal, que no tiene más que sus tierras y ahora a Casilda, su mujer, la aldeana con la que acaba de casarse.
Recién terminado el enlace nupcial, aparece en medio del festejo un hombre herido, el Comendador, en un lance taurino. Al recobrar el sentido ve a Casilda y queda prendado de ella. Pronto el enamoramiento se convierte en pasión y esta en obsesión, de modo que el comendador está dispuesto a lo que sea con tal de hacerse con el favor de esa mujer. Perpetra todo tipo de estrategias: compra a la prima de Casilda, retuerce la ley, hace que el marido salga del pueblo al frente de un batallón para auxiliar al rey, y así dejar libre la casa del joven matrimonio, colma de regalos y favores -aparentemente desinteresados-, a la pareja… Pero, al final, Peribáñez se da cuenta de las verdaderas y perversas intenciones del Comendador, lo descubre intentando culminar su sofisticado proceso de acoso y derribo de su presa amorosa y, finalmente, el Comendador recibe su merecido, la estocada precisa que libra el honor del aldeano.
El resto del equipo artístico redondea la vistosa puesta en escena: Lorenzo Caprile diseñador del vestuario; José Luis Massó, que dibuja el movimiento de los personajes; Miguel Ángel Camacho ilumina espacios y personajes; Carolina González ha diseñado la escenografía y se ha ocupado también del detallado atrezo de la propuesta, y Emilia Yagüe se encarga de la distribución y la producción ejecutiva.
Tragedia de gran calado popular, el público sufre en carne propia las afrentas y el abuso de poder de un personaje, el Comendador, y colma de apoyos y comprensión la actitud de Peribáñez y Casilda, cuya dignidad no les permite ceder en ningún momento a las torticeras pretensiones del poderoso, malvado y caprichoso personaje.
Eduardo Vasco no ha querido sofisticar la presentación de fábula y personajes, y es ese quizás su mayor acierto, porque basta el genio de Lope de Vega y la respetuosa adaptación de Yolanda Pallín para que el texto llegue con hondura al espectador. Más aún si por medio hay un elenco tan entregado y honesto que pone todo su quehacer al servicio de una historia siempre clásica y siempre moderna. Muy interesante, entretenida y aleccionadora.
‘Peribáñez y el Comendador de Ocaña’
De Lope de Vega
Dirección: Eduardo Vasco
Versión: Yolanda Pallín
Reparto:
Peribáñez Rafael Ortiz
Casilda Elena Rayos
Comendador Alberto Gómez Taboada
Inés Mar Calvo
Luján Julio Hidalgo
Leonardo Francisco Rojas
Padre Antón Jesús Calvo
Bartolo Manuel Pico
Pintor Daniel Santos
Asesor de movimiento: José Luis Massó
Música y canciones: Eduardo Vasco
Iluminación: Miguel Ángel Camacho
Vestuario: Lorenzo Caprile
Escenografía y atrezo: Carolina González
Distribución y producción ejecutiva: Emilia Yagüe
Compañía: Noviembre Compañía de Teatro
Teatro Fernán Gómez, Madrid
Hasta el 27 de febrero de 2022