'El último exorcismo': Tan bueno como el primero

Daniel Stamm, director primerizo, nos entrega una inteligente película en la que juega con elementos ya existentes. El último exorcismo es una película muy bien construida, con una primera parte en la que te acerca a los personajes principales y una segunda en la que se desarrolla toda la tensión. El tempo va subiendo a lo largo de todo el metraje y los giros de la narración son totalmente convincentes. 

La película te atrapa desde el principio, con su forma de falso documental, nos adentramos en la vida de Cotton Marcus, uno de esos predicadores charlatanes que abundan en la América profunda que se aprovechan de la credulidad de la gente. Este personaje está muy bien construido y es el que llevará totalmente el peso de la película. Quiere desentrañar a los embaucadores como él y para ello está rodando un documental. El momento álgido del mismo será como realiza un falso exorcismo. Aquí la película se adentra en ese sur profundo de EEUU, en el que el fanatismo religioso, la incultura, las supersticiones y todo lo demás dan tanto miedo o más que el mismísimo demonio. 

Muchas de las cosas que ocurren nos resultarán familiares pero están tan bien tratadas que pasarán como nuevas. Los giros se harán creíbles hasta el final. Un final que, siendo discutible como suele pasar en este tipo de cine, no dejará indiferente a nadie. Los actores cumplen a la perfección con sus roles, especialmente Patrick Fabian, en el papel principal, haciendo sentirnos cercanos a su personaje y consiguiendo que nos zambullamos en la historia. Tampoco conviene olvidar a los jóvenes hermanos, que hacen que con su sola presencia estés intranquilo. 

El recurso de falso documental puede parecer facilón pero, además de abaratar costes, logra una cercanía mayor con los personajes. Aunque muy alejada estéticamente, la cinta guarda ciertas similitudes de tono con 'La semilla del diablo' de Polanski, consiguiendo un terror más psicológico que sangriento (no se dejen engañar por el cartel). En definitiva, una agradable sorpresa que encantará a aquellos a los que les gusta pasarlo mal en el cine.