Los resultados de los 28 países de la UE mostraron que los partidos europeístas de centroizquierda y centroderecha mantendrán el control de alrededor del 70% del Parlamento Europeo, lo que ha tranquilizado a los mercados. Las fuerzas pro-UE resisten las elecciones y aunque se ha visto un crecimiento de algunos partidos euroescépticos, este hecho parece haber pasado a un segundo plano frente a las expectativas de cambios en la política monetaria del BCE, como determinante principal en las actuaciones de los inversores. Por ello, con los mercados de EE.UU. y Reino Unido ayer cerrados, las palabras del presidente del BCE en la conferencia anual de bancos centrales celebrada ayer en Sintra, se siguieron con más atención. En sus declaraciones, nada nuevo. El BCE está siguiendo muy de cerca las dinámicas en los flujos crediticios y los tipos de cambio en los mercados de divisas y está preparado para actuar si detecta una persistente espiral negativa de precios. Al presidente Draghi le preocupa que la contracción crediticia esté frenando la recuperación y que los efectos de una apreciación del euro mantengan limitadas las subidas de precios en la zona euro. “Nuestra responsabilidad es estar muy pendiente a los riesgos que puedan apuntar a este escenario y preparados para actuar si afloran". Recordemos que tras la reunión de mayo, Draghi dijo que el consejo de gobierno "estaba cómodo con actuar la próxima vez". Desde entonces, lo viene reiterando. Pocas han sido las ocasiones en las sus palabras han sido tan claras, lo que deja pocos resquicios a la posibilidad de que el BCE no actúe el 5 de junio.
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