Los indicadores macro y las divergentes políticas económicas que están aplicando los países son la mejor prueba de que en la recuperación económica global no todos llevan la misma velocidad. En China, el gobiernoha anunciado planes que contemplan grandes proyectos de infraestructura adicionales, como carreteras, redes de ferrocarriles e hidrovías, para mantener el crecimiento de su economía a un ritmo constante. Hay que gastar, y para ello Pekín ha instruido a los gobiernos locales que gasten todo su presupuesto de 2014 a finales de este mes con el fin de apuntalar la economía, a riesgo de perder el dinero si no lo hacen. Por el contrario, en otros países la regla es seguir ajustando el gasto. Lo saben muy bien los del área del euro, y no sólo los de la periferia. Ayer, el Gobierno francés publicó el borrador de un mini presupuesto con un recorte extraordinario del gasto público por importe de 4.000 millones de euros. La intención del Gobierno es que Francia se mantenga en el rumbo de reducir su déficit hasta el 3,8% del PIB este año y del 3% el próximo. Para Francia, como también para otros países de la zona euro más ralentizados en la recuperación y con más endeudamiento, la decisión del BCE debió ser acogida con satisfacción. Pero en la zona euro las distintas velocidades también son un hecho. En la primera de esas velocidades, Alemania, que no comparte esta satisfacción por la decisión del BCE. "Las medidas no solo no eran necesarias sino que además no van a nuestro favor", se señalaba ayer en el partido de la Canciller, que si bien no ha hecho comentarios, si puso en marcha el mismo jueves el mecanismo para llamar a consultas al presidente del BCE.
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