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Adiós a Robin Williams: Risas, lágrimas y desenfoques

Adiós a Robin Williams: Risas, lágrimas y desenfoques

martes 12 de agosto de 2014, 17:49h
En una de las últimas grandes películas de Woody Allen, 'Desmontando a Harry', Robin Williams daba vida a Mel, un actor que comienza a desenfocarse durante el rodaje de una película. El director para la producción y le manda a casa para que se le pase. Viendo que su emborronamiento no acaba, Mel decide acudir a un especialista, al que no se le ocurre otra cosa que repartir gafas entre sus familiares y amigos. La moraleja de la historia se la cuentan a otro personaje: "Esperas que el mundo se adapte a tu distorsión". Ahora que Robin Williams ha aparecido muerto, posiblemente tras cometer suicidio, el pequeño papel en la película de Woody Allen parece premonitorio para un hombre preparado para los escenarios y los focos, pero no para el día a día de la vida.

Williams comenzó a despuntar pronto como cómico de 'stand-up', ese estilo de monologuista que no llegó a España hasta mucho tiempo después con 'El club de la comedia'. Fue gracias a su éxito en las tablas como logró su primer papel recordado, el del alienígena Mork en la conocida teleserie norteamericana 'Happy Days'. Tanto éxito tuvo el personaje que la ABC decidió dedicarle una serie propia y así surgió 'Mork & Mindy' que estuvo cuatro años en antena, entre 1978 y 1982. Durante estos años se producen sus juergas y excesos junto al gran John Belushi y otros miembrs del 'Saturday Night Live'.

No sería hasta la muerte por sobredósis del 'Blues Brother' que Williams comenzase a intentar dejar las drogas y el alcohol. Su primera gran oportunidad en el cine fue de la mano de un gran director, Robert Altman, pero con una película tan floja como 'Popeye'. Algo que sería una constante en su carrera, Williams protagonizó trabajos de grandes directores, como Spielberg y Coppola, pero en películas menores dentro de sus carreras, como 'Hook' o 'Jack'.

Claro que su expresividad cómica no tardó en convertirle en un favorito de la audiencia, sobre todo cuando comenzó a alternar los trabajos cómicos con otros más "serios". Y es que, como a la mayoría de los actores cómicos, a Williams no se le tomó en serio hasta que comenzó a hacer llorar tan bien como sabía hacer reír. Algo que a algunos actores "serios" les cuesta bastante más. Sus mejores interpretaciones llegaron con George Roy Hill en 'El mundo según Garp', junto a uno de sus admirados Monty Python, Terry Gilliam, en 'El Rey pescador', como el profesor de 'El club de los poetas muertos' de Peter Weir, en un papel muy parecido como mentor de Matt Damon en 'El indomable Will Hunting' o como la voz del genio en la película de Disney, 'Aladdin', algo que ayudó a imponer la moda de voces famosas para doblar los dibujos animados. También hubo películas totalmente olvidables y una tendencia a la sobreactuación que, como es normal, sobresalía más en estas últimas. Pero a su favor también se puede decir que en películas como 'Hamlet' de Kenneth Brannagh no desentonaba nada junto a gente como Derek Jacobi, Judi Dench o Kate Winslet.

Últimamente volvieron las depresiones y con ellas las viejas adicciones, el año pasado comenzó una serie para la televisión norteamericana que fue rápidamente cancelada, aunque se hablaba de algún que otro proyecto para este mismo año, en el que, además, ha dejado varios trabajos terminados, como una colaboración en una película de Terry Jones en la que aparecen todos los Monty Python vivos menos Eric Idle. Pero como dice su familia es mejor recordarle por las risas que regaló a cientos de millones de espectadores por todo el mundo. Aunque pocos sepan que las risas más sonoras llegaron como monologuista. No en vano fue votado como el decimotercer mejor monologuista de la historia en 2004, solo un puesto detrás del gran Jerry Seinfield y por delante de gente como David Letterman, Ellen DeGeneres, Bob Hope o Jay Leno.

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