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10 toros 10 saltaron a la arena y fracaso de los Cuvillo

Pase de pecho de Fandiño al quinto
Pase de pecho de Fandiño al quinto

Feria de Otoño: nuevo petardazo en un festejo 'torrentino': o sea surrealista y casposo

viernes 03 de octubre de 2014, 21:13h
Torrente está de moda cinematográfica. Pero, ¡ay!, en la cada día más casposa España, también. Y los toros, siempre tan matrimoniados con la realidad, no podían escapar a este individuo inventado por Santiago Segura, pero a la par tan actual. O sea, un festejo surrealista con 10 toros, 10 y culpabilidad en empresa, ganadero, veterinarios, presidente y coletudos. O sea, 'cognazo' de dos horas y media de corrida 'pa' 'na'. Ni para reírse ni 'na'.
Ya se sabe que cuando el toro se cae, la Fiesta se cae. Y tal aconteció con ocho de los diez animales con cuernos que saltaron al encerado venteño -sólo se salvaron, y mínimamente, los sobreros de Juan Pedro y El Torero corridos en segundo y quinto lugar, que sustituían a dos del hierro titular de Núñez del Cuvillo -y, en el caso del quinto a otro sobrero de Bohórquez- para desgracia de la terna, del espectáculo y del cotarro, que ya venía de un petardo en la novillada anterior.

Y es que, cual Fray Luis de León, decíamos -escribíamos- ayer que la ganadería de Fuente Ymbro está podrida, de tanto echarle agua al vino de su otrora casta. Y podemos decir y escribir un día después que la de Cuvillo, ídem eadem idem. Porque si se 'adornaron' con supina invalidez e incluso casi todos los lidiados debieron devolverse, también 'brillaron' por su mansedumbre. O sea, la antítesis de lo que necesita y exige Madrid, y a autenticidad de la Fiesta, claro. Pues eso.

Era una apuesta perdedora por parte de la empresa, aunque también de los coletudos de la terna, que seguramente no habrían aparecido a dar la cara en Otoño con otra. Y del petardo también fueron cómplices los veterinarios por aprobar algunos bichos sin la presencia de Las Ventas -sobre todo los dos sobreros iniciales- y el usía, Julio Martínez, siempre más cómplice con los intereses del entramado de la Fiesta que con el público, pues tardó mucho en desenfundar el pañuelo verde en varios casos y debió florearlo en más ocasiones.

Con semejantes antecdentes poco podía esperars en lo artístico: Finito de Córdoba cumplió su papel de telonero por delante para pasar desapercibido y no molestar; por cierto que este triste papel al que se ha apuntado desde hace tiempo, lo interpretó muy bien. Dentro del petardazo ganadero, fue Iván Fandiño el único que gozó de opciones, mínimas, de triunfo con ese sobrero de El Torero que cumplió en los pencos y llegó con cierta codicia a la flámula. 

El de Orduña le muleteó en redondo con ajuste, verdad y clasicismo, pero bajó el nivel al natural y el bicorne se vino abajo, como él, que no enderezó a pesar de las aún más ajustadas bernadinas finales. También el público, tan entregado a él otras tardes, le juzgó con dureza: es el peso de la púrpura, son las cosas de Madrid. También lo poco que duró el de Juan Pedro le dejó apuntar ortodoxia. Mientras que Luque dejó su sello de magnífico capotero en algunos lances sueltos a los de su lote (el de Cuvillo y el sobrero de Risco, ¿...?, que cerró un 'torrentino' festejo) y se puso pesadísimo con la pañosa intentando sacar agua del pozo de la mansedumbre y flojera de los dos.

FICHA DEL FESTEJO

Tres toros de NÚÑEZ DEL CUVILLO, desiguales de presencia, flojisimos, mansos y nobles. 2º, sobrero, de JUAN PEDRO DOMECQ, muy justo de trapío, manso y flojo; 5º, sobrero de EL TORERO -en sustitución de otro de BOHÓRQUEZ-, con trapío y codicia; 6º, sobrero de EL RISCO,  feo de hechuras, muy flojo y manso. FINITO DE CÓRDOBA: silencio; silencio. IVÁN FANDIÑO: ovación; silencio tras aviso. DANIEL LUQUE. silencio; slencio. Plaza de Las Ventas, 3 de octubre, 2ª de la Feria de Otoño. Casi lleno.

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