Desde que comenzará su carrera en solitario, Rodrigo Leão, ha explorado el camino instrumental, con teclados electrónicos e instrumentos de cuerda clásica, inspirado por la música minimalista contemporánea. En este nuevo trabajo, ‘O Rapaz da Montanha’, incorpora voces y coros (incluida la suya) y esto sucede como una evolución natural en el camino musical del maestro portugués.
Trayectoria extraordinaria la de Rodrigo Leão, reconocido desde hace mucho tiempo. Primero en Portugal, con la banda Sétima Legião. Luego, como parte de otro proyecto innovador, Madredeus, su arte trascendió fronteras. Cuando publicó su primer álbum bajo su propio nombre (Ave Mundi Luminar) en 1993, comprendió de inmediato que su música pertenecía al mundo, algo que se ha confirmado a lo largo de una carrera que ya cuenta con una considerable discografía, que también incluye bandas sonoras y colaboraciones con grandes nombres como Ryuichi Sakamoto, Neil Hannon (Divine Comedy), Beth Gibbons (Portishead) o Michelle Gurevich, por nombrar solo algunos.
Ahora, treinta y dos años después de su debut como solista, llega O Rapaz da Montanha, y es innegable: el nuevo disco de Rodrigo Leão sorprende, tanto en términos musicales como en la trayectoria del compositor. Él mismo lo reconoce: «Fue un disco inesperado. Lo tenía en la cabeza desde hacía tres años y lo he estado construyendo de forma muy concentrada, a diferencia de mis álbumes anteriores, en los que la composición salía sin un tiempo ni una intención específicos.
Aquí, a partir de esa frase de Ana Carolina [Costa] «¿Si Dios perdona a los que engañan/quién perdona a Dios?» [incluida en el tema Cadeira Preta], inmediatamente empecé a pensar en lo que iba a hacer. Y ahora que está terminado, creo que es el álbum más portugués que he hecho hasta la fecha». Esta noción de identidad es cierta: recorre varios de los discos del compositor y es visible en el recopilatorio Os Portugueses (2018). Y, de hecho, este nuevo disco podría encajar en esa identidad, que de una forma u otra siempre ha estado presente en la obra de Leão.
Ahora, en 2025, O Rapaz da Montanha presenta un cambio de forma y fondo. Musicalmente, el uso de coros (en los que participa el propio compositor), que refuerza un sentimiento colectivo, y una percusión marcada en algunos temas evocan inmediatamente a algunos cantatautores portugueses de la década de 1970, algo que Leão reconoce. El enfoque lírico también cambia: los sentimientos etéreos y melancólicos que están tan bien representados en la obra de Leão dan paso aquí a un lenguaje más directo, que dialoga con una realidad difícil pero verdadera.
Las palabras muestran a hombres "atrapados en ese engranaje" (O Rapaz da Montanha), mujeres subyugadas con un deseo de liberación (Guarda-te), personas en busca de sí mismas (Andava Eu, Estranho Imperfeito), el duro trabajo en el mar (Lobos do Mar) o personajes que luchan con su mortalidad y son rehenes en el más terrible de los territorios: el país del "Si", de lo que queda por hacer (Madrugada). Como de costumbre, Ana Carolina Costa es la autora de la mayoría de las letras, con la excepción de Gito Lima (Estranho Imperfeito), Francisco Menezes (Esperança) y João Pedro Diniz (Vento Sem Fim).
Al final, lo que queda es un llamado a la acción, a liberarse de las ataduras del día, una lucha que vale la pena afrontar, pero que nunca renuncia al cielo de la esperanza. «¡No hay nada ahí abajo / pero hay tanto por hacer!», cantamos en O Rapaz da Montanha. El mundo creativo de Rodrigo Leão siempre ha estado íntimamente ligado a los afectos, ya sean familiares o amigos.
Como era de esperar, aparecen en este álbum nuevos y viejos cómplices, como Pedro Oliveira (amigo de la infancia, cantante de Sétima Legião, coproductor del álbum con Leão y João Eleutério, músico en varias canciones y cantante en Esperança) o un amigo y cómplice de varios proyectos (Sétima Legião, Madredeus y Os Poetas): el acordeonista Gabriel Gomes. También hay espacio para invitados como José Peixoto (guitarra clásica), Carlos Poeiras (acordeón), Francisco Palma (voz) o el ilustrador Tiago Manuel, quienes sin esfuerzo se convierten en ciudadanos honorarios de la obra de Leão.
Su familia más cercana también colabora: además del autor de la letra y su esposa Ana Carolina Costa, sus hijos Sofía, Rosa y António están presentes a lo largo del disco. Incluso los músicos convocados por Leão para este disco reflejan años de trabajo y complicidad:
La cantante, Ana Vieira - voz principal del disco Viviena Tupikova (violín) Bruno Silva (viola) Celina da Piedade (acordeón) Carlos Tony Gomes (violonchelo y autor de los arreglos de cuerdas) João Eleutério (guitarra, bajo y sintetizador) António Quintino (contrabajo) Frederico Gracias (batería y percusión).
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