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Escena de la obra ‘Blackbird’
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Escena de la obra ‘Blackbird’

Crítica de la obra de teatro 'Blackbird': los mayores mienten

martes 31 de enero de 2023, 07:53h

Una tenía entonces 12 años y Ray 40. La implacable determinación de Una hace posible que los dos vuelvan a encontrarse 15 años después. Será en el comedor de una oficina en la que trabaja ahora el hombre que, tras haber pasado por la cárcel y llevar tras de sí un incómodo -aunque bien ganado-, título de pederasta, ha cambiado su nombre por Peter… Es la tarjeta de presentación de ‘Blackbird’, del dramaturgo escocés David Harrower, adaptada al español por José Manuel Mora, en montaje dirigido por Fernando Sansegundo, que puede verse los domingos hasta mediados de marzo en el Teatro Lara.

De las inmensas facultades como actor de Juanma Gómez (Ray) ya sabíamos, pero el descubrimiento de Alba Alonso (Una) como otra inmensa actriz ha sido toda una sorpresa. El duelo interpretativo que, durante casi hora y media, mantienen ambos en un encuentro tenso, duro, de esos en los que hace falta un cuchillo finísimo para dejar pasar un poco de aire, es delicioso. Pero el tema es duro y mucho me temo que más frecuente de lo que cabría suponer. Un hombre mayor seduce a una niña. Hay miradas, tocamientos, huida conjunta, relaciones sexuales plenas y posterior abandono de la menor. 15 años después, convertida ya en una joven casi treintañera, logra contactar con ese adulto e irresponsable que la ha marcado de por vida. Y vuelve dispuesta a cobrarse el desmán, el abuso, la violación… ¿Habrá rehecho su vida tras pasar por la cárcel?, ¿tendrá ‘mujercita’?, ¿hijos…?

  • ¿Estabas ocupado?
  • ¡Sí! Todavía estoy ocupado. Estaba con uno de nuestros gerentes… Así es que, tal vez, me vengan a buscar muy pronto…
  • … ¿Y aquí es donde comes?
  • No, yo no. El personal
  • No deberían dejarlo así… El suelo. Está muy lleno…

Envases de bebidas, platos y utensilios de plástico, restos de comida, colillas, servilletas de papel esparcidos por todo el suelo… Ese es el habitáculo donde Una se encierra frente a su ya más que maduro depredador sexual que ahora trata de camuflar su vergonzoso pasado con una nueva identidad. Ella lo descubrió en la antesala de una consulta médica, en la contraportada de una revista sectorial y, a partir de ahí, no lo dudó ni un instante. Tenía que ir a por él…

  • ¿Me puedes decir por qué estás aquí?, ¿A qué has venido?
  • No nos van a interrumpir. ¡No quiero que entre nadie!, replica Una.

Valiente, decidida, osada incluso, Una va haciéndose dueña del cuadrilátero, como se diría en el argot pugilístico, y arrincona a su rival que, poco a poco, va hundiéndose (no os perdáis el lenguaje corporal de los dos actores, además de las palabras feroces que se lanzan…). Peter agacha la cabeza, encoge el cuerpo, llora, se defiende. Una se muestra agresiva, dolida como una fiera herida, y encaja con solvencia alguna que otra andanada del nuevo Ray reconvertido ahora en un empleado pobremente vestido que, sin embargo, trata de dar a entender a su interlocutora que es alguien importante, con cierta responsabilidad al menos, en la empresa que trabaja. Pero Una no quiere desperdiciar la oportunidad de hacer el mayor daño posible a su depredador sexual: “¿con cuántas otras niñas de 12 años has mantenido relaciones sexuales?”.

El escenario de la Sala Lola Membrives no es muy grande y la escenografía de Javier Botella, autor también del minucioso diseño de la iluminación, hace aún más angosto y opresor el espacio: alguna mesa, algunas sillas, la suciedad desperdigada por todos sitios… Todo delante de una mampara translúcida que recuerda, con una luz al fondo, que ahí detrás puede haber aún algunos trabajadores ultimando los pedidos del almacén. Y mientras, en primer término, dos soberbios actores transformados en agresor y víctima, atravesando emociones, culpas, recuerdos llenos de dolor, ganas de revancha por parte de Una, y reivindicación del derecho a tener una nueva vida después de haber pagado su error con la cárcel, por parte del abusador. Y toda la pelea psicológica, verbal, corporal se condensa aquí en voces altisonantes, agresivas o hipócritas (“los mayores siempre mienten…”), amenazas, miedos, fantasmas que surgen y se apagan entre las notas de una caja musical que abre y cierra la función sin permitir al espectador ni un solo segundo de respiro, de huida, de despiste sobre lo que está aconteciendo a dos palmos de sus narices.

Digno de elogio el trabajo de dirección de Fernando Sansegundo a partir de la fiel adaptación de José Manuel Mora trasladando al castellano el texto de Harrower y, por encima de todo, dos hermosas, tensas, logradas interpretaciones de Alba Alonso y Juanma Gómez. Un auténtico gozo, una propuesta para no perdérsela.

‘Blackbird’

Autor: David Harrower

Adaptación: José Manuel Mora

Dirección: Fernando Sansegundo

Reparto: Alba Alonso y Juanma Gómez, con la colaboración especial de Alba Bersabé

Escenografía e iluminación: Javier Botella

Fotografía: Daniel Dicenta Herrera

Diseño gráfico: Daniel Dicenta Herrera

Prensa y comunicación: MGC&Co. (Marian Gómez Campoy)

Producción: Arte&Desmayo, DDHFilms y Alba Alonso

Teatro Lara, Madrid

Todos los domingos hasta el 19 de marzo de 2023

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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