Crítica de la obra de teatro 'La profesora': más allá del protocolo escolar

Dos grandes actores, superadmirados y seguidos durante los últimos años en series de televisión, protagonizan, frente a frente, lo que parece un combate dialéctico y cultural en torno a una adolescente problemática. Isabel Ordaz (¡cómo olvidarse de su estremecedora interpretación de aquella madre en He nacido para verte sonreír), es América Alcalá, la entregada tutora de Daniela, hija de Ortiz, un pescadero de unos cincuenta años que trabaja en un supermercado, encarnado con desparpajo por Marcial Álvarez. Ambos vienen representando en el madrileño Teatro Bellas Artes ‘La profesora’, un texto de Eduardo Galán, que dirige Carla Nyman.

La profesora Alcalá (al borde de la jubilación, con dos hijos que viven fuera y que le hacen el caso justo -siendo extremadamente benévolos-, aficionada a tirar de los chupitos cuando la soledad se impone o cuando los problemas se presentan como inabordables…), es la tutora de la hija de Ortiz, y ambos se reúnen periódicamente para ver cómo abordan el fracaso escolar de Daniela. La distancia cultural entre profesora y padre es abismal. Ella no puede reprimir corregir a cada instante las expresiones incorrectas que permanentemente suelta el pescadero en sus reuniones de tutoría. Y así durante siete sesiones, padre y profesora irán limando las aristas que les separan e, incluso, irá surgiendo en ellos una atracción mutua que cada uno expresará a su modo y que, finalmente, no pueden ocultar…

Los conflictos extremadamente graves que plantea Daniela y que le cuestan varias expulsiones del centro escolar y la repetición de curso , son en realidad problemas secundarios al que verdaderamente se enfrenta la chica de los que sólo podrá salir con la ayuda que le prestan su padre (la madre, que abandona la casa tras su amante, apenas si la atiende), y su profesora, esa mujer madura, vocacional de la enseñanza y capaz de llegar mucho más allá de las cuatro paredes de la clase, para intentar elevar la autoestima de una de sus alumnas más problemáticas.

La historia, aunque formalmente bien construida, carece de toda sorpresa y -como decía entonces el presidente Rajoy de sí mismo-, es perfectamente previsible tutoría tras tutoría. Y, a nuestro humilde entender, el personaje interpretado por Isabel Ordaz, a fuer de tierno y afectado, acaba siendo poco creíble (repito que Ordaz es una actriz imponente y el punto que da a América es el que le ha impuesto la directora del espectáculo). No así el de Ortiz, abrumado, confuso, casi desesperado por no saber qué hacer con una hija que parece recoger todos los problemas habidos y por haber en la adolescencia, y que Marcial Álvarez interpreta con honestidad, fuerza y verdad.

Tanto el espacio escénico (un aula en primer término y los domicilios de los dos protagonistas en segundo), como el atrezo y el vestuario son obra de Mónica Teijeiro. La ajustada iluminación la firma José Manuel Guerra, y la música original y el espacio sonoro son de Julio Awad.

El montaje, con todo, es bien acogido por un público mayoritariamente adulto que, probablemente, se habrá visto reflejado en alguno de los dos personajes por haber vivido situaciones similares en hijos, sobrinos o nietos, también casi con toda seguridad no del calibre del de la hija del pescadero.

‘La profesora’

Autor: Eduardo Galán

Dirección: Carla Nyman

Reparto: Isabel Ordaz y Marcial Álvarez

Asesor dirección actores: Francisco Vidal

Ayudante de dirección: David Huertas

Espacio escénico, atrezo y vestuario: Mónica Teijeiro

Diseño de iluminación: José Manuel Guerra

Música original y espacio sonoro: Julio Awad

Dirección de producción: Luis Galán y Javier Ortiz

Coordinación técnica: Luis García Sánchez

Comunicación y producción: Beatriz Tovar y Borja Galán

Producción ejecutiva: Secuencia 3

Una producción de Secuencia 3, El Terrat, Saga Producciones, Hawork Studios, Avant Events, Agente Kaplan y Magasaz Gestoría

Teatro Bellas Artes, Madrid

Hasta el 15 de octubre de 2023