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Crítica de la obra de teatro '¿Que no…?': tratado del spoiler
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Crítica de la obra de teatro '¿Que no…?': tratado del spoiler

viernes 29 de octubre de 2021, 07:52h

Naves del Español en Matadero, acoge hasta el 21 de noviembre el espectáculo ‘¿Que no…?’, adaptación del libro Ejercicios de estilo de Raymond Queneau (1903-1976), hecha por Antonio Fernández Ferrer, Christian Boyer y Jesús Cracio, y dirigida por este último.

La obra, que se inspira en los postulados surrealistas del autor francés, está protagonizada por Javier Ballesteros, Nur Levi, Rosa Martí, Arturo Martínez Vázquez, Paloma de Pablo, Fernando Sainz de la Maza, Claudia Salas y Álex Villazán.

No sé si la frase era del periodista, escritor y corresponsal de guerra Manu Leguineche -quién, por cierto, como yo mismo, acabó sus días en la práctica oscuridad-, pero fue a él a quién se la escuché. Manu dividía a los colegas que se encontraba de guerra en guerra en dos tipos básicos: quienes venían de la guerra y cuando contaban lo sucedido lo hacían como si vinieran del bar de la esquina; y los que venían del bar de la esquina y, cuando lo contaban, lo hacían como si vinieran de una guerra.

La Tocata y fuga en Re menor de J. S. Bach inspiró a Queneau para tratar de destrozar la distancia existente entre teoría y práctica literarias. Así construyó un texto a partir de la creación de 99 variaciones sobre una única anécdota. Si aquí contase la anécdota, los puristas de nuestro tiempo me acusarían –y no sería la primera vez-, de destripar el argumento de la propuesta dramática, como si este fuera el único eje sobe el que bascula. Puede que hasta tuvieran razón, pero aquí lo de menos es la historia, la fábula, sino los 34 puntos de vista de cada uno de los personajes que la cuentan.

En realidad, como intentaba describir Leguineche, y aquí hace Queneau, hay tantas historias como personas que la cuentan, que la miran desde un punto de vista muy personal porque en ello influye su empatía, su cultura, su capacidad de observación, sus ganas de contarlo, de incluir hasta el más mínimo detalle, o ir al grano y sintetizarla al máximo.

Jesús Cracio ha trasladado al escenario todas esas historias personales sobre un hecho cotidiano que, probablemente, hemos vivido todos y cada uno de los espectadores y narradores, que hemos podido ver como dos viajeros que van en una línea de autobuses madrileña, en este caso el número 27, que va desde Embajadores hasta la plaza de Castilla. Uno molesta al otro con ligeros codazos cuando hay avalancha de viajeros y este se enfada hasta que, de pronto, ve un sitio libre y se abalanza sobre él para sentarse. Dos horas más tarde vuelve a encontrarse al personaje ofendido (cuello largo y sombrero con un cordón en lugar de una cinta), en la estación de Chamartín junto a un amigo más bajo que él, que le está intentando convencer de que el botón superior del abrigo hay que subirlo un poco más…

La historia es lo de menos. Lo importante es comprobar que todos y cada uno de los puntos de vista de quienes la cuentan (jóvenes, menos jóvenes, viejos, matrimonios, mujeres, hombres, eruditos, filósofos, paletos, atletas, policías, ladrones, músicos, poetas, nativos o foráneos…), aportan detalles y observaciones que, poco a poco y en realidad, van construyendo variaciones de una historia totalmente nueva, que conforma un número ilimitado de historias que parecen la misma, pero no lo son.

Escasísimos los elementos que componen la escenografía que firma Pablo Menor Palomo; variaciones de estilos de música elegidas y mezcladas por Iñaki Ruiz Maeso, con la Fuga de Bach como hilo conductor (en instrumentos como órgano, piano o guitarra, y diversos estilos que van desde lo sinfónico pasando por el jazz y el heavy…).

Fundamentales también la luz de Pilar Velasco, el vestuario de Beatriz Robledo y el movimiento escénico diseñado por Marta Gómez, que lleva a los actores de extremo a extremo del escenario componiendo figuras plásticas de gran belleza. Y, entre tanto, los ocho intérpretes van adoptando diversas personalidades -hay lucimiento para todos ellos-, y levantando la sorpresa, la hilaridad, la sonrisa, la desesperación y la reflexión en todos y cada uno de los espectadores y, como los 34 personajes que componen, seguramente de forma bien distinta en cada uno de ellos.

‘¿Que no…?’

Dirección: Jesús Cracio

Adaptación: Antonio Fernández Ferrer, Christian Boyer y Jesús Cracio a partir del libro Ejercicios de estilo de Raymond Queneau

Con Javier Ballesteros, Nur Levi, Rosa Martí, Arturo Martínez Vázquez, Paloma de Pablo, Fernando Sainz de la Maza, Claudia Salas y Álex Villazán

Voz en off: Ramón Langa

Diseño de espacio escénico: Pablo Menor Palomo

Diseño de iluminación: Pilar Velasco (AAI)

Diseño de vestuario: Beatriz Robledo

Diseño de sonido: Iñaki Ruiz Maeso

Coreografía: Marta Gómez

Ayudante de dirección: Pablo Martínez Bravo

Residencia de ayudantía de dirección del Teatro Español: Íñigo Santacana

Una producción del Teatro Español y SEDA

Naves del Español, Madrid

Hasta el 21 de noviembre de 2021

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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