La prima de riesgo a más de 530 puntos, en cifras superiores a las de otros países que tuvieron que recurrir al rescate europeo con los fondos del FROB, fue una señal clara: España no podría seguir mucho tiempo más financiándose en los mercados. Lo
comentamos aquí, en Diariocrítico, en un análisis de situación muy duro, que dejó claro que nuestro país no podía continuar más en esa senda.
Así, sólo quedaban dos opciones: el rescate al modo griego, irlandés o portugués, o un semi-rescate para evitar la humillación de la que es la cuarta economía de la zona euro: España. Nuestro país, gobernado por
Mariano Rajoy y un PP aliado de
Angela Merkel y otros líderes conservadores del continente, quería a toda costa evitar caer en la misma saca que países más débiles económicamente hablando, como los vecinos lusos, los también mediterráneos griegos o, en un modo distinto, los irlandeses.
Pero el caso de Italia marcaba un antes y un después desde que
Silvio Berlusconi se vio obligado a dejar el Gobierno transalpino para dejar paso a un tecnócrata,
Mario Monti, impuesto por Europa. Era un 'modo B' de intervención: sin rescate económico, pero con imposición de una dirección económica y política que seguía las líneas marcadas por los entonces líderes europeos, Merkel y
Nicolas Sarkozy. Este último, ahora es historia.
España, de esta manera, buscó una vía distinta. Sigue resistiéndose contra viento y marea a reconocer una intervención económica, y menos una irrupción política de un gobierno tecnócrata a la italiana. Así que Rajoy, presionando y también asumiendo reformas impuestas del liderazgo europeo, ha conseguido una 'tercera vía': saneamiento y sustentación de la banca para evitar el colapso financiero del país. Bankia marcó el paso: la mayoría de entidades necesitaban una inyección urgente de dinero y finalmente habrá ayuda europea.
El plan será el siguiente: la Comisión Europea y el Gobierno alemán ultiman una fórmula para conceder ayudas directas a la banca española sin la necesidad de la intervención. La solución podría consistir en una inyección de préstamos del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) al Fondo Ordenado de Reestructuración Bancaria (FROB), que a su vez le daría el dinero a los bancos. A cambio, se aplicaría un estricto plan de ajuste para los bancos, que incluiría fusiones y cierres de entidades sin futuro.
Las cifras varían según las fuentes. El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que la banca española necesita al menos 40.000 millones, pero el prestigioso salmón 'Financial Times' habla de 80.000 millones, justo el doble.
El presidente del Banco Central Europeo,
Mario Draghi, recordó que "cualquier decisión" deberá basarse en los cálculos del informe del FMI, que estará listo el viernes, y reclamó cálculos "realistas". Sobre un rescate de España o sus bancos, Draghi señaló que "no es el papel del BCE presionar a los gobiernos" y recordó que en primer lugar "hay que tener en cuenta los fondos disponibles por el propio Gobierno".
El ministro de Economía,
Luis de Guindos, en nombre del Gobierno español, recordó que cualquier ayuda de este tipo tendrá que esperar a conocer las auditorías encargadas a varias entidades para conocer el estado real de las cuentas de la banca nacional.
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