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'Perro' deja boquiabiertos de emoción y admiración a los espectadores de 'Cuarta Pared'

'Perro' deja boquiabiertos de emoción y admiración a los espectadores de 'Cuarta Pared'

martes 23 de diciembre de 2014, 19:08h

Dijo Germán Copini que no corren buenos tiempos para la lírica. Ni para la danza, podría añadir Daniel Abreu (La Matanza del Acentejo, Tenerife, 1976), coreógrafo y bailarín, y eso que acababa de conocer  hacía solo unos días que era el reciente Premio Nacional de Danza 2014 en la modalidad de creación. Un tan inesperado como justo colofón a un trabajo que se había iniciado en solitario en 2003 con   'Espera', y que al año siguiente continuaba con la creación de su propia compañía.

El sábado pasado, 20 de diciembre, el artista rescató una de sus coreografías más celebradas, 'Perro', con la que  se cerraba una serie   de cuatro espectáculos con los que la Compañía Daniel Abreu celebraba su 10º aniversario en Cuarta Pared, sala que acoge en residencia a la compañía desde el año 2013. 
 

La sala del número 17 de la calle Ercilla quería así dar carta de reconocimiento a un arte tan sublime como sutil, tan esforzado como  ciego, tan difícil como heroico. Y todo eso en un país, en una sociedad, que prima a un futbolista frente a un bailarín; o a un papanatas  que ha sabido airear en TV su escándalo, frente a un actor consagrado, a un escritor original, a un científico de prestigio, o a un ebanista  de primera. Como diría el maestro: ¡no es esto, no es esto...!

Pero aún en un panorama cultural tan funesto como el nuestro, existen artistas -Abreu es uno de ellos, sin duda- que son el norte de una sociedad que todavía puede  cambiar, que todavía está tiempo de  tomar conciencia de que lo único que realmente merece la pena en esta vida es la belleza, la alegría, la creatividad. El camino que Daniel ha escogido para  alcanzar ese estadio es el del baile contemporáneo como instrumento personal de contar historias humanas y cotidianas de la sociedad actual, mediante la danza. Y eso  es, en definitiva, lo que hace que un creador autodidacta, perfeccionista e incansable como es Daniel Abreu lleve ya diez años  empeñado en seguir sobreviviendo y creando belleza a partir del cuerpo en movimiento acompasado y armónico.

De todo eso y de mucho más está lleno 'Perro'. En una sala 'Cuarta Pared' totalmente abarrotada en sus 172 asientos, un público  expectante, respetuoso, entregado, hizo inmediatamente el silencio cuando vio aparecer desde un lateral del escenario a Daniel Abreu, que dio tres pasos y se situó hierático, serio, concentrado, mirando frente a frente al público. Con pantalones oscuros, camisa blanca y una corbata perfectamente anudada al cuello, su mano derecha hizo   interminables pasadas por su cara y cuando la abandonaba, una  sonrisa, una mueca, un rictus de amargura, de felicidad, de picardía, de  dolor, de placer... se desvelaba, al tiempo que esa misma mano derecha ordenaba una nueva e inesperada postura al brazo izquierdo. Y así, 8, 10 minutos para comenzar la primera parte de su coreografía 'Perro'.

El cuerpo  lo dice todo

Partiendo del referente de la danza clásica, Abreu utiliza el cuerpo con su máxima expresividad (unas veces, con ayuda de la música y otras, sin ella) y moviéndose a través de todos los recursos del espacio hasta lograr que el espectador  sea capaz de moverse también con él, con la imaginación, y la fuerza que le da la historia  que contempla.

Una de esas coreografías que forman parte del espectáculo de Abreu, y que da título al mismo, 'Perro', de bellísima concepción, factura y ejecución, con  el bailarín y coreógrafo, completamente desnudo, iluminado desde el lateral derecho del escenario por una potente luz, que refleja su figura en la pared izquierda, se mueve con una fuerza y una expresividad tal, que al espectador se le olvida que quien ejecuta esos movimientos es una persona y no un perro. Ahora entendemos lo que el mismo Abreu escribe en el dossier de presentación de su espectáculo de danza: "El cuerpo, es el único instrumento visible o por lo menos previsible. Lo que se dice antes o después no tiene mucho sentido, quizás el entretenimiento".

Inaudito, pero no había sonado ni un solo móvil (habría que añadir  una nueva figura en el Código Penal para sancionar a quienes no  apaguen sus móviles durante un espectáculo, una conferencia o un oficio religioso; ¡qué falta de respeto a los demás, por Dios!), ni un atisbo de inquietud, de incomodidad, de nerviosismo o hastío entre el público en los  instantes de silencio que necesariamente tenía que mediar entre coreografía y coreografía. Un público 10 el que se concentró el sábado 20 en 'Cuarta Pared' para disfrutar y admirar a un artista 10, Daniel Abreu.

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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