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María Hervás, enorme y conmovedora Jbara en 'Confesiones a Alá'

María Hervás, enorme y conmovedora Jbara en 'Confesiones a Alá'

lunes 26 de enero de 2015, 16:19h
'Confesiones a Alá' es la primera novela de Saphia Azzeddine, una joven autora de origen marroquí (Agadir, Marruecos, 1979), pero que ha vivido y estudiado en Suiza y Francia, en donde su texto, adaptado al teatro, se representó por primera vez. Azzeddine se  licenció en Sociología y ese es un aspecto muy importante  a la hora de juzgar la profundidad y el alcance de un texto que conmueve y agita las conciencias tanto en forma de novela como de monólogo, que es como ahora se representa en el Off del Teatro Lara, de Madrid (aunque antes ha pasado por otras salas de la capital), en Dirección y Adaptación ejemplares de Arturo Turón.

La sala recibe a los espectadores con olor a incienso y versos del Corán envueltos en una música mística y una mujer joven cubierta por un niqab negro. Pero muy pronto, a través de sus confesiones  descarnadas, conmovedoras, desgarradoras, aunque salpicadas de un humor siempre inocente y a veces afilado como un cuchillo, llevan inmediatamente al espectador a uno de los temas constantes en toda la obra, la sexualidad de la mujer en el islam.

Jbara es una joven pastora de 16 años que habita en las montañas del Atlas marroquí. Su familia, analfabeta e ignorante, sobrevive en la más absoluta pobreza, en medio de las montañas, pastoreando un par de cabras y malcomiendo lo que pilla: "Mi madre pela cebolla todos los días para poder llorar en paz. ¿Tendré yo un día feliz en mi vida?".

Es el único personaje sobre el escenario que, en un monólogo de 120 minutos, va relatando su historia terrible, llena de sumisión, violencia  física, violaciones y  vejaciones (físicas, morales y psicológicas) constantes. A través de sus palabras, de sus confesiones, de su diálogo a tumba abierta con el mismo Alá, Jbara  busca una forma de  salvación personal.   

La joven  recorre un trayecto vital que la lleva  desde el lugar más perdido del Atlas marroquí hasta convertirse en tercera esposa de un imán sexagenario, pasando por el ejercicio de la prostitución o el abandono de un hijo al que da a luz después de haber sido repudiada  por su familia.      
El monólogo está dividido en tres actos, uno por cada uno de los hombres que se han cruzado en su vida, y en la dramaturgia tanto el sonido como la luz adquieren una importancia crucial, que acentúan   los momentos psicológicos por los que pasa Jbara.  
  
Inolvidable 

Jbara es María Hervás, cuyos trabajos en algunas series de televisión  desconozco del todo (tengo la sana costumbre de no sentarme  delante de la pequeña pantalla más de 10 minutos diarios para bajar la media de las más de 4 horas de los españoles), es una actriz  imponente, enorme, que cuaja en este montaje una actuación inolvidable.  En cada momento llena a su personaje de la inocencia, la densidad, la humanidad, la pasión y los matices necesarios y apropiados que provocan esa vibración y esa conexión necesarias  para que un espectador no olvide jamás una noche de teatro.

Escribo estas líneas 48 horas después de haber vivido esas dos horas inolvidables con María Hervás dando vida a Jbara, y todavía no he podido sobreponerme al encogimiento, la conmoción, la turbación que  esta joven actriz es capaz de transmitir desde todos los poros de su piel a todos y cada uno de los espectadores que, miércoles tras miércoles, llenan hasta la bandera el Off del Lara con la seguridad de  que lo que van a vivir será único. 

Lo confieso, a mí es la obra que más me ha sacudido la conciencia   en el último año, en el que -Vd. es testigo de ello- asisto al teatro con  la misma frecuencia que pasión, y María Hervás ha sido el más feliz de los descubrimientos que he tenido. Mi más sincera enhorabuena a María Hervás, y a Arturo Turón, por esta adaptación tan modélica y por una dirección que tanto ha ayudado a la actriz a dar lo mejor de sí misma.

Si Hervás es capaz de escoger las obras y los personajes apropiados  en sus futuras citas teatrales, podemos estar ante una de esas figuras del escenario que marcan toda una época. Sé que decir estas cosas a una joven actriz como María Hervás, puede hacerle caer en el engreimiento y convertirla en una diva insoportable, pero ese es un riesgo que no hay más remedio que correr. Condiciones y capacidad  tiene de sobra; el resto, su camino, depende en gran medida de ella misma. 

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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