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Conductos de gas
Conductos de gas (Foto: Ministerio de Economía alemán)

El futuro del gas en España: innovación y nuevos desafíos

Por Agencia
lunes 29 de septiembre de 2025, 10:52h

El sector del gas en España hoy parece estar en esa típica encrucijada que uno encuentra cuando tiene que elegir entre el confort del presente o arriesgarse a cambiarlo todo por el futuro. Por un lado, mantiene el suministro ( una especie de pulso constante, casi tranquilo, para los hogares y la industria ( pero también carga con la enorme expectativa de adaptarse para poder cumplir los ambiciosos objetivos de descarbonización. En la práctica, la tarea no es sencilla: hablar de gases renovables como el hidrógeno o el biometano es hablar de una carrera cuesta arriba llena de retos normativos y mercados que parecen girar como una veleta. Sin embargo, si pensamos en la experiencia de otras empresas y países, se vuelve más tangible el valor de avanzar con proyectos de innovación en la producción de gas que ya están inspirando al sector.

En esta fase de incertidumbre y posibilidades, la propia evolución tecnológica decidirá el tipo de papel que jugará el gas en nuestro futuro energético colectivo. No se puede negar el atractivo de modelos como el de Total Energies Gas en la transición, pues acercan nuevas formas de entender la energía y su suministro en la vida real.

¿Qué papel jugarán los gases renovables en el futuro energético?

Antes de sumergirnos en datos técnicos, es importante recalcar que la presión social y política está moviendo rápido las piezas del tablero energético. La transición en España busca darle la vuelta al sistema gasista tradicional y abrirle la puerta a los gases renovables. Es una apuesta ambiciosa ( casi de película ( que pretende no solo reducir la dependencia exterior sino empujar de frente la neutralidad climática. Todo esto se apoya en la idea, muy lógica, de adaptar las viejas infraestructuras; así, lo que antes solo transportaba gas natural, de repente tiene que ser suficientemente versátil para llevar nuevas mezclas energéticas con rigor y, sobre todo, seguridad.

Curiosamente, instituciones tan formales como Enagás han tomado una postura muy activa. No se limitan a “supervisar”, sino que parecen empeñadas en garantizar que el suministro fluya mientras actualizan la red a marcha forzada. La digitalización, palabra que escuchamos cada vez más en tertulias y medios, lidera las inversiones junto con el desarrollo de habilidades para que el sistema pueda absorber alternativas más limpias.

La apuesta por el hidrógeno y el biometano

Pocos protagonistas generan tanto revuelo como el hidrógeno renovable y el biometano. No solo pintan un futuro menos gris para el medio ambiente, sino que aportan una segunda línea de defensa al suministro, como si fueran los porteros del equipo energético. Pero, claro, para que esta transformación no quede en buenas intenciones, harán falta mecanismos serios de certificación y garantías. Solo así la confianza florece en un mercado que exige cada vez más trazabilidad y transparencia.

Modernización de las infraestructuras

  • Digitalización: Sin una gestión digital avanzada, las posibilidades de flexibilidad y eficiencia se reducen dramáticamente. Hoy, la red debe aprender a hablar el idioma de los datos.
  • Infraestructura adaptada: No basta con pequeños arreglos; las redes necesitan transformarse en expertos malabaristas para manejar mezclas variadas de gases.
  • Plataformas de datos: La transparencia ya no es un lujo, sino condición para el futuro. El acceso abierto a la información acelera la toma de decisiones y pone al sector a la altura de las expectativas sociales y ambientales.

Sin estos cambios, la idea de una economía circular aplicada al gas sería eso, solo una idea.

Los principales desafíos que afronta el sector del gas

Ahora bien, nadie dice que la ruta está despejada: si miramos de cerca, los desafíos aparecen en cada esquina, desde regulaciones cambiantes hasta la influencia de los vaivenes geopolíticos. Resulta imposible dejar la seguridad del suministro en un segundo plano, aunque el sector no tenga más remedio que invertir en alternativas para sobrevivir a medio plazo.

Adaptación a los objetivos climáticos y regulatorios

Quizá el reto más visible está en los nuevos objetivos climáticos. Aquí, tanto normas nacionales como europeas empujan casi a la fuerza hacia la reducción de combustibles fósiles tradicionales, lo que impone una transformación que no es solo tecnológica, sino también legal. La supervisión de los cambios, más allá del papel, recae en figuras como la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que se han convertido en verdaderos árbitros ante la avalancha de innovación.

Inestabilidad geopolítica y de mercado

El tablero internacional añade un toque de incertidumbre que a veces descoloca incluso a los más experimentados en el sector. La volatilidad de los precios y los giros inesperados de la geopolítica determinan dónde y cuándo conviene invertir en infraestructuras, desde almacenes estratégicos hasta nuevas conexiones con otros países.

¿Cómo se distribuye el consumo de gas y qué se espera a futuro?

El consumo de gas en España, aunque predecible en parte, empieza a mostrar señales de cambio. La eficiencia energética y la electrificación de procesos apenas levantan vuelo, pero insinúan un futuro menos dependiente del gas si todo sigue esta tendencia.

Patrones actuales de la demanda

Hasta hace poco, la industria y la generación eléctrica lideraban el consumo de gas, una tendencia tan estable como una costumbre familiar. Recientemente, esto se ha mantenido, pero la modernización y ciertos cambios podrían alterar este equilibrio y ralentizar el crecimiento del consumo general en los próximos años.

¿Quiénes son los mayores consumidores de gas en España?

No es difícil adivinar que el grueso del gas termina habitando en las grandes fábricas y en las plantas de generación eléctrica. A continuación, un sencillo listado para visualizarlo mejor.

Sector Principal de Consumo

Nivel de Demanda

Industria

Dominante

Generación eléctrica

Dominante

Residencial y comercial

Secundario

Pero, ojo, porque el auge del autoconsumo y la eficiencia energética, sobre todo en hogares y pymes, amenaza con frenar la demanda industrial más de lo que muchos anticipan.

A grandes rasgos, podríamos decir que el sistema gasista español no planea desaparecer, sino transformarse. Que logre integrar realmente el hidrógeno renovable y el biometano será el detalle que decida su importancia futura. Si lo consigue, no solo sobrevivirá, sino que podría volverse imprescindible en la carrera hacia la neutralidad climática, actuando como un puente entre la tradición y la energía del futuro.

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