Los datos de inflación en Estados Unidos correspondientes a junio revelaron un repunte en los precios al consumidor, con un aumento del 0,3% mensual y del 2,7% interanual, impulsado por los mayores costes de la energía y ciertos bienes. No obstante, la inflación subyacente, que excluye los componentes más volátiles, se mantuvo contenida en un 0,2% mensual y un 2,9% anual, por debajo del umbral del 3% anticipado. Estos resultados sugieren que, si bien los aranceles recientes comienzan a reflejarse en los precios, las presiones inflacionarias aún no son lo suficientemente generalizadas como para forzar una acción inmediata por parte de la autoridad monetaria, que podría optar por mantener su postura en la reunión de julio y postergar decisiones relevantes hasta después del verano.
En el ámbito internacional, el crecimiento económico de China superó ligeramente las previsiones, con un avance del 5,2% interanual en el segundo trimestre, respaldado por el crecimiento de las exportaciones y políticas de estímulo interno. A pesar de la tregua comercial pactada con Estados Unidos, persiste un entorno global adverso, acentuado por la caída en las importaciones, una demanda interna debilitada y señales deflacionarias. Si bien los datos oficiales muestran una resistencia destacable frente a los embates arancelarios, el crecimiento podría moderarse en la segunda mitad del año ante la persistencia de desequilibrios estructurales y la reducción del margen fiscal. La combinación de estos factores consolida un panorama de cautela para los mercados globales, con una atención creciente sobre los próximos movimientos de política monetaria y comercial en las principales economías.