www.diariocritico.com
Imagen propmocional de Motomami de Rosalía
Imagen propmocional de Motomami de Rosalía

Crítica del disco 'MOTOMAMI' de Rosalía: el que ríe el último, ríe mejor

viernes 18 de marzo de 2022, 21:00h

Rosalía saca 'MOTOMAMI', su tercer disco, y todo el mundo parece tener una opinión sobre el mismo, como si fuera la guerra de Ucrania, la pandemia o la calima sahariana. Como con todo lo que triunfa en España no suele haber término medio, los hay que piensan que es lo más grande que ha salido de aquí desde Lola Flores mientras que otros piensan que su globo está más inflado que el zepelín Hindenburg. La aparición de los sencillos de adelanto estaba inclinando la balanza hacia lo segundo, sobre todo por la irritante 'Chicken Teriyaki', pero con la llegada del disco ha quedado confirmado que la catalana se guardaba las mejores canciones para sí, posiblemente para provocar y reírse la última.

Nota: 8/10

Queda claro que Rosalía nos ha tomado el pelo con los sencillos, 'MOTOMAMI' vuelve a ser un disco notable en el que ha vuelto a hacer una obra coherente, esta vez alrededor de su recién adquirida fama, y en el que caben muchas influencias, volviendo a tirar del flamenco, pero incorporando reguetón, salsa, bases hip hop, sin olvidar esas baladas marca de la casa. El resultado es como meter en una batidora a Arca, Kanye West, Kiko El Crazy, Fernanda de Utrera, M.I.A. o James Blake y aunarlo todo gracias a una voz poderosísima que sigue siendo su gran arma.

El disco vuelve a fluir a la perfección con un logrado contraste entre los temas más bailables y las baladas para partirte el corazón, no en vano está dividido entre la parte 'Moto', la más primaria y salvaje de la feminidad, y la 'Mami', la más maternal y suave. El experimento se traslada también a lo musical con una energía binaria, en la que. por un lado, suena sucio, agresivo y experimental, y, por otro, dulce, sentido y tierno, algunas veces incluso en la misma canción. Quienes creían que esto iba a ser un disco comercial se quedarán sorprendidos.

El disco se abre con 'Saoko', la parte más barriobajera y reggaetonera, el 'beat' industrial y agresivo es muy bueno y el mensaje va dirigido a los que querían un 'El Mal Querer II', "Soy una mariposa, yo me transformo". La canción también se transforma, con un puente instrumental de piano de jazz. Se nota que ha estado escuchando a Kiko El Crazy, "yo soy la pampara", y que quiere asimilar el reguetón a su estilo. 'Candy' parece un mensaje directo a C Tangana, "Ya no te quiero como antes, me rompiste, pero solo en parte. Llevaba tu esclava para pensarte pero de olvidarte yo ya hice un arte (...) Pero tú no me has olvida'o", y tiene una enorme interpretación vocal.

Luego llega 'La fama', el primer adelanto del disco, que nos da el tema principal del disco. Nuevamente se puede ver como una referencia a su relación con "el madrileño", "Yo tenía mi bebé, era algo bien especial pero me obsesioné con algo que a él le hacía mal, miles de cancione' en mi mente y él me lo notaba". Es una buena canción, pero, como ha demostrado su reciente actuación en el SNL, no necesitaba de la colaboración de The Weeknd. 'Bulerías' es toda una declaración de intenciones para quien echara de menos a la Rosalía cantaora, un mensaje para los críticos "soy igual de cantaora con un chándal de Versace que vestidita de bailaora". Que nadie se olvida de que esta mujer te puede emocionar usando solo su voz, menciones a Manolo Caracol, Niña Pastori y José Mercè pero también a Lil' Kim, a Tego y a M.I.A, para una canción que sigue con el tema del disco, "y aunque no tenga dinero, no tenga a nadie, yo voy a seguir cantando porque me nace".

Y luego llega 'Chicken Teriyaki' que a algunos les ha parecido mejor en el contexto del disco pero que a mí me sigue pareciendo la misma estupidez de siempre, un tema hecho exclusivamente para triunfar en TikTok, con su coreografía, pero que es la peor canción que ha sacado hasta la fecha la cantante. Un bajonazo en toda regla.

Luego llega 'Hentai', otra canción que había provocado mucha polémica por su banal letra, esta vez sí que me cambio de bando, se trata de una balada íntima que lleva el nombre de un manga X, en la que canta sobre la "pistola" de Rauw Alejandro con la misma delicadeza que si fuera Hope Sandoval cantando 'Fade Into You'. No se puede cantar mejor, solo así se puede explicar que las frases más insustanciales del mundo suenen a gloria divina en su voz. Por cierto ese "so good" del final, con esa producción a lo Arca, lo podría haber cantado a la perfección el añorado Frank Ocean.

En 'Bizcochito' vuelve el ritmo y las influencias trap, eso sí, esos "tarara tarara" se meten en tu cabeza como un taladro, nuevamente sigue sentando cátedra sobre su fama, "no basé mi carrera en tener hits, tengo hits porque yo senté las bases" además de darle tiempo para mandar un mensaje a La Mala: "¿Qué más da que me tire La Mala? Si Haraca me tira la buena".

'G3 N15' es uno de los momentos más hondos del disco, como si fuera la sucesora del 'Bagdad' de 'El Mal Querer', con el uso del autotune, nuevamente una demostración de poderío de una voz hecha para hacer correr ríos de lágrimas de emoción. Dedicada a su sobrino Genís, al que apenas ha podido ver en estos dos años por centrarse en su carrera, al final, mete un mensaje de su abuela, "qué complicado es el mundo en el que se ha metido Rosalía, pero bueno si ella es feliz, yo también soy feliz".

Después del emocional mensaje de su abuela corta por lo sano y mete la canción titular que es una especie de intermedio duro y directo. Luego llega 'Diablo', con el autotune al máximo y una explosión de todas las Rosalías posibles, la cantaora, la reggatonera y, hasta, la baladista colaboradora de James Blake. 'Delirio de grandeza' vuelve a demostrar la fuerza como intérprete de Rosalía, esta vez con un bolero de los 50 del cubano Justo Betancourt. Una maravilla que nos deja esperando su disco Fania, aunque no se olvida de actualizarlo un poco metiendo un sample de Vistoso Bosses y Soulja Boy.

'CUUUuuuute' tiene una percusión sucia y abrasiva como las del Kanye West de 'Yeezus', pero de repente se hace el silencio y Rosalía canta solo sobre un piano y el mundo se para, hasta que las percusiones vuelven a entrar como metralletas y cañonazos. 'Como un G' es otro de los momentos álgidos del disco, una balada nocturna en la que vuelve a asomar la sombra de James Blake. 'La combi Versace' nos vuelve a demostrar que los adelantos no estaban a la altura del disco, y es que Rosalía ya había enseñado una colaboración con Tokischa pero no le llegaba a la suela de los zapatos a este imparable trallazo en el que se mezclan flamenco, trap, Fania y un ritmo increíble. Esta sí que debería ser uno de los sencillos.

El punto final llega con 'Sakura', Rosalía se quita el chándal de Versace y se vuelve a poner el de cantaora, nos emociona diciendo que la fama es efímera y no dura, cuando tenga 80 años podrá mirar atrás y reírse de ella, de la fama y de sí misma. También de los que pensamos que 'Chicken Teriyaki' era la prueba irrefutable de su caída desde las alturas. Tenemos Rosalía para un buen rato.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
1 comentarios