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Centenario del realizador

Elia Kazan, un cineasta marcado por la “caza de brujas”

EliaKazan en una imagen de la Libreria del Congreso de EEUU
EliaKazan en una imagen de la Libreria del Congreso de EEUU (Foto: Kavallines, James)
martes 08 de septiembre de 2009, 13:59h

Elia Kazan falleció en el año 2003, cuatro años después de que Hollywood le diese uno de los Óscar honoríficos más discutidos de la historia. Y no es que la filmografía de Kazan no se lo mereciese, la discusión venía por el hecho que marcó su carrera y, probablemente, su vida. Kazan había delatado a varios excompañeros en la “caza de brujas” desatada por el senador McCarthy.

Este hecho eclipsó su condición de gran director, su descubrimiento de Marlon Brando o el hecho de ser considerado por Martin Scorsese uno de los “padres” del cine moderno gracias a títulos como “Un tranvía llamado deseo”, “La ley del silencio” o “América, América”.

Kazan nació en Turquía, en el entonces Imperio Otomano, dentro de una familia perteneciente a la minoría griega. Las experiencias de su familia se verán expresadas en su última gran película “América, América” (1963). Una mirada a las confrontaciones entre los musulmanes turcos y los cristianos ortodoxos griegos que termina con la emigración a la Tierra Prometida: EEUU.

Kazan llegó allí de niño y su primera pasión fue el teatro, en la Universidad de Yale estudió Arte Dramático a partir de 1930 y llegó a debutar como actor en una obra protagonizada por Humphrey Bogart. Fue en los 40 cuando su nombre comenzó a despuntar en Hollywood con películas como “Lazos Humanos” (1945) y “La barrera invisible” (1947), por la que ganó su primer Óscar al Mejor Director. Pero su aportación fundamental en esta época fue la fundación del “Actor´s Studio” junto a Cheryl Crawford y Robert Lewis. Esta escuela de interpretación es de donde saldría la forma hegemónica de actuar en cine y teatro hasta tiempos actuales. También fue allí donde saldría el hombre que lo cambiaría todo, Marlon Brando.

En 1951 Kazan comenzó a rodar su versión cinematográfica de “Un tranvía llamado deseo”. Para el papel de Blanche decidió contar con Vivian Leigh, la Escarlata de “Lo que el viento se llevó”, mientras que para el de Stanley se trajo a su alumno más aventajado, Marlon Brando, que ya había sorprendido en los teatros con su actuación. La lucha entre Blanche y Stanley era la del viejo Star System contra el “Método Stanislavski”. El Óscar lo ganó Leigh pero la batalla la ganó Brando gracias a sus desgarradores gritos de “¡Stella!”. Había nacido una nueva forma de actuar.

La caza de brujas y el mccarthysmo

El éxito de la adaptación de la obra de Tennesse Williams llevó a la pareja Kazan-Brando a repetir para su siguiente película “¡Viva Zapata!” una biografía del líder indígena de la Revolución. Era 1952 y Kazan se encontraba en el ojo del huracán, ese año fue llamado a declarar ante el Comité de Investigación de Actividades Antiamericanas promovido por el infausto senador McCarthy. Kazan primero reconoció haber sido militante comunista de 1934 a 1936, pero se negó a dar nombres. Algo que acabaría haciendo posteriormente y de forma voluntaria. La delación le permitió mantener su posición de privilegio dentro de la Meca del Cine pero le convirtió en un “chivato” para muchos de sus compañeros.

Lejos de arrepentirse Kazan filmó una película llamada Man in a tightrope, que en España se llamó, significativamente, “Fugitivos del terror rojo”. Después de esto Kazan intentó lavar su conciencia rodando la que es, sin duda, su obra maestra, “La ley del silencio. Fue su última colaboración con Brando que bordó el papel de ex boxeador tierno y medio sonado. La historia es una clara apología a la delación e incluso hace alguna analogía con Jesucristo. No sabemos si Kazan pudo dormir tranquilo después de aquello pero desde luego firmó su mejor trabajo.

Luego acometió “Al este del Edén” con el nuevo astro de la pantalla, James Dean. Dean siempre había querido ser Brando y el ser dirigido por Kazan fue lo más cerca que estuvo en su vida. El director demostró su habilidad a la hora de dirigir actores consiguiendo del sobreactuado mito su mejor actuación.

Con “Baby Doll” volvió a Tennesse Williams y logró que la Legión Católica de la Decencia pidiese la retirada de la película por contener escenas de gran contenido sexual. Volvió a tocar algunos de los tabúes sexuales de la sociedad estadounidense con “Esplendor en la hierba” película en la que descubrió al gran público a Warren Beatty.

Los últimos años de Elia Kazan

En 1963 rodó su querida “América, América” cuyo fracaso económico le mantuvo alejado de las pantallas varios años. Las últimas tres películas que filmó se encontraron con un Hollywood muy distinto, dominado por una nueva generación que había aprendido mucho de su cine. En 1999 cuando le fue concedido el Óscar honorífico a toda su carrera, los encargados de entregárselo fueron Martin Scorsese, uno de los principales exponentes de esa generación, y Robert De Niro, al que muchos consideraban el heredero más legítimo de Marlon Brando. Pero cuando llegó el momento de la que debería haber sido la gran ovación de su vida, la mitad de la sala permaneció sentada, algunos ni siquiera se molestaron en aplaudir. El estigma de delator volvía a aparecer en su vida, una vida marcada por aquel lejano acto de 1952 del que nunca se retractó.

Kazan murió en 2003 a los 94 años de edad, había ganado dos veces el Óscar al Mejor Director, fundado el Actor´s Studio y descubierto al actor más famoso del Siglo XX. Sus esquelas las encabezaban palabras como “traición”. “conciencia” y “delación".

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