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'Lágrimas de cocodrilo': ¡A por todas!

'Lágrimas de cocodrilo': ¡A por todas!

- Crítica literaria: El secreto de Camilleri

viernes 16 de noviembre de 2012, 11:41h
Yo soy una obsoleta. Y seguramente, el tema que va a centrar estas columnas también lo está, me digo mientras miro mi biblioteca, un montón de volúmenes igualmente llenos de obsoletos, si no de muertos, que ya es el colmo de la obsolescencia.

Novelas, poemas, ensayos... y todos en papel, impreso, apilado, cortado, numerado y cosido por un lomo. Libros. Pero:  la cultura, las industrias culturales, suponen un 4% del PIB de España, alrededor de 35.000 millones de euros anuales, de los cuales, el "papel" -libros y prensa- mueven casi la mitad, y la creación y la producción, si lo vemos por fases, el 55%. En el Producto Interior Bruto, lo que históricamente se considera menos bruto, que es la Cultura, es más importante que la energía (3%) y que el sector agrario, ganadero y de pesca (3,7%) ¿La economía, imbécil? Pues sí, la economía. También.

Obviamente, yo no voy a derramar mis lágrimas por la economía, aunque ahora esté para llorar. Me interesa más la creación, que resulta ser lo más productivo y además, lo más disfrutable, y, sólo porque es imposible que la conozcamos sin ella, la producción. Es decir, las industrias culturales.  Así que lágrimas y dientes, lo propio de los cocodrilos, que, lloren o no, muerden. ¿Recuerdan aquella canción ochentera, la de los Hombres G.?

La que avisa no es traidora.

Ah, los ochentas. No nos lo podíamos creer. Salíamos del oscuro, sólo podíamos ir a mejor. Y no como ahora. Que tenemos, cómo decir, otro estado de ánimo. Un poquito obsoleto. Claro que si damos una ojeada a los temas que recorren el medio cultural -quitando los recortes, que tiempo habrá- uno se encuentra con Juan Manuel de Prada y su cosa joseantoniana (qué afición a los versos del Cara al sol, Me hallará la muerte, que no, que no te llegará de momento, y nadie borda las camisas a estas alturas) mucho libro de reescritura de la historia, a favor del viento gobernante, claro, y, en medio de un mapa disperso y un territorio lleno de yerbajos -que me perdone Michel Houellebecq, que nos ha visitado como poeta hace bien poco, este juego con el título de su novela- la recuperación de, al menos, dos viejos debates: el del boom latinoamericano, y el de los novísimos. Y yo me pregunto: Obsoletos?

La verdad es que los dos me son muy queridos. El año que viene cumple cincuenta años Rayuela, la genial novela de Julio Cortázar, que viene a ser, después de unos años en el limbo, ese tiempo de silencio que sigue a la muerte del escritor, la quintaesencia de lo que supuso el boom. Pero no es por ese cumple por lo que está ahora el tema en el candelero: es por la reedición, por Alfaguara, de Los Nuestros, el libro que Luis Harss publicó en 1966, en lo que están dando en llamar "el minuto cero del boom".  O a lo mejor el minuto dos, pero muy al principio. La primera edición me mira desde un estante, ya muy mayor: cuarentaymuchos. Su nómina -pensada en realidad para nombrar a los que él consideraba los mejores escritores vivos de "nuestra América", incluyendo Brasil- nombraba a Borges, Asturias, Guimaraes Rosa, Onetti, Cortázar, Juan Rulfo, Carlos Fuentes, García Márquez y Vargas llosa. Pero luego, el boom, tan contestado por Pepe Donoso, sería un poco lo que hicieron el poeta y editor Carlos Barral y un poco más aún, Carmen Balcells, la todopoderosa agente literaria, la Reina. Los titulares: Cortázar, García Márquez  y Vargas Llosa. El teórico y muñidor: Carlos Fuentes. Los ausentes: el grande, grandísimo Guillermo Cabrera Infante, y los muy estimables y para mi muy queridos Manuel Puig y José Donoso, además del indiscutible Alejo Carpentier y el magnífico Lezama Lima. Como Harss no se calla, y hace muy bien, y éste es un tema que en cuanto se revuelve saca chispas en los mentideros literarios madrileños, porque es una vieja herida con muchos rencores -y tonta sería la editorial Alfaguara si no le da aire, según están las cosas- y como a mí me apasiona, que todo hay que decirlo, éste es un tema que nos dará para más. Como el de los novísimos, que se lo prometo para el martes.

 Pero, por volver al principio, todos mayorones.... o muertos, ay. Pero, obsoletos? Yo creo que están vivos y coleando.  Andrea Camilleri empezó su serie protagonizada por el comisario Montalbano cuando había cumplido 69 años. Ahora tiene 87, y sigue escribiendo uno por año, que espero con impaciencia cada vez. Acaba de aparecer en castellano La danza de la gaviota, bajo el sello de Salamandra. Si ustedes gustan clickar, anexa está la crítica de esta novela absolutamente recomendable.

De pequeña me impresionaba el arma de cazar cocodrilos. Un palo, una estaca. Como a los vampiros en el corazón, a los saurios en la boca. Les impedía cerrarla, pero sobre todo, les impedía abrirla. No sé qué me haría una estaca en el corazón, pero si a mí me cierran la boca, por obsoleta que fuera mi persona, también me matan. Permítanme que llore.

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