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Volvieron a fracasar los toros de Pereda

Pase de pecho de Morenito a su primero
Pase de pecho de Morenito a su primero

San Isidro: lo previsto, primera de Feria y primer petardo... sobre todo ganadero

jueves 09 de mayo de 2013, 22:28h
Toros de JOSÉ LUIS PEREDA, desiguales de presentación, destacando el gran trapío del 6º. Todos descastados y mansurrones, aunque nobles. DIEGO URDIALES: silencio tras aviso; silencio tras aviso. LEANDRO: silencio tras aviso; silencio. MORENITO DE ARANDA: silencio; silencio. Plaza de Las Ventas, 9 de mayo. 1ª de Feria. Algo más de tres cuartos de entrada.
Es la crónica de un fracaso anunciado. Ya lo titulábamos así en la previa, al hablar de una ganadería fracasadora, la de Pereda, que sumó una muesca más en su serie de petardos consecutivos, que datan de hace ocho temporadas y olé. O, mejor, 'desolé. Y, por tanto, la empresa ya tiene argumentos para seguir anunciándola el año próximo o incluso repetirla éste, con un par... de banderillas a los paganos de la afición. Y si falla el elemento esencial de la Fiesta, que es el toro, auténtico protagonista del espectáculo, no puede ir bien la función para sus antagonistas, los coletudos.

Claro que, pese a este encierro de bueyes, a los que sólo les faltaba el cencerro, se le podía haber sacado mayor partido por parte de la terna, ya que los animales eran noblotes y al menos ante ellos se esperaba más decisión y riesgo, mayormente del veterano Diego Urdiales, cosidos el cuerpo y el alma de mil cornadas en los ruedos -también en los despachos- por sus peleas antes victorinos y otros bicornes de la línea dura y encastada, y que ahora fracasó sin paliativos en esta primera del abono. 

Apático, desilusionado y como de vuelta de todo o como si sumara un montón de contratos ya firmados, el riojano deambuló por acá y por acullá a base de trapazos y enganchones ante un lote que, por supuesto, cantando la gallina -¿o eran gallinas?- de su mansedumbre  al menos obedecía al toque de la flámula en los inicios de las faenas, pero Urdiales jamás intentó la ligazón y menos la quietud, quedando por debajo de sus enemigos, lo que tiene (de)mérito.

Algo más de entrega aportó Leandro, que tras perseguir por el ruedo al feote primero, le extrajo en la querencia algún natural vistoso suelto, aunque ventajista. No sabemos qué le vería al castaño chorreado en verdugo quinto, pues para sorpresa general lo brindó a la parroquia, quizás para despertarla, lo que se agradece, pero pronto comprobó que de aquel pozo de mansedumbre nada se podía sacar.

Luis Carlos Aranda vuelve a lucirse con los rehiletes

El de mayor entrega, sin tirar cohetes, fue Morenito de Aranda, afanoso y decidido con el tercero sin más, aunque la labor se fue diluyendo, y que lució en unas buenas verónicas de recibo al torazo que hizo sexto, un ensabanado que aportó algo de emoción en el tercio de varas y de banderillas, pero que ya con la franela se desentendió de la misma, y tampoco el espada aportó la firmeza suficiente para obtener algún lucimiento.

Destacar por último que la más restallante ovación se la llevó el subalterno Luis Carlos Aranda, que sale a saludo por tarde -ya se desmonteró en la goyesca del pasado día 2- y no en vano tiene el récord, ganado a pulso, de cinco trofeos al mejor par de rehiletes de la Feria. El hijo de ese otro gran banderillero que fue Manolillo de Valencia clavó a este último un par de poder a poder y con aroma torero 'der güeno' . Igualmente saludó en el segundo Miguel Martín, por su buen quehacer con los garapullos. 


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