El altar de la religión compulsiva y laica que es la Fiesta lo ocupa
Miguel Ángel Perera, que volvió a salir a hombros en su segunda y última participación en el abono, como en la anterior, sí. Pero no con la rotundidad de entonces -el pasado 23 de mayo-, cuando coleccionó tres orejas, sino de manera mucho más discutible, pues el trofeo que descerrojaba la soñada Puerta Grande fue más bien un óbolo del usía
Javier Cano que protestaron los del sanedrín sabio del 7 y otros sectores aislado de la parroquia asistente.
Regalo presidencial -y social-.aparte, el extremeño ha pegado un repaso, hasta ahora al resto de las figuras, que han sido figuritas y/o figurones, no sólo en las estadísticas, que también -4 toros, 4 faenas y 5 orejas-, sino en la sensación de dar la cara en Las Ventas con calidad y valor hasta proclamarse sumo sacerdote. Y con el añadido de que eligió para su despedida una de las divisas consideradas duras, la de
Adolfo Martín, cuyos bicornes este martes no se comían a nadie, de las que rehuyen el resto de mandatarios del escalafón.
Ante ellos anduvo con idéntica facilidad a la que alboreó antes con los de
Victoriano del Río, y si ya con el descastado tercero, sosote y a la defensiva, puso el máximo afán en alargarle la embestida y en algunos pasajes llegó a calar en el cotarro, mucho mejor anduvo con el nobilísimo último, el bicorne con más celo del encierro, al que corrigió el defecto de ir con la carita alta y sacó a los medios para exprimirlo a tope.
Profundidad oceánica y estoconazoEl burel iba y venía imantado por la muñeca de Perera, que le extrajo muletazos de profundidad oceánica por ambos pitones, sobre todo por la izquierda, y arrebatados y escultóricos pases de pecho, sí. Pero al conjunto le faltó macizarse y un punto de ligazón y le sobraron algunas suertes descargadas y cierto ventajismo en el cite. Eso sí, el estoconazo fue espléndido y de efectos rápidos, aunque no tanto como los del usía para aflorar el moquero blanco en dos ocasiones.
En cualquier caso, fuerte aldabonazo de Perera, que sin haber fracasado nunca en Madrid, ha recordado sus hazañas de 2010 en este mismo coso. Además, se notó la diferencia con un
Diego Urdiales que contó con un quinto bicorne de similares características y anduvo muy desigual, aunque sí dibujó algunos buenos muletazos sueltos, varios citando de frente. Su anterior enemigo, que como todos acudió con presteza al caballo mas uego allí no se entregaban, fue masacrado por el hulano y llegó cadavérico al tercio de la flámula.
A Antonio Ferrera le correspondió el único que desarrolló peligro de todo el encierro, el que abrió plaza, de nombre 'Buscador', al que hizo honor buscando al coletudo más que a los engaños. Ferrera, que lo banderilleó fácil pero no espectacular, se peleó con él. Más caló su tercio con los rehiletes en el cuarto, que desarrolló con variedad -de dentro a fuera, en el platillo citando de espaldas y al quiebro en tablas-, para luego intentar la misión imposible de lucirse porque el bicho se paró enseguida.
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