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Tarde gris de Fernando Rey y Francisco José Espada

San Isidro: Caballero, protagonista de la tarde, se juega la vida a cambio de una oreja

lunes 11 de mayo de 2015, 21:41h
En época de matadores y novilleros clónicos, algunos -pocos, eso sí- destacan por su personalidad. Como acontece con Gonzalo Caballero, que a tal virtud sumó este lunes un valor casi heroico porque no quería dejar vacío su esportón de trofeos. Y echó por la calle de en medio cambiando una oreja por varias volteretas de las que no salió corneado de milagro, la última tras tirarse a matar a su segundo enemigo sin muleta. Protagonista de una tarde con pocas noticias de sus colegas Rey y Espada y del encierro debutante de El Parralejo, el coletudo madrileño logró su objetivo estadístico y pasó a la enfermería donde fue atendido de "contusiones y erosiones múltiples".
  • Caballero se dobla con su primer novillo

    Caballero se dobla con su primer novillo
    Efe

  • El novllero, por los aires, tras entrar a matar sin muleta a su segundo bicorne

    El novllero, por los aires, tras entrar a matar sin muleta a su segundo bicorne

En la que posiblemente sea su última tarde en el escalafón novilleril, Gonzalo Caballero mostró esa rabia y entrega que se supone, y no siempre se cumple, con los de su categoría profesional. Además de un oficio enorme que le quita transmisión a lo que desarrolla con tanta facilidad que parece eso, fácil. De tal modo que torea para él, improvisando según se le ocurre, nada de esas faenas monótonas y hechas que acostumbramos a ver o sufrir tantas veces.

Así, siempre intentando la pureza, abrió su labor con la pañosa ante el que inició festejo, mansote y noblote como todo el encierro de El Parralejo, pero flojo, doblándose por bajo para seguir con redondos, naturales con la derecha -tras lanzar a la arena el estoque de madera- e incluso cinco cambios de mano, cinco, plenos de dominio, para cerrar con nuevos doblones y ajustadas bernadinas, todo como prólogo de un estoconazo y de una petición no mayoritaria.

De modo que con el otro enemigo, menos repetidor, decidió tomar más protagonismo para no irse de vacío, e improvisó unos estatuarios a pies clavados, con la rúbrica del de la firma, claro. Después dio distancia al animal para embarcarlo por ambos pitones, destacando luego una serie en corto por la izquierda en un palmo, aunque es justo y necesario recordar que también hubo varios enganchones por la imposibilidad geométrica de dar salida al burel en tan escaso terreno. Finalmente, Caballero decidió jugarse la existencia a cara o cruz, encunándose sin trampa ni cartón y siendo volteado con dramatismo, saña y sensación de cornada grave. 

Matar sin la muleta

Desmadejado y con la más pura imagen de un 'ecce homo', el madrileño volvió a la carota del novillo para robarle emocionantes y templadísimos -ahora sí- redondos, para ya en plena -y bendita- locura improvisar tirarse a despenarlo sin muleta, enterrando la tizona a cambio de otro tremebundo volteretón que cortó el aire de los espectadores. Tras dos golpes de verduguillo sí hubo suficientes pañuelos, entre ellos el del usía, aunque también algunas comprensibles protestas por este fallo con las armas toricidas. Agrade o no en sus decisiones, Caballero dio una lección de cómo hay que venir a examinarse a Las Ventas.

Una lección que bien podrían haber tomado sus compañeros, el debutante malagueño Fernado Rey y el fuenlabreño triunfador de 2014, Francisco José Espada. El andaluz, al que correspondió el único novillo codicioso en la muleta, el segundo, apuntó clase, sí. Pero también el toreo moderno al hilo del pitón y abundancia del ventajista  pico. Con esas formas que valen en todas las plazas menos en una: precisamente Las Ventas.

Repitió jugada con su otro enemigo, más paradote, y acabó aburriendo. Lo mejor de este debutante fue un quite por espectaculares zapopinas en el cuarto. Tampoco Espada arriesgó un alamar con el tercero amontonando pases y pases sin fuste, y luego apretó algo frente al último, con el que consiguió un par de tandas por la derecha antes de diluirse de nuevo en el conformismo y la modernidad.
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FICHA DEL FESTEJO

Novillos de EL PARRALEJO,  con desigual volumen pero sin rematar; mansos, nobles y manejables. GONZALO CABALLERO: ovación y saludos tras petición; oreja tras aviso con algunas protestas. FERNANDO REY: saludos tras aviso; silencio traas aviso. FRANCISCO JOSÉ ESPADA: silencio; silencio trasavisp. Plaza de Las Ventas, 11 de mayo. 4ª de la Feria de San Isidro. Tres cuartos de entrada.

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