Hace unos días, gastó cerca de 3.000 euros en salchichas frescas de El Pozo: 325 gramos costaban 60 céntimos. Su “truco” es saltarse parte de las fases de la cadena alimentaria y comprar grandes cantidades de comida directamente al distribuidor, para abaratar así su gasto. “Ahí está el margen de beneficios”, asegura. Después de que el pasado mes de junio vendiera sandías y melones a un euro, desde octubre, Carlos Moreno ofrece en su bar de Parla, ‘El Bocata’, un menú del día para llevar que incluye primero, segundo, fruta, bebida y pan. Lo más llamativo no es esto, si no su precio: cuesta tan solo 3,50 euros. Con cada uno, obtiene una ganancia aproximada de 1,50 euros. Se convierte así en el establecimiento con el menú más barato de España y atrae clientes de toda la Comunidad de Madrid. Y, sobre todo, se distancia de la subida generalizada de precios que están repercutiendo la mayoría de hosteleros en sus negocios.
Su objetivo con esta iniciativa es claro: servir de ayuda a la gente mayor y, en especial, a aquellos que no están en condiciones de cocinar o no tienen suficientes recursos económicos. “El local ya da un beneficio con las raciones, el menú, los desayunos… esto es un extra, pero es muy importante”, garantiza. Según sus cálculos, si consiguen ofrecer 1.000 menús diarios, aumentarían las ganancias a 2.000 euros: ahora venden entre 250 y 350. “Estamos a tope”, afirma Moreno. Tal es el éxito que está teniendo que, en los próximos días, pasará a ofertar de tres a diez o quince opciones para el primero y el segundo. De hecho, es probable que permita que el menú se consuma también en el establecimiento, donde un plato combinado, bebida, postre y pan tiene un coste de siete euros.
Estos precios tan bajos están justificados, tal y como explica, porque no hay servicio a mesa, puesto que los clientes tienen que recoger su pedido en la barra. Pero Moreno hace especial hincapié en que la comida es “de primera calidad”, aunque congelada: el menú suele incluir platos “de cuchara” y verduras, que se ofrecen en tuppers desechables para abaratar los costes. “No se puede dar a este precio cosas frescas”, aclara. Dado que adquiere grandes cantidades de alimentos, cuenta con la ayuda de sus proveedores para guardar los palets de la mercancía en sus almacenes y frigoríficos. “Nos llaman y nos dicen: “Oye, que tenemos mil kilos de x de oferta”, y ellos me lo guardan”, relata.
Unión entre hosteleros para reducir costes
Llevar un control exhaustivo de su negocio. Esta es, para Moreno, la clave del éxito. De ahí que lo tenga todo calculado: “Me acaban de decir que hay una oferta de un pescado, que el kilo sale a 3 euros y con eso tienes para diez raciones, a 10 céntimos”, cuenta. Con esto puede componer uno de los segundos platos del menú.
Moreno afirma estar comprando mercancía al precio al que la adquiría hace unos 10 años, al ir directamente al proveedor. De hecho, se le “ha descuadrado” la tabla de costes que podía contemplarse en una cartulina que había pegado en una de las paredes del bar, puesto que estos han ido a la baja. Por ejemplo, el precio del postre, que suele ser fruta, lo había fijado en 17 céntimos y, el del envase, en 30. Pero, hace unos días, compró un kilo de plátanos a 35 céntimos y los envases a 17. “Ya estoy ganando más”, puntualiza.
Desde que pusiera en marcha esta iniciativa, han sido muchos los hosteleros de toda España que se han puesto en contacto con él para pedirle utilizar el nombre de su bar y reproducir en sus establecimientos el menú de 3,50 euros. Se están organizando a través de un grupo de WhatsApp, y Moreno tiene previsto crear una cooperativa cuyo fin sea realizar pedidos de forma conjunta de grandes cantidades de alimentos, para que se reduzca al mínimo el coste y “puedan beneficiarse todos”. “Compraremos más cantidad, sacaremos mejor precio y nos lo tendrán guardado”, manifiesta.
Pero también son muchos los compañeros de profesión que le han criticado por ofrecer un menú tan barato y le han acusado de no pagar impuestos. “Yo pago igual que todo el mundo, pero busco la forma de vender más”, señala. Es por ello por lo que, en un contexto de alza continuada de precios, pretende demostrar que estos pueden bajarse, y le pide a los hosteleros que “cambien su mentalidad” para poder abaratar costes. “Hay que vender, si tienes clientes, tendrás beneficios”, declara.
Toda una vida dedicada a la hostelería
Con apenas 23 años, Moreno ya había montado su primer bar: estuvo abierto durante seis años. Después se dedicó al comercio. ‘El Bocata’ nació hace algo más de 6 años, aunque el nuevo bar, que lleva el mismo nombre y también está en Parla, funciona desde hace solo 5 meses. Lleva toda una vida dedicado a la hostelería, y su dilatada experiencia le ha enseñado a moverse bien en el sector.
Su único requisito para formar parte de sus negocios es “tener ganas de trabajar”. En la actualidad, su plantilla está compuesta por tres cocineras y tres camareros. Suele contratar amas de casa y estudiantes, que trabajan unas cuatro horas diarias para que “no se cansen”: con tres turnos, cubre 12 horas -desde hace unos meses, entre semana, el local cierra por las tardes-.
Las cocineras avanzan buena parte de la preparación de la comida el día anterior. Para poder implementar el menú de 3,50 euros, Moreno apostará por hacer “mucho asado” y por alimentos que puedan tener ya guisados, de manera que solo sea necesario “calentar” los platos.
A su vez, para que la subida del precio de la luz no ponga en jaque sus buenos resultados, en un futuro próximo, colocará placas solares para poder instalar grandes hornos y que su factura “no se dispare”. Además, ha contratado a una empresa que, los viernes y sábados, hace reparto a domicilio. “Encima estás ayudando a generar empleo”, apunta. Pero esto no es todo: quiere abrir tiendas de alimentación en distintos puntos de la península. Su principal propósito es que su negocio siga expandiéndose.
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