Miguel Rellán en 'Novecento': el actor y la palabra, frente a frente ante el público
viernes 12 de diciembre de 2014, 18:23h
Oí, en cierta ocasión, comentar a Iñaki Gabilondo en la radio que había formado, junto a un amigo, un club
contra la música de fondo. A mí tampoco
me gustan las músicas de fondo en la vida.
El arte más sublime, el más conceptual es, sin duda, la música y su
belleza, su maravillosa complejidad o sencillez -según los casos- merece toda
la atención del escuchante y no puede ni debe ser relegada a cubrir silencios o a relajar los momentos de tensión
de un diálogo interesante, anhelado o
profundo.
Con la palabra precisa, con la
entonación adecuada, formando parte de una historia que debe contarse, como la
que Miguel Rellán ha venido
relatando durante varios meses a través de su personaje en 'Novecento', sucede otro tanto. Esta es
la crónica de una representación más del médico y actor, del hombre capaz de
mantener al espectador atónito, boquiabierto, con el alma encogida, o con la
sonrisa o la lágrima a punto, cuando es preciso que afloren las emociones...
Madrid,
lunes 8 de diciembre. Barrio de Malasaña. Sala TU (Calle Velarde, 15-17).
Después de pasar por el Teatro Español entre mediados de mayo y finales de junio pasados, Miguel
Rellán tiene una nueva cita en esta
sala del circuito off madrileño. Las 60 personas que tiene el aforo aguardan en
orden la apertura de puertas del local. Los asientos, variados, van desde sofás
con cojines hasta sillas de tijera, pasando por algún banco corrido. A la
curiosa platea se pueden pasar, incluso, bebidas del bar, que está en la
antesala del recinto. Tres dobles filas de asientos circundan el pequeño
escenario...
El
miniteatro se completa en unos minutos. Se cierran las puertas y se hace el
silencio. Un silencio total que no es roto más que por algunas sonrisas durante la hora y media que,
aproximadamente, dura el monólogo de Miguel
Rellán, bajo la dirección de Raúl Fuertes, sobre 'Novecento', una versión del exitoso texto que el autor italiano Alessandro Baricco publicó en 1994.
Novecento es el nombre de un músico capaz de ejecutar melodías asombrosas que
cautivan cada noche a los viajeros del barco en el que había nacido, pero
que no se atreve, sin embargo, a
enfrentarse a la vida. "Y no la vida como un concepto abstracto e intangible -dice Raúl
Fuertes- , sino la vida en su aterradora cotidianeidad".
Armas esenciales
Miguel Rellán encarna a un
trompetista que coincide con el genial pianista durante seis años en el
Virginia como músico de sesión, y nos va desgranando, poco a poco, anécdota
tras anécdota, impresión tras impresión, relato tras relato, la figura de Novecento. El espectador se embarca en el trasatlántico,
vive las sesiones de jazz en los
distintos pisos del barco, con turistas ricos de primera clase, y con
emigrantes que van o vuelven de hacer las Américas. Se llega a marear, como el
trompetista al que da vida Rellán, o
asiste tenso y boquiabierto al duelo musical que Novecento libra con otro afamado
y exitoso pianista que sube al Virginia con el único propósito de
medirse con él como músico.
Y
todo con una sola arma: la palabra y la emoción que un actor sincero, esencial, sencillo, como el
trompetista al que da vida Miguel Rellán,
es capaz de transmitir desde el primer al último minuto que dura la representación.
Para
demostrar lo que digo, la puesta en escena es austera en extremo. El escenario
aparece totalmente vacío de atrezzo. Las luces se dirigen justo al punto
donde el actor se sitúa durante toda la función enfundado en su traje claro con arrugas
y con el nudo de la corbata aflojado,
sin apenas moverse en el metro cuadrado que ocupa desde el comienzo al final de
la obra. No hay música ni efectos sonoros, y eso que el título de la obra hace
referencia a un músico de jazz que pasa
su vida en el Atlántico.
No
se puede llegar más lejos con menos recursos. Rellán revalida con este personaje al actor de primera que siempre ha sido. Su poder evocador es tan
inmenso que más de uno de nosotros nos mareamos con él en esa noche de
tormenta, sufrimos cuando tuvimos que
abandonar a Novecento en el barco
porque se había declarado la II Guerra
Mundial y tuvimos que dejar el Virginia con el trompetista a quien da vida Rellán. Y los ojos se nos
humedecieron cuando no pudimos hacer que
Novecento bajase del barco cuando,
viejo ya de tanto ir y venir de uno a otro continente, iba a ser dinamitado con
el pianista dentro de él porque se negaba
a vivir fuera del océano, "donde la tierra con luces lejanas es un
recuerdo o una esperanza".
Pero estamos de suerte. No pierda la oportunidad de
vivir -o revivir- una noche
inolvidable más del mejor teatro con Miguel Rellán. El Off del Teatro
Lara le da unas cuantas oportunidades más a principios de 2015. En concreto podrá
ver allí esta misma función los
días 6, 13, 20 y
27 de enero (martes, 20:00 h.).
Columnista y crítico teatral
Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)
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