Ese primer burel no hizo honor a su nombre, 'Estafador', porque a nadie engañó, vendiendo muy cara su vida con fiereza. Empujó y derribó en el encuentro inicial con el picador, pegó una voltereta a Martínez y en la siguiente arrolló al mayor de los Rivera Ordóñez al que destrozó la chaquetilla y no se sabe cómo se libró el espada de un cornalón en los eternos segundos que estuvo a su merced.
Aunque, eso sí, sufrió dos fuertes golpes en la cabeza y tras apadrinar la confirmación del toricantano pasó a la enfermería para salir a matar su toro, un manso sin recorrido con el que abrevió antes de que en una colada le obligara a saltar al callejón. Entró después de nuevo a la enfermería para que se cambiase el turno y aparecer en el otro suyo lidiado en último lugar, otro animal similar al anterior y además rayando la invalidez, con el que tras iniciar la faena de hinojos comprobó que no cabía el lucimiento y tampoco se dio coba.
El protagonista del festejo, responsable del llenazo habitual en todas las plazas en que hace el paseíllo, no lo fue por su gran toreo, que sólo brilló en unos templadísimos delantales con el percal ante su primero. Ya con la flámula, Roca tiró de sus habituales efectismos -con los que triunfa en todas partes, menos aquí-, amontonando los pases por los dos pitones sin que faltaran algunos por detrás, para también como suele hacer echar mano de las socorridas bernadinas y los alardes de quietud con un animal en las últimas.
Confiando en cortar una orejita, por esa vulgar labor sobrevalorada por un amplio sector del cotarro, tras enterrar el estoque y recibir el primer recado presencial tardó mucho en utilizar el verduguillo, sin acertar, sonando el segundo, y con la suerte de que el animal se echó. Pero el ‘show’ iba a llegar con el manso quinto, muy noble aunque sin codicia alguna, pésimamente lidiado por su cuadrilla.
De nuevo el peruano con la franela adoleció de pureza y sentimiento y le sobraron la pésima colocación y los ventajismos. Hasta que llegó el bochornoso espectáculo ya relatado líneas arriba y le llovieron los pitos incluso de sus más acérrimos partidarios. Con eso está dicho/escrito todo, ¿no? Pues, eso.
El mencionado ‘Estafador’ que no estafó a nadie, perdió muchas de sus ínfulas a la hora de la muleta embistiendo con la cabeza por las nubes a Martínez. El murciano estuvo firme, como con el otro, más noblote y colaborador con el que finalmente sólo se acopló al final con unos templados muletazos.
FICHA
Toros de CONDE DE MAYALDE, muy bien presentados, serios y con cuajo, cumplidores en los caballos y nobles pero de escaso juego, con 2º y 5º mansos, y 6º muy flojo. CAYETANO: silencio; silencio. ROCA REY: ovación tras dos avisos; bronca tras escuchar los tres avisos. JORGE MARTÍNEZ, que confirmaba alternativa: silencio; silencio tras aviso. Plaza de Las Ventas, 24 de mayo, 13ª de Feria. Lleno de ‘no hay billetes’ (22.2964 espectadores, según la empresa). Enfermería: Cayetano fue atendido de “contusión cervical y erosión con hematoma en el escroto, región parietal derecha y cara anterior del muslo izquierdo.
Si (
No(
