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La dignidad de Europa se ahoga en el Mediterráneo ante una crisis de refugiados para la que no hay respuesta efectiva
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(Foto: UNICEF)

La dignidad de Europa se ahoga en el Mediterráneo ante una crisis de refugiados para la que no hay respuesta efectiva

> Acceso a la educación para 8,2 millones de niños que viven en situación de emergencia, prioridad de Unicef en 2016

martes 26 de enero de 2016, 15:03h
La crisis de Siria, generada por un conflicto que azota desde hace 6 años al país, ha agravado la situación de los 250 millones de niños que no conocen nada más que la violencia, y que se ven privados del "derecho a jugar o aprender". Para 2016, Unicef reclama 2.800 millones de dólares para poder atender a 76 millones de personas, de los que 43 millones son niños, que viven en situación de emergencia humanitaria. La crisis de refugiados de Siria en Egipto, Iraq, Jordania, Líbano y Turquía se plantea como la prioridad este año, por lo que la organización prevé destinar 1.160 millones de dólares para ofrecer respuesta a necesidades clave como el acceso a agua potable, vacunas, educación y protección de la infancia.

Cada día, miles de niños, solos o acompañados por sus familias, se enfrentan al viaje más dificil de su vida. Este viaje arranca en sus países de origen que, como Siria, viven situaciones de conflicto y crisis humanitaria. Al dolor por abandonar su territorio se suman las múltiples trabas que encuentran en los países que recorren, desde dificultades para cruzar la frontera hasta violaciones de derechos fundamentales y las mafias migratorias que les extorsionan. Sólo en 2015, más de un millón de refugiados entraron en Europa aunque las cifras de aquellos que han conseguido asilo son drásticamente menores.

"Hemos denunciado la situación de las mafias, porque la Unión Europea no ha dado respuesta la violación de derechos", explica el director ejecutivo del Comité español de Unicef, Javier Martos. "El derecho internacional deja la responsabilidad en los gobiernos por lo que todos tenemos la obligación de exigir cuentas". "España está ligada a los acuerdos y tratados de la Unión Europea, y aunque se han aprobado partidas extraordinarios y los mecanismos del Estado están dispuestos a colaborar, a nivel europe las cosas son complejas".

Ante la falta de respuesta unánime y efectiva por parte de la Unión Europea, Unicef continúa su labor aunque los recursos son limitados. En 2015, Unicef recaudó 2.200 de los 3.300 millones solicitados, y pese a haber conseguido el 68% de los fondos necesarios, la organización proporcionó ayuda humanitaria a millones de niños, incluyendo el abastecimiento de agua potable para 22,6 millones de personas, la vacunación de 11,3 millones de niños contra el sarampión, el tratamiento para 2 millones de niños contra la forma más grave de la desnutrición, la prestación de apoyo psicológico vital a 2 millones de niños y el acceso de 4 millones de niños a la educación básica.

Martos ha indicado que "el contexto de 2016 en lo que se refiere a la ayuda humanitaria es igual que el de 2015, ya que sólo en Siria hay 7 millones de desplazados". "Normalmente el foco de la ayuda humanitaria es la supervivencia, pero este año, Unicef ha resaltado las necesidades educativas porque la educación es esencial para no tener generaciones de niños perdidas y ofrecer un entorno protector en zonas de conlifcto para que los niños recuperen el derecho a jugar o a aprender, ya que muchos pasan su infancia y adolescencia en campos de refugiados".

Según datos de Unicef, 1 de cada 9 de los niños del mundo está viviendo ahora en zonas de conflicto. En 2015, los niños que vivían en países y zonas afectadas por el conflicto eran dos veces más propensos a morir por causas en su mayoría prevenibles antes de llegar a la edad de cinco años, que los niños que viven en otros países.

- Testimonios que dan la vuelta al mundo

La crisis de refugiados de Siria en Egipto, Iraq, Jordania, Líbano, Turquía y Serbia, y las situaciones de conflicto en países como Sudán del Sur o la República Centroafricana, son algunos de los epicentros de la ayuda humanitaria de Unicef en este momento.

Michel Saint-Lot, representante Unicef Serbia, ha podido comprobar que "la crisis de refugiados es crítica y es díficil encontrar palabras para captar la magnitud de la miseria humana. Desde 2015, Serbia ha registrado a más de 600.000 migrantes en situación de tránsitos, de los que 1 de cada 3 es un niño. "Emigran en situación de alta vulnerabilidad y sabiendo que sus derechos pueden ser violados, aunque es aún más peligroso para los niños, que a veces no saben ni dónde están o hacia dónde van".

"Serbia es un ejemplo de colaboración, y aunque no estaba preparado el país para esta situación, el gobierno trabaja estrechamente con las ONGs y las Naciones Unidas (ONU)", ha explicado Saint-Lot. Unicef en Serbia trabaja con el gobierno "para asegurarse de que los niños que atraviesan el país están sanos y pueden descansar y jugar, y ser tratados con dignidad". "Desde septiembre hasta ayer, se ha atentido a más de 29.000 niños y 11.000 madres en los 'espacios amigos de la infancia' y en los espacios creados para madres con bebés, que están operativos 24 horas al día, los 7 días de la semana.

Este representante de Unicef ha narrado una historia de esperanza, la de Munir, un joven afgano de 16 años que viajaba sin su familia pero con un grupo. "Su padre murió en el conflicto y él resultó herido, había perdido la correcta movilidad de la parte izquierda de su cuerpo. Munir fue identificado en Belgrado por ser un menor no acompañado. Le robaron antes de llegar a Serbia y no pudo continuar su viaje con el grupo. Cuando entró en Serbia, Unicef le atendió y consiguió ponerle en contacto con su familia de Afganistán y con el grupo con el que viajaba. Se reencontraron en Serbia y siguieron su viaje. Munir ha mantenido el contacto con nosotros porque su estancia en Serbia fue el mejor momento de su viaje. Ahora está en Sucia, donde ha iniciado los procedimientos de asilo".

A pesar de este esperanzador testimonio, el frío y el gélido invierno en Serbia, donde se alcanzan temperaturas de 10 grados bajo cero, complican aún mas los viajes de miles de refugiados. Desde Unicef apuntan que el conflicto y las extremas temperaturas, las dos causas principales de las crisis, han obligado a un número creciente de niños a huir de sus hogares y han expuesto a millones más a una grave escasez de alimentos, violencia, enfermedades, abuso, así como a amenazas a su educación. El cambio climático es una amenaza cada vez mayor, ya que más 500 millones de niños viven en zonas con probabilidades muy altas de que se produzcan inundaciones y casi 160 millones viven en zonas de sequías graves o muy graves.

Además de las adversas condiciones climatológicas, otra de las dificultades que encuentran los refugiados son las limitaciones en las fronteras. "La historia cambia a diario, las fronteras abren y cierran, hay miles de niños que esperan a diario a ver si pueden cruzar o no. Es muy duro que los niños estén sin saber si pueden cruzar o volverán a sus países. Serbia está a mitad de camino y se les intenta dar lo necesario para seguir su viaje. Al no ser un país de destino, sólo 4 personas pidieron asilo en Serbia en 2015", ha manifestado Saint-Lot.

La jefa de oficina de Unicef de Zahle, al este Líbano, Berta Travieso, ha visibilizado la situación de los refugiados sirios que han cruzado la frontera. "Hay más de 1.200.000 refugiados sirios en Líbano, y 570.000 de ellos, son menores de edad". "Desde enero de 2015, en Líbano no entran muchos sirios porque el gobierno ha limitado las entradas tras haber acogido a más de un millón de personas", ha afirmado.

"Es complicado dar asistencia a tantas personas, que además, en su mayoría, viven en asentamientos temporados, que no son campos organizados y en condiciones que se recrudecen en invierno". "Muchos niños han nacido ya en campos de refugiados, y los que llegan vienen traumatizados, cansados porque vienen caminando, a veces heridos o, en ocasiones, han perdido a familiares". "Llegan en un estado vulnerable pero es increíble lo rápido que se recuperan con atención, comida y una escuela, aunque también hay muchos que necesitan asistencia psicológica por la crueldad de la guerra".

Unicef trabaja para llevar agua, saneamiento e higiene, salud y protección, educación y nutrición a estos niños. "Intentamos enseñar hábitos de higiene para evitar epidemias, por lo que el agua es muy importante. Además, apoya a los centros de salud y escuelas públicas con materiales y formación.

"Aunque la vida es dura, los niños también lo son. Conozco a una niña de años que vio morir a su hermana en un bombardeo en Damasco. A raíz de eso, la niña dejó de andar y de hablar, y se quedó como un bebé. Los padres decidieron marcharse de Siria al Líbano para ver si los médicos podían ayudar a la niña. Esta pequeña ahora vive en un espacio ‘amigo de la infancia’, donde empezó a recuperar poco a poco el habla y el movimiento, y desde septiembre, va a la escuela.

Berta Travieso asegura que los "sirios quieren regresar a su país cuando la situación se calme. Los niños han dejado una vida normal en Siria, que era un país desarrollado, y han visto como 'su mundo' ha desaparecido y tienen que vivir en condiciones terribles. Estoy convencida de que cuando la situación se apacigue, la mayoría de los sirios regresara a su hogar".

En Sudán del Sur se encuentra Ticiana García-tapia, especialista en Emergencias de Unicef, que ha narrado cómo "desde hace 2 años la crisis ha adquirido magnitudes enormes". "Un millón de niños desplazados, 4 millones de personas en riesgo de desnutrición, el 51% de niños del país no va al colegio, 11.000 niños han sido separados de sus familias, y más de 15.000, han sido reclutados por los grupos terroristas".

García-tapia ha repasado algunos de los logros conseguidos en 2015. "Se ha escolarizado a 400.000 niños, se ha liberado a miles de niños soldado y otros han sido reunidos con sus familias. La crisis es muy compleja y los más vulnerables no están en campos de refugiados sino en zonas de muy difícil acceso, por lo que, gracias al 'programa de respuesta rápida', se ha atendido a 540.000 niños".

"2015 ha sido un año miuy complicado para los niños de Sudán del Sur por los niveles de violencia sin precedentes. Es muy duro contarlo, en mayo murieron 130 niños por causas relacionadas con la violencia: algunos niños fueron castrados y murieron desangrados, niñas de 8 años violadas y asesinadas delante de sus familias, son lanzados vivos a edificios en llamas, y además, se calcula que 13.000 niños fueron reclutados por los grupos armados.

Esta representante de Unicef también ha compartido historias de esperanza. Entre marzo y abril fueron liberados miles de niños de los grupos armados. "Un niño de 12 años no sabía ni cuánto tiempo llevaba reclutado, y ahora lleva 9 meses en el colegio y se ha sacado dos cursos para ser profesor de mayor. Antes de navidades se reunificó a una familia, los padres buscaban a sus hijos desde hace 2 años y pudieron cenar juntos en Navidad.

Christine Guinto, especialista en Emergencias, miembro de Unicef en la República Centroafricana, ha puesto 'voz' a la dramática situación de los niños en esta zona. "La República Centroafricana es uno de los perores países para ser niño. La última crisis de 2012-2013 sigue teniendo impacto sobre sus 4 millones de habitantes, de los que más de 2.300.000 personas necesitan ayuda y más de un millón son niños.

Los datos reflejan esta crisis humanitaria. "3 cada 10 niños mueren antes de los 5 años, y a diario mueren 5 mujeres al dar al luz. Un tercio de la población no tiene acceso a agua potable, y la diarrea es una de las principales causas de mortalidad infantil. Entre 6.000 y 10.000 niños están 'enrolados' en las fuerzas armadas. "En 2015, unos 200.000 niños, de los que un cuarto eran niñas, han dejado de pertenecer a grupos armados.

"Es una situación dura y larga. Unicef coordina un proyecto que se llama 'mecanismo de respuesta rápida para emergencias' que lleva la ayuda humanitaria a zonas muy vulnerables y de difícil acceso, que han ayudado a más de 230.000 personas, de las cuales 40.000 eran niños menores de 5 años", señala Guinto.

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