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Crítica de la obra de teatro 'Barbados en 2022': segundas partes
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Crítica de la obra de teatro 'Barbados en 2022': segundas partes

jueves 01 de diciembre de 2022, 13:26h

Hace cinco años Pablo Remón nos sorprendió con una pieza intimista, descreída, de tono cómico y de conclusión pesimista. En escena solo había una pareja y, entre bromas y veras, silencios incomunicativos y palabras directas al corazón, parecían viajar juntos en aquel 2017 hacia una lejana y exótica isla, la de Barbados, etcétera. Un lustro después sigue siendo esa misma pareja de actores, Fernanda Orazi y Emilio Tomé, -estupendos ambos-, quienes protagonizan ‘Barbados en 2022’, que solo por unos días más puede verse en Conde Duque.

Dramaturgo, guionista de cine y director, Pablo Remón no quiere conformarse con la construcción definitiva de aquella primera historia y ha dado un doble salto mortal desde aquel Barbados, que preconiza nuevos y aún más difíciles piruetas verbales y dramatúrgicas en lustros futuros. Esa inquietud, ese juego y ese inconformismo perenne del artista -empezando por su propia obra-, vaya por delante que es un ejercicio más que loable de revisión, de autocrítica, de juego y de pasión por el arte dramático. Otra cosa es ya el resultado obtenido que, a mi modesto entender, en esta ocasión no ha sido tan afortunado como en el primero. Claro que, siguiendo idéntico criterio, lo mismo ha sido quien esto escribe el que ha cambiado tras este lustro transcurrido y es su visión la que ha sufrido un deterioro mayor del esperado. Autocrítica por autocrítica…

La reescritura, en fin, del primer Barbados, etcétera, ha dado lugar a este ‘Barbados en 2022’, en el que el autor y director sitúa a sus dos personajes -que hablan, hablan y siguen hablando de sus problemas cotidianos de pareja-, en medio de un teatro en ruinas. Con un pequeño e inesperado prólogo en el que un Emilio Tomé niño, que apenas sí balbucea unas 50 palabras, juega con la situación, con el lenguaje y con el público para que entre en el juego dramático: “…Soy un niño de año y medio y tengo el nombre de un niño que sale en los cuentos. Pero yo no soy ese niño que sale en los cuentos; soy otro. Eso, al principio, me causaba mucha confusión. Ya, no. Estoy aprendiendo a distinguir la ficción de la realidad. ¿Cómo? ¡Muy fácil! Aprendiendo el nombre de las cosas…”.

Y ahí está el meollo de este ‘Barbados en 2022’, en jugar a moverse en el límite de la realidad y la ficción, del lenguaje directo y de la metáfora. Porque el lenguaje no siempre es la vía ideal de conocimiento, de libertad. Puede acabar siendo también una especie de cárcel intelectual que limite al individuo. Por eso muchas veces no hay más remedio que recurrir a lo emocional, a lo absurdo, a lo surreal.

Pero, esa es la cuestión, el peligro que derive en incomunicación, que, sin unos personajes bien definidos, sin un conflicto creciente que vaya situando a estos en posturas concretas que originen acciones y reacciones mutuas, el espectador puede llegar a perderse, a no sintonizar con la última intención del autor.

Dice Orazi que “…vale ya con la pareja…. Vale ya con el amor, con te quiero te quise te querré… Vale ya con el teatro, vale ya con las obras de teatro necesarias, con ya era hora de hablar de, con hacía falta hablar de …”. O sea, que en medio de un teatro en ruinas -la escenografía de la propuesta es de Mónica Boromello, la luz de David Picazo, el sonido de Sandra Vicente y el vestuario de Ana López Cobos-, hay que hablar de teatro, pensar en el teatro mientras se hace.

Personajes, situaciones, problemas entre ellos, vías de salida o de autoengaño, o de suicidio intelectual. Pues muy bien, pero esa es, digo yo, más una cuestión de dramaturgos y de directores que del público que, llegada esa tesitura, lo mismo abandona mentalmente la sala y se pone a pensar en sus cosas.

Y lo digo porque, siguiendo el pensamiento de Wittgenstein en su Tractatus logico-philosophicus, «todo lo que puede decirse, puede decirse con claridad. Y sobre lo que no se puede hablar, lo mejor es callar». Así es que, como no llegué a entender muy bien la última intención de Remón con esta, su última propuesta, mejor lo dejamos aquí. O esperamos a 2027 para ver los derroteros que marca un segundo remake, una nueva incursión a la isla de Barbados.

‘Barbados en 2022’

Texto y dirección: Pablo Remón

Intérpretes: Fernanda Orazi y Emilio Tomé

Escenografía: Monica Boromello

Iluminación: David Picazo

Sonido: Sandra Vicente

Vestuario: Ana López Cobos

Ayudante de dirección: Raquel Alarcón

Ayudante escenografía: María Abad

Producción ejecutiva: Pablo Ramos

Dirección de producción: Jordi Buxó y Aitor Tejada

Distribución: Caterina Muñoz Luceño

Una producción de Buxman Producciones en coproducción con Festival de Otoño y la colaboración de Conde Duque

Para la escritura de esta obra, el autor disfrutó de una residencia de escritura en la Sala Beckett en 2022

Centro de Cultura Contemporánea Conde Duque, Madrid

Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid

Hasta el 3 de diciembre de 2022

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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