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Crítica de la obra de teatro 'El peso de un cuerpo': recta final
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Crítica de la obra de teatro 'El peso de un cuerpo': recta final

miércoles 07 de diciembre de 2022, 08:05h

Prosigue la temporada teatral del CDN transitando por la acogida de montajes de gran calado ético, social y político. Es también el caso de ‘El peso de un cuerpo’, que puede verse hasta el 23 de diciembre en la Sala Francisco Nieva del Teatro Valle-Inclán. La propuesta ha venido representándose desde febrero en distintos teatros catalanes y ahora se estrena en castellano. Escrita y dirigida por la argentina Victoria Szpunberg, está protagonizada por Laia Marull (Olga), acompañada en el reparto por David Marcé, Carles Pedragosa y Sabina Witt.

La ficción sobre el escenario presenta a una mujer joven, Olga, que vive con su padre, un viejo militante del Partido Comunista en Cataluña, hombre comprometido también en otros campos sociales, que de pronto tiene una enfermedad cerebral degenerativa que le hace absolutamente dependiente. Padre e hija viven en un cuarto sin ascensor, razón que obliga a Olga a buscar una residencia geriátrica en donde su padre pueda ser atendido dignamente. Pero los costes son muy altos, el reconocimiento de máxima dependencia por parte de la administración es desesperantemente lenta, y la institución religiosa en donde ha ingresado sigue cobrando mensualmente sus honorarios. Para colmo, Olga pierde su trabajo, la asignación del paro no le llega para pagar la plaza de su padre y soñar con una plaza en una residencia pública de forma inmediata es, pura y simplemente, una quimera…

Laia Marull, además de ser Olga, da también vida a través de videollamadas a sus dos hermanas, mientras que David Marcé, Carles Pedragosa y Sabina Witt multiplican igualmente sus papeles y, además de tocar y cantar en directo, son también, y entre otros personajes, un celador voluntarista, empático y algo tartamudo, un doctor, un ruso prestamista de origen judío, que odia a Lenin, a Stalin y a Putin (¡graciosísimo…!), o la superiora que dirige la residencia geriátrica con mano de hierro.

Entre bromas y veras, y elementos autobiográficos y de autoficción de la dramaturga y directora del montaje, lo cierto es que en él se aborda un asunto la mar de espinoso y, desgraciadamente, cada vez más generalizado en España: la atención a personas mayores que se ven afectadas por demencia senil o por problemas de Alzheimer. Un asunto que tiene implicaciones personales, familiares, éticas, sociales y políticas de difícil salida y que, sin embargo, no está recibiendo por las autoridades políticas de todos los niveles –autonómicas y estatales-, las soluciones urgentes e inaplazables que conllevan.

La puesta en escena, obra de Judit Colomer, combina la sencillez y la imaginación para hacer frente inmediata a los distintos espacios por donde discurre el montaje (el cuarto sin ascensor, la residencia, las consultas del hospital, el despacho del cambista, sala de fiestas…). Ilumina Marc Lleixà con extrema sensibilidad; viste con sencillez a los personajes Albert Pascual; ponen música a la fábula, unas veces sugerente y de situación y otras marchosa o cañera, Carles Pedragosa, Joan Solé y Sabina Witt; afinan el espacio sonoro Joan Solé y Guillem Rodríguez; por su parte, Montse Colomé, diseñadora de movimiento, lo dibuja con precisión de orfebre -qué hacer, cuándo y cómo-, de todos los personajes y, en fin, el cuidado vídeo es cosa de Joan Rodon. Un equipo empastado y cohesionado que ayuda a la directora del montaje a fijar en todo momento la congoja, la zozobra, el dinamismo, la alegría, la duda o la desesperación de Olga.

Los cuatro actores están a la altura de la historia que se cuenta y meten sin dificultad al espectador de cabeza en ella, haciéndoles rememorar en unos casos, o anticiparse en otros, por su vicisitud personal que, con ligeras variantes, ha sido, es o será muy parecida a la descrita. Y así hasta que todos y cada uno de nosotros, en el mejor de los casos, lleguemos no solo a suplantar –si es que aún no lo hemos hecho-, el papel de Olga, sino también el de su padre.

Una propuesta interesante, aguda y necesaria que debe obligar a unos a anticiparse a situaciones adversas más o menos cercanas, y a otros -los administradores de la res publica-, a ir tomando ya medidas para paliar en lo posible las consecuencias del envejecimiento de la población, que camina a velocidad de vértigo.

‘El peso de un cuerpo’

Texto y dirección: Victoria Szpunberg

Reparto: David Marcé, Laia Marull, Carles Pedragosa y Sabina Witt

Escenografía: Judit Colomer

Iluminación: Marc Lleixà

Vestuario: Albert Pascual

Composición musical: Carles Pedragosa, Joan Solé y Sabina Witt

Movimiento: Montse Colomé

Espacio sonoro: Joan Solé y Guillem Rodríguez

Vídeo: Joan Rodon

Dirección de producción: Carles Manrique

Dirección técnica: Xavier Xipell y Ángel Puertas

Ayudante de dirección: Iban Beltrán

Ayudante de producción: Laura Alonso

Diseño gráfico: María Picasso

Fotografía: David Ruano

Una coproducción del Centro Dramático Nacional, Teatre Nacional de Catalunya y Velvet Events

Teatro Valle-Inclán, Madrid

Hasta el 23 de diciembre de 2022

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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