Crítica de la obra de teatro 'La gran cacería': sueños y realidades en el Mediterráneo

Dentro del marco de la 41ª edición del Festival de Otoño de Madrid, la Sala Cuarta Pared ha sido la anfitriona del estreno de la última obra del académico de la RAE, premio Príncipe de Asturias y director del Teatro de la Abadía, Juan Mayorga.

Su título, ‘La gran cacería’, que Mayorga también dirige y en él un protagonista de excepción, el magnífico actor británico Will Keen, un viajero insomne a bordo de un crucero que parte de Sicilia con destino al continente europeo, en aguas del Mediterráneo. Impresionante su magnetismo, su discurso (filosófico, histórico, social, artístico y repleto de un fino sentido del humor), envuelto en una demostración palpable del mejor teatro físico y del movimiento, durante casi hora y media de función.

No es baladí que Mayorga haya elegido que la acción se desarrolle en aguas del Mare Nostrum, cuna de la civilización de la vieja Europa y hoy cementerio forzado de miles de cuerpos de seres humanos que huyen de la guerra, de la miseria o de las dos cosas, desde las costas de Marruecos, de Túnez o de Libia, pero provenientes de países de África, Oriente Medio, Asia y de otros países lejanos, que han tenido que atravesar miles de kilómetros para lanzarse desde uno de esos puntos hasta el viejo continente a bordo de frágiles cayucos o balsas modestamente construidas y con peligro cierto de sus vidas, aunque a precios de crucero de lujo.

El hecho, en la fábula que presenta Mayorga, es que ese Viajero insomne que parte desde Sicilia en un crucero —esta vez de los de verdad, de los del primer mundo—, ha visitado pueblos y ciudades de Italia.

En ellos se ha topado, entre otras maravillas, con los mosaicos que exponen la historia del arca de Noé en la catedral de Monreale y los de la villa romana de Casale que llevan el título que da nombre a esta propuesta escénica, La gran cacería. En ellos aparecen figuras humanas dando caza a todo tipo de bestias, y de todos los tamaños oriundas de los continentes africano y asiático.

Las bestias que luego serían utilizadas para el gozo de los habitantes de la Roma imperial en circos y anfiteatros como reclamo para su divertimento y su pasión.

Esas visitas despiertan en el Viajero el recuerdo de Noé, su arca y la recolección, a instancias del mismo Dios, de parejas de todas las especies que entonces poblaban la tierra, para salvarlos ante la inminencia del diluvio que pronto asolaría toda la faz del planeta.

Los mismos, o parecidos, animales que viajan con él en la bodega del barco y que le llevan a evocaciones extrañas sobre la forma en la que Noé pudo haber alojado en su barca a tantas y tan diversas especies… Y, en medio de esas consideraciones, de pronto la voz del capitán del barco alerta a los viajeros a que participen de un simulacro de evacuación de la nave y a que sigan las instrucciones de la tripulación. En esas, y ya más que mediada la representación, aparecen dos siniestros y coercitivos personajes, el Mono y el Tigre, encarnados por los estupendos Ana Lischinsky y Francisco Reyes, que en ese maremágnum de confusiones aprovechan para hacerse con el control del barco. Y en ese confuso episodio, el hombre no sabe muy bien si sueña, si vela o si imagina.

El Mediterráneo está evocado a través de un oscuro plástico que cubre todo el escenario y en el que sólo hay una silla metálica. La sencilla y evocadora escenografía, así como el vestuario de los personajes, en donde también domina el negro, es obra de Elisa Sanz. La singular y poética iluminación la firma Pedro Yagüe y el espacio sonoro, unas veces inquietante y otras épico, lo ha ideado Nacho Bilbao.

Estupendo acompañamiento del equipo artístico a una de las obras del mejor Mayorga, el que no se casa con nadie, el filósofo, el implicado con nuestro tiempo y nuestra historia. Muy interesante.

'Nó': la belleza de cada centímetro cuadrado del ser humano

‘La gran cacería’

Autoría y dirección: Juan Mayorga

Intérpretes: Will Keen, Ana Lischinsky y Francisco Reyes

Iluminación: Pedro Yagüe

Espacio sonoro: Nacho Bilbao

Escenografía y vestuario: Elisa Sanz

Ayudante de dirección: Miguel Valentín López Sangües

Una producción de Teatro del Barrio

41º Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid

Cuarta Pared, Madrid

17 y 18 de noviembre de 2023