Reflexión sobre el pasado esclavista de Cataluña: “América” retrata una familia de la alta burguesía con un pasado oscuro

“América” tiene un planteamiento original: todo parte de la cena en una mansión catalana, con la que se conmemora el veinte aniversario del joven heredero de una familia burguesa. Llega acompañado de una chica negra (que es su novia)...y a partir de ahí saltos en el tiempo, intercalando presente y pasado. Por un lado, vemos la particularidad de cada personaje, según la clase social a la que pertenece. Y del presente, se regresa a ese pasado esclavista que, a pesar de estar situado en Cataluña, podría pertenecer a cualquiera de los países que utilizaron esa lacra para prosperar.

Como epicentro la chica (interpretada por una actriz afrocatalana de nombre Tamara Ndong), que es maltratada en ese imaginario pasado y ahora, por el contrario, se convierte en ágil réplica con discurso subversivo, ante la actitud paternalista y justificativa de la esclavitud, de la familia a la que visita. El espectáculo huye de artificios y plantea toda la acción con la base de una mesa de comedor, donde se desarrolla la cena.

Se intercalan pasajes de video en una pantalla que separa acciones, y ofrece datos históricos a los espectadores sobre el comercio y la explotación de esclavos. “América” hace referencias, con base real, remitiendo a una plantación de azúcar del siglo pasado en Cuba, donde trabajaron esclavas dominadas por la alta burguesía catalana. Hay en la obra humor y sarcasmo, momentos duros, e “incómodos” para el espectador. Nos recuerdan a un pasado, en el que los cuerpos no valían nada y se vendían, especialmente si eran negros.

El autor Sergi Pompermayer y el director Julio Manrique han querido recordar un pasado oscuro, que no siempre es recordado por las nuevas generaciones. Ambos piensan que algunas familias de Cataluña siguen ostentando el poder en los sectores bancario, hotelero, y del comercio marítimo. Y lo han hecho gracias a que sus antepasados se enriquecieron con el tráfico de esclavos. La obra reclama, de alguna forma, una parte de responsabilidad en nuestra historia. Hay que recordar que España, fue el último país europeo en abolir la esclavitud (1886).

Debutante

Una actriz que trabaja por vez primera con Manrique es la afrocatalana Tamara Ndongo, que realiza un brillante papel: Kayla, con dos registros (el pasado como esclava, y el actual reivindicando su estatus en una sociedad avanzada). En algunos momentos canta, y también desarrolla un monólogo. Brilla la interpretación del veterano Joan Carreras (en el papel del padre de la familia), y la actriz que interpreta a su esposa, “la pija burguesa con ribetes cínicos (Mireia Aixalà). No es fácil el papel de la sirvienta Paula (Aida Llop); prevalece la autoridad en una especie de narradora en los momentos clave de la obra, de la señora Andrea (Carmen Fortuny).

Los diálogos son ácidos y con doble intención. Y los personajes evolucionan, conforme se dan cuenta de que provienen de un pasado que hay que superar, adaptándose a los nuevos tiempos… La fecha del 11 de Septiembre, Diada Nacional de Catalunya (y también el día del atentado de las Torres Gemelas de Nueva York), aparece en la obra “con calzador” situando la cena familiar, con la celebración de un cumpleaños...

En cualquier caso es un espectáculo ameno, valiente, con un eficaz sonido de fondo, y la riqueza que entrañan los videos que aparecen separando actos, para situar al espectador en los personaje y su época. Un gran plantel de actores construyen una comedia mezclada con tragedia, y basada en la historia. Estarán hasta el 29 de Enero en la sala Villarroel, tras pasar el estreno oficial el jueves 15 de este mes de diciembre (si bien iniciaron las funciones el día 6).