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Mario Gas dirige una versión compleja y que contiene emoción, humor, y ternura

Tres horas que valieron la pena, para presenciar 'Todos pájaros' en el Teatro Apolo de Barcelona
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Tres horas que valieron la pena, para presenciar 'Todos pájaros' en el Teatro Apolo de Barcelona

martes 06 de mayo de 2025, 13:05h
Las obras de los buenos autores tienen múltiples versiones, y se repiten en el tiempo. Es el caso del libanés de origen canadiense Wajdi Mouawad, que fue representado hace pocos meses en catalán (dirigido por Oriol Broggi). Y ahora vuelve, para recalar en el Teatro Apolo y con distinta compañía, en versión castellana dirigida por Mario Gas. Y un plantel de excelentes actores: Manuel de Blas, Vicky Peña, Pere Ponce, Candela Serrat, Lucía Barrado, Aleix Peña, Nuria García, Anabel Moreno, Pietro Olivera yJuan Calot. Una obra que llega al corazón del espectador (pese a su duración: tres horas) y que toca un tema eterno, como es el conflicto árabe israelí, que a su vez choca con una historia de amor donde están involucradas dos familias.

El argumento gira en torno a una pareja de jóvenes que estudian en Nueva York: él (Eitan) un joven alemán nacido en una familia judía religiosa, que va a a USA para realizar una tesis doctoral, y ella (Wahida) una judía norteamericana de origen marroquí, y estudiante de Historia. El padre se llama David (lo encarna Pere Ponce) que se casó con una mujer judía de la Alemania del Este, psicóloga. La guerra (y la explosión de una bomba) se cruza en el camino de esta pareja, lo que dará al traste con su relación. El “mensaje” del texto es que el odio y el dolor no se debe transmitir por los genes, pero en el ejemplo que expone, arrastra la historia del pasado...


La obra es una metáfora de la falta de entendimiento entre los humanos (cruzándose naciones y personas) en un mundo donde se tiene aversión al que piensa distinto. El texto contiene ironía y sentido del humor, aunque es en el fondo, una tragedia clásica con ribetes de “Romeo y Julieta”. Y un tema recurrente en Mouawad: la familia, con sus rivalidades, egoísmos y distintas tipologías. No falta la crítica a la religión, centrada en la falta de perdón, y la pasividad o conformismo ante las injusticias. Se repite en toda la obra una frase que repite el padre de David “Estamos todos juntos; todo irá mejor...”. El lenguaje es simbólico y poético, destila una emoción contenida.

El amor, y sacrificio que implica, es uno de los asuntos prioritarios en el texto del autor libanés, pues está mediatizado por un tema político que puede arrasar con ese sentimiento. La guerra político religiosa, frente a la identidad individual. El mensaje final es, quizá, una cierta esperanza en el futuro con la metáfora de los pájaros que se convierten en anfibios. “Todos pájaros” podría considerarse una especie de obra griega, con la carga dramática que suele conllevar. Va a los orígenes de los conflictos, lo que nos inculcan desde niños, unas creencias que condicionan al ser humano…

Original

Los cambios de escena se desarrollan con brillantez, y a intervalos se pueden ver imágenes en una pantalla (por ejemplo, las de un periodista televisivo, que va dando cuenta de sangrientos atentados en la franja de Gaza, con Líbano e Israel, en blanco y negro). Desfilan imágenes de pájaros, el mar, peces y paisajes... Uno hubiera rectificado una cierta afectación en el tono artificioso de algunos personajes, que los hace menos creíbles (en la forma de recitar el texto)...Son todos los actores de primerísima calidad, aunque destacaría la veteranía de Manuel de Blas, la solidez de Pere Ponce, y el encanto y buen hacer de una estupenda Candela Serrat. La escenografía de Sebastián Brossa está muy lograda.

Antes del espectáculo, que como decíamos al principio es muy largo, aparece el director Mario Gas, quien ruega a los espectadores que cierren el móvil, les alerta sobre las molestias que ocasionan en los actores (aunque lo tengan en silencio) esas luces para ver las notificaciones. También hace referencia a las molestas toses, y sobre todo a los/las señoras mayores que para tomar un caramelo, tardan dos o tres minutos en desenredarlo, con el ruido que eso conlleva. Está bien plantear de una forma humorística, las premisas sobre unas normas de convivencia necesarias en el teatro, y que no siempre se respetan...Por fortuna, hay un entreacto de 20 minutos, tras los 100 o 115 de la primera parte. Resulta original la leyenda del pájaro que se convierte en anfibio (el ave al que le crecen branquias) que toma protagonismo al final del espectáculo.

Teatro Apolo.
Martes a jueves: 20h.; viernes y sábado: 18h.; domingo: 17h.
3 h. (con entreacto de 20m.) Hasta el 18 de Mayo.

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