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Crítica de la película

'Cafe de flore': La confirmación de Jean-Marc Vallée

'Cafe de flore': La confirmación de Jean-Marc Vallée

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viernes 17 de agosto de 2012, 10:57h
El director canadiense Jean-Marc Vallée ya había demostrado su innegable ingenio con 'C.R.A.Z.Y.', una fantástica película en la que un joven se debatía entre su orientación sexual y su amor a su padre, ahora 'Cafe de Flore' confirma que estamos ante un director de los que hay que tener en cuenta, y que podría ser una continuación de temas de aquella película, con un protagonista bastante parecido, aunque su orientación sexual haya vuelto a cambiar.
'Cafe de Flore' se podría resumir como dos triángulos amorosos separados por el tiempo y el espacio, uno sucede en el París de los 60 y otro en el Montreal actual, pero que están unidos por un hilo misterioso. La película se construye como un rompecabezas en el que el espectador tendrá que unir las partes, para ello el director utiliza con maestría la música. Aprovechando que uno de los protagonistas es Disc Jockey, Vallée monta su pelicula como un DJ su show, mezclando las historias, parando a veces súbitamente el tempo, para que lo siguiente impresione más. La remezcla le sale perfecta.

Las dos historias que componen la película son la de Antoine, un DJ de éxito, enamorado completamente de su joven pareja, con dos hijas preciosas pero que aun así se siente culpable ante Carole, su ex mujer y antiguo amor de adolescencia que no ha logrado superar su ruptura. Por otro lado tenemos la historia de Jaqueline, una joven madre, que se vuelca completamente en su hijo Laurent, con síndrome de Down, para darle una vida "normal". Todo cambiará entre ellos cuando en el colegio de Laurent aparezca Veronique, una chica que también tiene síndrome de Down y de la que se enamorará perdidamente. El triángulo es el quid de la cuestión, siendo simbolizado por el que aparece en la portada del 'Dark side of the moon' de Pink Floyd, música recurrente para las pesadillas de Carole que conectan una historia con otra. La música pasa a ser un personaje más en la película, funcionando como lazos que unen una historia y otra. Así el tema de Mathew Herbert que da título a la película, 'Cafe de Flore' es la canción favorita de la madre, interpretada por Vanessa Paradis, y su hijo con síndrome de Down, en una versión para Big Band y también es uno de los temas remezclados por Antoine.

Las actuaciones están a la altura de la película, Vallée construye dos escenarios distintos para sus actores, el París sesentero es un lugar gris, con tonos sepia, sobre el que se destaca el amor incondicional de Veronique por su hijo. Vanessa Paradis, la antigua Lolita del pop francés, está inconmesurable y logra transmitir toda la fuerza del amor materno. Por otro lado, el Montreal que vemos es un lugar luminoso, en el que los únicos nubarrones de sombra lo ponen las pesadillas de Carole. Kevin Parent, que al igual que Paradis es también cantante, da vida con soltura a Antoine, aunque es Hélène Florent, en el papel de Carole la que roba literalmente todas las escenas. Sus alter egos adolescentes, traen a la memoria otra película de Vallée.

En el fondo Antoine es un personaje muy parecido al protagonista de 'C.R.A.Z.Y.', alguien que lucha por saber su identidad pero que no quiere lastimar a las personas que aprecia y ama. Nuevamente como en aquella película la música servirá como seña de identidad del personaje, también 'Cafe de Flore' se decantará por una salida fantástica o espiritual pero el poso que dejará será el de una película preciosa y etérea, como una buena canción de Pink Floyd o Sigur Ros. Después del ligero bache que supuso 'La Reina Victoria', una película de época alejada de sus temas, 'Cafe de Flore' vuelve a la senda iniciada con 'C.R.A.Z.Y.' y demuestra que Jean-Marc Vallée es uno de los directores en la actualidad más a tener en cuenta.

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