'El lunar de Lady Chatterley': encendida defensa de la libertad de la mujer

Son muchos los ejemplos que, sobre el tema nos ha dado la literatura de los dos últimos siglos pero, probablemente, ninguno tan contundente, tan provocador y revolucionario como el de la novela El amante de Lady Chatterley, de D.H. Lawrence, que es el texto en el que está inspirado el montaje que hoy mismo se estrena abriendo temporada en la Sala Margarita Xirgu del Teatro Español de Madrid, ‘El lunar de Lady Chatterley’, un espectáculo unipersonal escrito por Roberto Santiago, dirigido por Antonio Gil, e interpretado por Ana Fernández.

En el monólogo, de poco más de una hora de duración, Ana Fernández, la legendaria protagonista de Solas (Benito Zambrano), da un recital de interpretación, lleno de matices y teñido de una fina ironía al meterse en la piel de Constance (Lady Chatterley), que asume su propia defensa en el juicio al que está siendo sometida después de que su marido la denunciase por adúltera, por haber mantenido relaciones extramatrimoniales de forma continuada con un guardabosques de una de las numerosas fincas que posee el noble, con el consiguiente escándalo social.

La escenografía del montaje, que firma Sean Mackaoui, es minimalista -apenas unos travesaños metálicos que simulan las puertas de acceso a la sala de vistas del tribunal que la va a juzgar, una silla y un atril desde donde Constance articula su defensa propia-. La luz -diseñada por Gustavo Pérez Cruz-, cálida, intensa o tenue, según el momento psicológico que atraviesa la protagonista en su largo, intenso y argumentado parlamento de defensa ante el tribunal, que ocupa el lugar del público (el espectáculo tiene un alto grado de metateatralidad), y la emoción que marca el espacio sonoro, de Iñaki Rubio, al principio y al final del monólogo del personaje, es el paisaje por donde transita Ana Fernández con la intensidad, el desparpajo y la convicción profunda que le exige esa estupenda Constance que construye.

Ese lunar, tan íntimo como secreto, tan particular como universal, al que hace referencia el título del montaje, es la metáfora del derecho a ser diferente, la última espoleta que revuelve las entrañas de Lady Chatterley para enfrentarse a una sociedad pacata, llena de hipocresía y de escrúpulos morales para juzgar a los demás, al tiempo que generosa para analizar los defectos propios, sobre todo si provienen del género masculino.

El feminismo militante que destila ‘El lunar de Lady Chaterley’ no es, ni mucho menos, rancio o mitinero, sino todo lo contrario. A través de un discurso inteligente y hábilmente trenzado, el personaje va mostrando las contradicciones que anidan en el seno de una sociedad llena de estereotipos con respecto a la mujer que Constance asume sin complejo alguno, llamando al pan, pan y al vino, vino. Deliciosos sus cambios de tono e intensidad en sus discurso ante el tribunal, su provocación directa al juez que lo preside, y el rosario de adjetivos que dedica a su marido para coronar su hermosa y legítima defensa con el que termina un montaje que, probablemente, debieran ver con mucho más interés los espectadores del sexo masculino.

Ana Fernández, mucho más presente en el cine y las series de televisión, debiera prodigarse más por los escenarios, sobre todo si vuelve a cruzársele la posibilidad de demostrar una vez más que estamos ante una extraordinaria actriz, capaz de desnudar hasta la fibra más íntima del personaje que le toca interpretar. Verla aquí como Constance es una verdadera delicia que va a sorprender a más de uno…

‘El lunar de Lady Chatterley’

Texto: Roberto Santiago

Dirección: Antonio Gil

Intérprete: Ana Fernández

Diseño de vestuario: Montse Sancho

Dirección de Producción: Ana Belén Santiago

Ayudante de dirección: José Troncoso

Una producción de MARZO PRODUCCIONES ARTÍSTICAS, SL

Teatro Español, Madrid

Del 21 de septiembre al 8 de octubre de 2017