Un clásico del dramaturgo norteamericano Tennessee Williams (1911-1983), autor, entre otras obras de El zoo de cristal o La gata sobre el tejado de zinc caliente, cierra con broche de oro la primera temporada del Teatro Español de Madrid bajo la dirección de Eduardo Vasco. Se trata de ‘Un tranvía llamado deseo’ (1947), montaje dirigido por David Serrano con extremo acierto en todos y cada uno de los ámbitos necesarios para levantar cualquier obra de teatro: Magníficos actores y magistrales escenografía, iluminación, composición musical, vestuario y movimiento escénico.
Es un auténtico placer ver evolucionar sobre el escenario durante casi tres horas a la lánguida, frívola, egocéntrica y soñadora Blanche Dubois (Nathalie Poza), que se ve obligada a regresar a Nueva Orleans después de arruinarse y perder hasta la mansión familiar. No tiene más remedio que ir a refugiarse en el pequeño apartamento en el que viven su hermana Stella (María Vázquez), que está casada con Stanley Kowalski (Pablo Derqui), un guapo buscavidas, jugador, machista y pendenciero, que escandaliza y atrae en la misma medida a Blanche. Empeñada en mostrar una realidad de triunfadora, la hermana mayor de las Dubois no para de enunciar situaciones pasadas, presentes y futuras que muestren la distancia sideral que separa su vida de las de su hermana y su cuñado. Sólo un momento de atracción pasajera por Harold Mitchell (Jorge Usón), parece constituir su tabla de salvación. Pero ese espejismo sólo dura el tiempo que Kowalski tarda en averiguar la verdadera y catastrófica situación económica de su cuñada. Y junto a ellos, sus vecinos y amigos Eunice Hubbel (Carmen Barrantes) y Steve (Mario Alonso); Pablo/Médico (Rómulo Assereto) y, por último, el Joven comercial de un diario local y Enfermero (Carlos Carracedo).
La decadencia, la frivolidad, la nostalgia y la sensualidad de Blanche se enfrentan permanentemente a la brutalidad, la sinceridad despiadada y el realismo extremo de Stanley Kowalski y en medio la sencillez, la conformidad y el amor de Stella, obligada a nadar y guardar la ropa para intentar que el tiempo indeterminado que su hermana va a convivir con el matrimonio sea lo menos dramático posible para todos.
Pero el deseo irracional e imparable se abre paso frente a todo y frente a todos a través de ese tranvía cargado de deseo que periódicamente suena amenazante y, finalmente, se incrusta en las vidas de Blanche, Stanley y Stella.
Fascinantes, como digo, la escenografía de Ricardo Sánchez Cuerda, el vestuario de AnaLlena (especialmente los modelos de ensueño de Blanche), la iluminación de JuanGómez-Cornejo, la música y el minucioso espacio sonoro de Luis Miguel Cobo y el movimiento escénico de Carla Diego Luque.
El choque frontal entre ilusión (ahora hay quien la llama relato) y realidad (que es tanto como decir verdad), provoca inexorablemente un cataclismo en forma de tragedia (ya sea personal o social…), cuando la una y la otra no coinciden. Y cuanto más tarde confluyan ambas, más dura será la caída. ‘Un tranvía llamado deseo’ es un texto inmortal y la ejemplar adaptación y dirección de David Serrano hacen de él un montaje imprescindible para terminar la temporada teatral con el mejor sabor de boca. ¡Imperdible!
‘Un tranvía llamado deseo’
Autor: Tennessee Williams Dirección y adaptación: David Serrano Reparto: Blanche Dubois: Nathalie Poza Stanley Kowalski: Pablo Derqui Stella Kowalski: María Vázquez Harold Mitchell: Jorge Usón Eunice Hubbel: Carmen Barrantes Pablo/Médico: Rómulo Assereto Steve: Mario Alonso Joven/Enfermero: Carlos Carracedo Escenografía: Ricardo Sánchez Cuerda Vestuario: Ana Llena Iluminación: Juan Gómez-Cornejo Composición musical: Luis Miguel Cobo Movimiento escénico: Carla Diego Luque Ayudante de dirección: Montse Tixé Ayudante de vestuario: Tania Tajadura Producción Ejecutiva: Lola Graíño Una producción de Producciones Abu, Milonga Producciones, La Casa Roja Producciones, Teatro Picadero y Gosua Teatro Español, Madrid Del 12 de junio al 27 de julio de 2025
Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)
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La peor adaptacion de un clásico que he visto en mi vida. Si el sr. David Serrano se cree tan bueno como para reinterpretar a T. Williams que escriba sus propias obras en lugar que dedicarse a destrozar las de los grandes autores. La interpretacion mediocre y triste. El protagonista que debe emanar magnetismo sexual parece un sin techo. No malgastes su dinero