Hace unas semanas se generó una gran polémica porque el Gobierno de Canarias había autorizado la caza de gatos asilvestrados en las islas, una normativa que finalmente se anuló.
El Ejecutivo finalmente ha blindado a estos felinos para que no se les considere una especie cinegética menor en la temporada de caza hasta que entre en vigor la nueva Ley de Bienestar Animal.
Pero la decisión, que a priori parece que podría ser celebrada, ha causado rechazo dentro de la comunidad científica.
Muchos científicos han pedido que los gatos asilvestrados sean erradicados del medio natural ya que están provocando daños a la fauna de Canarias.
Con la nueva ley que entra en vigor en 2 meses, los gatos domésticos y los asilvestrados se equiparan, algo que desde el CSIC no están para nada de acuerdo y advierten de la pérdida de especies que podría ocasionar si la situación no se revierte.
Gatos asilvestrados, superdepredadores
Para entender la problemática hay que contextualizar.
Como se explica en la revista 'National Geographic', existen 2 tipologías de gatos: los domésticos y los asilvestrados.
Los domésticos son los que se tienen de mascota o los que aunque no tengan dueño oficial, están bajo el amparo de las colonias felinas. Estos organismos se encargan (con el beneplácito de los Ayuntamientos) de alimentar, cuidar y castrar a un grupo controlado de gatos.
Por otro lado están los gatos asilvestrados, aquellos que no dependen del ser humano para sobrevivir y viven de forma salvaje como cualquier especie silvestre.
Este tipo de gatos, dadas las extraordinarias capacidades de esos animales para la caza, suponen una seria amenaza para muchos animales como aves, reptiles o pequeños mamíferos.
En el caso de las Islas Canarias se encuentran en todo el archipiélago y habitan desde las zonas de costa hasta las montañas. Algunas de sus presas son especies autóctonas que se encuentran en peligro de extinción.
La UICN -Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza- incluye a estos felinos entre las 100 peores especies invasoras del mundo.
Relacionados con la extinción de 63 especies de vertebrados
Para el imaginario colectivo el gato no representa amenaza, pues se tiene la imagen del gato doméstico o callejero mientras que los gatos asilvestrados pasan desapercibidos para la sociedad.
Pero para el ecosistema pueden resultar muy dañinos.
Por ello, varios miembros del CSIC han firmado una tribuna pidiendo al Gobierno que la normativa se modifique en lo que a este tipo de gatos se refiere para poder controlar las poblaciones felinas asilvestradas en las islas.
"A nivel mundial, los gatos se relacionan con la extinción de 63 especies de vertebrados. En los ecosistemas insulares han estado involucrados en el 14% de todas las extinciones de aves, mamíferos y reptiles y en el declive del 8% de los mismos catalogados en peligro crítico; entre ellas se encuentra el chochín de Stephens (Traversia lyalli), la tórtola de Socorro (Zenaida graysoni), de la que aún quedan algunos ejemplares en cautividad, el paíño de Guadalupe (Oceanodroma macrodactyla), o el ratón de la isla de Estanque (Peromyscus guardia), extinguido por un único gato", han resaltado en el texto.
La Ley de Bienestar Animal contempla el método CER para este tipo de felinos, un sistema que consiste en su captura, esterilización y puesta en libertad de nuevo.
Opiniones de expertos variadas
Una fórmula que parte de la comunidad científica rechaza por su ineficacia en este caso en concreto, pues alegan que para que funcionase habría que esterilizar al menos al 90% de la población de gatos asilvestrados de Canarias, algo prácticamente imposible.
Desde el sector animalista admiten que el problema con los gatos asilvestrados existe, pero como ha señalado Yolanda Morales a RTVE, abogan por una solución más ética ya que el problema nace del abandono de los felinos por parte de los humanos.
"Estoy muy de acuerdo con estos científicos cuando dicen que los gatos tienen que estar dentro de las casas, eso es evidente. Pero las colonias son la consecuencia de nuestra irresponsabilidad, y tenemos que abordar esta situación de la forma más ética posible", ha remarcado.
Octavio Pérez Luzardo, Veterinario y uno de los asesores en la citada ley, ha defendido la validez de la normativa y su eficacia a corto y medio plazo.
"No me gusta eso de que la vida de un lagarto vale más que la de un gato. Es vida igualmente, y las dos hay que preservarlas y protegerlas. Que una esté más amenazada que la otra no significa que te tengas que cargar a una para proteger a la otra, ya que ambas se pueden gestionar", argumenta, y añade que "es más fácil matarlos, sí, pero los vas a tener que matar periódicamente, que es lo que se viene haciendo durante los últimos 60 años... ¿Se ha conseguido algo con eso? Nada. Ahora hay más gatos que nunca", ha enfatizado.
En definitiva, un problema que todos admiten que existe y que hay que abordar, pero se difiere en la fórmula.
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