En medio del Off del Lara -y después de haber hecho ya
un largo periplo en el tiempo y en varios escenarios más desde su estreno hace ya unos años en Lazona
Kubik, el atónito espectador se encuentra un viejo coche Trabant blanco de la época soviética clavado en la carretera, como caído del cielo, y flanqueado por dos quitamiedos. La casualidad hace que los dos únicos
personajes de la obra se encuentren atrapados ahí, sin remedio y sin salida,
después de que el uno, Gallardo, encarnado porFernando
Sánchez-Cabezudo, haya recogido en auto stop a ella,Maya, en la
realidad,Ana Cerdeiriña. Los dos protagonistas llevan al espectador durante poco
más de una hora a situaciones tan desternillantes, surrealistas y absurdas como, por otra parte, cotidianas y
verosímiles. A la idea le han dadoforma dramáticaJorge,
Alberto y Fernando Sánchez-Cabezudo y Alfredo Sanzol y el montaje lo ha
dirigido el propio Fernando
Sánchez-Cabezudo.
Tras el Trabant soviético, aunque de
matrícula española (B047827), en una pantalla
ligeramente ladeada, se van sucediendo anuncios de la
década de los cincuenta, imágenes de atascos y algunos fotogramas de películas de la época. Los
locutores hablan en alemán y en inglés. Estamos
en un gran atasco, de esos que cada mañana sufren los habitantes de cualquier
gran ciudad y en cualquier parte del mundo pretendidamente civilizado. Todos
ellos, más de una vez, han pensado que muy bien podría ser el último atasco de
su vida. Unas veces porque creen haber decidido firmemente que no van a volver
a coger jamás el vehículo, y otras, porque eso se hace eterno y, a cuarenta o más kilómetros de casa, ¿qué
otras alternativas se presentan que las de armarse de paciencia y esperar a que
todo termine, o la de la ensoñación?
Está claro que, en la práctica totalidad de los casos,
la firme voluntad del sufrido conductor no dura más de 24 horas o
que ,al final y después de minutos y minutos de creciente ansiedad, las aguas
de la circulación vuelven a su cauce y con ellas la cotidianeidad del urbanita.
El material bien podría tener tintes trágicos, pero los hermanos Sánchez-Cabezudo y Alfredo Sanzol
decidieron, en su día, darle la vuelta
al asunto y transformarlo en una comedia hilarante, descabellada, loca y hasta
surrealista en la que Ana Cerdeiriña y Fernando Sánchez-Cabezudo bordan sus
personajes. En otro tiempo se diría que
los dos parecen haber nacido con una extraordinaria vis cómica y hoy, probablemente,
nos despacharíamos diciendo sencillamente que están graciosísimos y que parece
que la comediales viene como anillo
al dedo. Las dos cosas son tan ciertas como
los atascos en Madrid -pongamos por caso, que es donde están ahora obra, teatro y actores-.
Resignación
Se me olvidaba comentar que cuando Gallardo recoge
a Maya en la carretera, le ayuda a meter en el maletero del coche unapesada maleta que
lleva la viajera consigo. Ese sencillo detalle
y las continuas pasadas de un helicóptero sobrevolando la zona del "atasco del siglo" y lanzando un mensaje a los
sufridos y pacientes conductores son la clave del argumento de la comedia: "
Buscamos a Leonor Gutelier y a Calixto
Rodríguez Calvo". Maya, cuando lo oye, se esconde dentro del coche...
El
tiempo pasa, los viajeros se enamoran, tienen un hijo en el mismo y apretado habitáculo del vehículo; el niño
crece y crece, y al tiempo los padres tienen que agudizar el ingenio para
seguir sobreviviendo en medio de la nada.
Y, mientras, la vida pasa y pasa hasta que, al final, Maya y
Gallardo, ya muy mayores, siguen dentro del mismo coche y del mismo atasco...
Voluntario
o no, consciente o no, la pieza dramática parece un sentido homenaje al recientemente
desaparecido Moncho Alpuente, entonces
líder del grupo que trajo la sorna también a la música sesentera a través del grupo del que formaba
parte, 'Desde Santurce a Bilbao blues band'. La letra de la canción glorificaba
la paciencia del sufrido "hombre del
600", el primer modelo Seat español y lejano
antecedente de esos atascos del siglo. Decía así:
".... Ya se levanta el
héroe del domingo,
ya ruge su caballo de metal,
ya se cala la gorra y acelera,
la ciudad queda atrás...
Unas gotas de lluvia en la comida,
no te preocupes pronto escampará.
Concha coge a los niños que parece
que la cosa va a más.
!Adelante hombre del seiscientos
la carretera nacional es tuya!"
La pieza de Sanzol y
los Sánchez-Cabezudo, como ven, ni es tan nueva, ni tan descabellada porque la
estampa no es tan distinta medio siglo
después de que Alpuente ilustrara la
situación con unos versos y unas notas llenas de sentido del humor. El mismo
que rezuma 'El gran atasco' y que Ana Cerdeiriña y Fernando Sánchez-Cabezudo han
sabido transmitir con la misma gracia que naturalidad y a las mil maravillas a los inteligentes
espectadores que acuden al Lara con la necesidad de sonreír e identificarse en
un modelo de vida que no acaban de digerir
pero del que tampoco ninguno ha sabido salir.
- 'El gran atasco'
- Off del Teatro
Lara
Miércoles
y
jueves de mayo y junio a las 20:15 horas