Los reyes Felipe y Letizia han presidido en el Palacio Real este miércoles la tradicional recepción anual al Cuerpo Diplomático acreditado en España. Un acto en el que la reina ha dado la sorpresa al utilizar, 20 años después, el juego de joyas que los reyes Juan Carlos y Sofía le habían regalado en noviembre de 2003 por su compromiso con el entonces Príncipe de Asturias, y que hasta ahora solo había llevado en la fiesta previa a su boda en el Palacio de El Pardo el 21 de mayo de 2004.
Un valioso conjunto de pendientes, collar y pulsera de diamantes, zafiros y perlas que habían pertenecido a la Reina María de las Mercedes y que en su 'reaparición' pública 2 décadas después, han sido los protagonistas involuntarios por partida doble. En primer lugar, porque ha sido una sorpresa que Doña Letizia decidiera volver a utilizarlos después de 20 años, y en segundo porque, en el final del Besamanos, que ha sido particularmente largo, habiendo desfilado ante los reyes los representantes de las 126 Embajadas y casi 800 Consulados acreditados en nuestro país, la pulsera se ha caído de la muñeca de la monarca y ha terminado en el suelo.
Un percance del que la Reina ha salido airosa, aunque rompiendo el protocolo tradicional, reaccionando con espontaneidad y agachándose ella misma en cuestión de segundos para recoger la joya con total naturalidad, y sin perder la sonrisa, con el rey Felipe como testigo de excepción. Según el protocolo la monarca debería haber avisado a alguno de sus ayudantes, pero doña Letizia ha flexionado las piernas y, demostrando agilidad, ha recogido la pulsera y se la ha puesto con discreción de nuevo en la muñeca, continuando la Recepción como si pasara nada.
Lo curioso del caso es que es la segunda vez que a la reina Letizia le ocurre algo similar con el mismo vestido. Este traje de color azul marino con cuello de pico y falda larga de vuelo ya contaba con una anécdota similar. En 2022, mientras se celebraba la Pascua Militar, la reina Letizia estrenó este vestido tan sobrio que iba adornado con el broche con perlas que forma parte de las Joyas de Pasar, de la colección de la reina Ena. Es decir, otra de las piezas más valiosas del joyero real, aunque por motivos diferentes.
Sin embargo, el vestido parece tener gafe y el broche se cayó al suelo como ha ocurrido con la pulsera. En aquella ocasión fue el rey Felipe quien se dio cuenta y se agachó, al momento, a recogerlo. También se olvidaron del protocolo y tiraron de naturalidad.
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