'Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín': tragedia lorquiana en negro y rojo

De nuevo Federico García Lorca, esta vez en un espacio madrileño al aire libre, el Patio del teatro Quique San Francisco, estupendo marco en este infernal verano de la capital que, afortunadamente, ya está llegando a su fin. En adaptación y dirección de Triana Lorite, ‘Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín’, la tragedia grotesca de Lorca con tres estupendos intérpretes habitando a los estrafalarios personajes creados por el poeta y dramaturgo granadino: Fernando Cayo (Perlimplín), Ana Belén Beas (Belisa) y Carmela Martins (Marcolfa, la criada del viejo don Perlimplín).

Aunque conocida, vamos a recordar la fábula que se cuenta en esta obra de Lorca. Perlimplín es un rico y viejo hacendado, soltero aún en su última etapa vital. Marcolfa, su criada, se empeña en casarlo y entra en contacto con la madre de Belisa. El dinero del forzado pretendiente convence a la primera a su futura suegra. Perlimplín, que no acoge de muy buen grado la iniciativa de su criada para acabar con su eterna soltería, se prenda de Belisa la primera vez que la ve desnuda al espiarla a través del ojo de una cerradura. Pero la joven Belisa comienza por ser infiel a su confiado y rico “maridito” con cinco hombres que alcanzan el tálamo nupcial a través de otras tantas ventanas que abren la habitación de los nuevos casados al mundo…

En un ambiente cargado de poesía y oscuridad, y en medio de un clima musical intenso que pronuncia más aún los caminos de emoción que atraviesan a los recién casados, la infidelidad de Belisa despierta el ingenio de su marido, que inventa un falso joven enamorado de Belisa, que la asedia a diario con cartas carnales encendidas que terminan por derribar el muro del corazón de la joven casada. Pero, hete aquí que ese jovenzuelo no es otro que el mismo Perlimplín que acaba clavándose un puñal ante Belisa para hacerle ver dolorosamente que casi nada ni nadie es lo que parece. La sangre, otra vez como revulsivo vital.

Intensas y matizadas interpretaciones de Cayo, Beas y Martins atravesando ese lento tempo que Lorite ha imprimido a la tragedia. Una tragedia que discurre en un espacio escénico abierto y casi sin elementos ornamentales, diseñado por Pier Paolo Álvaro y Roger Portal, autores también del espléndido vestuario en negros y rojos de los personajes. La iluminación es de Paloma Cavilla, la música (que funde la poesía de Mahler con ritmos electrónicos contemporáneos), es de Ignacio Ysasi, y la coreografía y movimiento escénico han sido ideados por Zoe Sepúlveda.

Interesante y valiente iniciativa la del Quique San Francisco y SEDA Producciones al lanzarse a ofertar al público madrileño casi dos meses de representaciones al aire libre y con una propuesta muy alejada de las habituales altas comedias que venía ofreciendo este teatro en las últimas temporadas veraniegas.

Por último, los matices contradictorios que la adaptación de Lorite despierta a buen seguro entre los espectadores y estudiosos de Lorca acaban siendo finalmente un incentivo para acudir a disfrutar y debatir sobre el montaje.

‘Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín’

Autor: Federico García Lorca

Adaptación y Dirección: Triana Lorite

Intérpretes: Fernando Cayo, Ana Belén Beas y Carmela Martins

Ayudante de Dirección: Hugo López

Coreografía y movimiento escénico: Zoe Sepúlveda

Iluminación: Paloma Cavilla

Composición musical: Ignacio Ysasi

Vestuario y espacio escénico: Pier Paolo Álvaro y Roger Portal

Fotografías: Lucrecia Díaz

Diseño gráfico: Juan Lorite

Producción ejecutiva: SEDA Producciones

Patio del Teatro Quique San Francisco, Madrid

Hasta el 17 de septiembre de 2023