Crítica de la obra de teatro 'María Luisa': la soledad, el deseo y los mayores

No es totalmente una comedia, al menos en opinión de su autor, pero se le acerca mucho. Quizás estemos más en lo cierto si la llamamos dramedia, aunque tiene más de lo segundo que de lo primero. Hablamos de ‘María Luisa’, la última propuesta de Juan Mayorga y la primera que escribe y dirige como director artístico del Teatro de la Abadía, que es donde se exhibe hasta el próximo 21 de mayo.

Según ha contado también Mayorga, la idea surgió a raíz de una conversación escuchada en público por un amigo que luego se la contó. En unas gradas de un partido de baloncesto en donde dos hombres conversan mientras sus hijas disputan un partido de baloncesto. Uno de ellos, portero de una finca urbana, le comentaba al otro que había recomendado a una vecina mayor que era conveniente que añadiera algún nombre en su buzón para así confundir a los posibles cacos, que siempre andan merodeando en ellos para ver quién vive solo. Si, además, el solitario o solitaria es mayor, las posibilidades de llevar a buen término -desde su punto de vista, claro-, sus malas intenciones, se multiplican por varios enteros.

Y precisamente así comienza ‘María Luisa’. Raúl (Paco Ochoa), portero de la finca en donde vive María Luisa (Lola Casamayor), una mujer que ya sobrepasa los sesenta y tantos, aconseja a esta que debiera añadir un par de nombres más en su buzón para confundir a los perseguidores de lo ajeno que, según informa la televisión, andan merodeando últimamente por el barrio y ya han hecho alguna de las suyas. La mujer elige dos nombres exóticos. El de Benito Beckenbauer (Juan Codina), un militar golpista que sueña con poner el país a los pies de María Luisa. El otro es Emerson Azzopardi (Juan Paños), famoso poeta de Malta pero que aquí no conoce absolutamente nadie. Y un tercero, Juan Olmedo (Juan Vinuesa), todo un caballero español, esa estirpe en extinción. Y completa el universo de María Luisa su amiga Angelines (Marisol Rolandi), con quien habla por teléfono a diario y cada jueves merienda con ella en la cafetería de siempre. Y así en la vida de María Luisa esos nombres adquieren personalidad propia y forman parte de su existencia cotidiana con la misma realidad y compromiso que tiene con su amiga de toda la vida.

El deseo de vivir y la imaginación puesta al servicio de ese deseo son las dos cosas que comparten María Luisa y Angelines, las dos amigas de caracteres antitéticos, pero de sueños comunes: poder salir de casa, divertirse y, quizás algún día, poder traspasar una puerta plateada y entreabierta que está a mitad del itinerario hacia la cafetería de siempre, en donde parece haber diversión y música. Es una discoteca a la que, finalmente, acudirán las dos amigas y los cuatro personajes varones que están en sus vidas -uno real, los otros tres acaban siéndolo también-.

Alessio Meloni, reciente premio Max, ha diseñado la sencilla escenografía del montaje, Juan Gómez Cornejo la iluminación y Vanessa Actif el vestuario de los personajes que, cuando ya está a punto de hacerse el negro sobre el escenario, lo lucen divertidos y vitales.

Formidable reparto el que da vida a esos entrañables amigos que sueñan con ir al baile algún día: Angelines, ese portero, ese general, ese poeta desconocido y ese simpático caballero español que llenan la vida de María Luisa, y acaso también de tantas y tantas otras personas que, como ella, hayan tenido que recurrir a poner dos o tres nombres más en el buzón de su casa para, al menos, aparentar que allí no habita la soledad.

‘María Luisa’

Texto y dirección: Juan Mayorga

Reparto: Lola Casamayor, Juan Codina, Paco Ochoa, Juan Paños, Marisol Rolandi y Juan Vinuesa

Escenografía: Alessio Meloni

Iluminación: Juan Gómez Cornejo

Vestuario: Vanessa Actif

Espacio sonoro: Yaiza Varona

Ayudante de dirección: Laura Mihon

Una producción del Teatro de la Abadía y La Zona

Teatro de la Abadía, Madrid

Hasta el 21 de mayo de 2023