www.diariocritico.com
Crítica de la obra de teatro 'Ternura y coraje': el equilibrio entre la luz y las sombras
Ampliar
(Foto: Javier Regueros)

Crítica de la obra de teatro 'Ternura y coraje': el equilibrio entre la luz y las sombras

lunes 24 de octubre de 2022, 08:33h

El Corral de Lope, una pequeña, cómoda y coqueta sala ubicada en pleno Barrio de las Letras madrileño, acoge cada noche de viernes hasta finales de diciembre próximo, una propuesta sin aparentes pretensiones, ‘Ternura y coraje’, escrita e interpretada por Silvia Micó y dirigida por Adolfo del Río. Pero, como siempre, las apariencias engañan y los prejuicios son vencidos en este caso desde el primer minuto de función.

‘Ternura y coraje’ es teatro documental y del mejor, fruto de la experiencia personal e intransferible de su autora, ciega de nacimiento y actriz desde hace más de tres décadas. Se nota al instante que ahí late mucho más que un texto escrito para ser representado. Por sus venas corre la necesidad de expresar algo muy íntimo, de rendir un homenaje surgido del alma de Micó en favor de unos padres, los suyos, sin cuyo concurso Silvia nunca hubiera podido ser quien es, una actriz y una mujer magnífica, y rendirles así, pública e íntimamente, la profunda y sentida gratitud que les profesa.

La atinadísima dirección de Adolfo del Río marca diversas atmósferas al relato y le imprimen una hondura tan grande que retaría a cualquier espectador a que no es capaz de salir de la sala después de la función sin quedar profundamente conmocionado, estremecido y esencialmente transformado. Hace años que no vivía en primera persona tantas y tan intensas emociones, todas ellas surgidas de la voz, del cuerpo y del alma de Silvia Micó que, en poco más de una hora, transita con enorme naturalidad y oficio por una decena de personajes (su madre Rosario, su padre Agustín, Silvia niña, sus tres hermanos, Miguel el Limonero, Encarna la comadrona, las monjas, su abuela…).

La sensibilidad musical de René Bernedo, que ha compuesto la música original de la pieza y la interpreta en directo a la guitarra, es fundamental para conseguir tantos y tan intensos momentos de emoción, salpicados por aquí y por allá de inesperados toques de humor. A sus piezas, además, se añaden dos nanas populares valencianas y la Nana de la cebolla (letra de Miguel Hernández y música de Joan Manuel Serrat), las canta también Silvia Micó con voz timbrada, vibrante y siempre emocionada, seguramente olvidándose voluntariamente de la cantante de jazz que también es.

La luz de Julio Bao y la escenografía y vestuario de Ana Montes -que incluye hasta un vistosísimo traje de fallera-, redondean y atraviesan el escenario de poesía, sabor y olores mediterráneos, los que siempre han envuelto a la familia de Silvia.

El montaje transmite tantas sensaciones, tan íntimas, tan de verdad que el espectador asiste casi sin darse cuenta a un enorme cúmulo de emociones, embebido siempre en un relato fascinante, casi hipnótico , de alguien que se muestra ante él abierta en canal, sin pudor -al menos aparente-, con la necesidad de rescatar del público al menos una parte de la ternura, del cariño, del amor de una mujer profundamente consciente de la pérdida de sus padres y, con ellos, de sus orígenes, de su infancia, de sus primeros y enormes momentos de felicidad.

Pero no quisiera con lo dicho hasta aquí llevarte al ánimo que la pieza es una muestra de pesimismo, de inevitable caída ante la adversidad. No, ni mucho menos. Es todo lo contrario, un verdadero canto a la vida, al amor, a la familia, a la naturaleza, al conocimiento, al esfuerzo, a la cultura, a la inteligencia y a las ganas de seguir adelante, viviendo siempre, y a pesar de todo. Y todo eso lo aprendió La Silviasí la llamaba su madre, su padre, sus hermanos-, de una mujer excepcional, Rosario, una mujer “echá palante”, a la que no se le ponía ningún obstáculo si de lo que se trataba era de ayudar a sus cuatro hijos, especialmente a Silvi y a María José, las dos ciegas de la familia.

“…Un día llego al hospital y me dicen las enfermeras: ‘Ya sabemos que vais a los jardines de Sabatini a escuchar zarzuela…’. ¡Si solo fuimos una vez!” Y es que Rosario, cuando se trataba de su familia, no se andaba con chiquitas a la hora de presumir. El relato dramatizado está repleto de mil y una anécdotas como esta que dibujan con trazo fino y sutil la personalidad de Rosario, primero, y de Agustín, su entregado y complaciente marido, después.

Estamos, sin duda, ante una propuesta de esas que ningún espectador debe dejar pasar y que, además –y estoy seguro de ello-, tendrá larga vida y recorrerá otros escenarios de dentro y de fuera de Madrid. La Silvi y su póstumo homenaje lo merecen por este cúmulo de verdad, de sencillez, de vida, de emociones… ¡Más que imprescindible!

‘Ternura y coraje’

Escrita e interpretada por Silvia Micó

Dirección: Adolfo del Río

Música en directo: René Bernedo

Ayudantía de dirección: Romina R. Medina

Diseño de iluminación: Julio Bao

Escenografía y vestuario: Ana Montes

Diseño gráfico: Elisa Forcano

Fotografía: Javier Regueros

Vídeo: Barbecho Productions

El Corral de Lope C/ Lope de Vega, 31. Madrid

Hasta el 16 de diciembre de 2022

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (1)    No(0)

+
0 comentarios