El nobel y dramaturgo británico Harold Pinter es el autor de estos ‘Viejos tiempos’ (1971), el nuevo montaje que dirige Beatriz Argüello (El caballero encantado o Estaciones de Isadora), en el Teatro de La Abadía a partir de la traducción y versiónde Pablo Remón, e interpretado por Ernesto Alterio, Marta Belenguer y Mélida Molina.
Enigmático, poético, misterioso y original texto -que a veces roza el teatro del absurdo-, ‘Viejos tiempos’ es una de las clásicas comedias de amenaza de Pinter en la que los personajes se ahogan entre sí ante lo que parece una comunicación imposible y en la que explora los diferentes niveles de significación que producen sus pausas y sus silencios. Beatriz Argüello, con extrema sensibilidad, ha sabido captar la esencia del alma de Pinter y coloca al espectador ante una extraña lucha sin vencedores ni vencidos en la que los personajes se lanzan acusaciones basadas en un pasado que parece ser distinto en función de quién hable.
La aparentemente bucólica existencia en mitad del campo de una pareja formada por Kate (silente, sugestiva y sensual personaje estupendamente encarnado por Mélida Molina) y Deeley (Ernesto Alterio se mete de lleno en el alma de este lascivo y extraño, aviejado y por momentos loco personaje), se ve alterada con la llegada de Anna (muy bien Marta Belenguer), vieja amiga de Kate. Las dos amigas llegaron a vivir juntas hace ya 25 años, en su época de estudiantes, circunstancia que parecía desconocer Deeley y eso levanta sus celos y sus más bajos instintos. Esos recuerdos evocan realidades muy diferentes en función del personaje que los ponga en marcha y, en el presente, son utilizados como armas arrojadizas contra los demás. Aquella vieja realidad se va imponiendo y cogiendo un cuerpo y una fuerza imparables… El espectador tendrá que formarse su propia visión sobre unos acontecimientos que parecen ser distintos en función de quién los relate.
La casa y el entorno idílico en el que está enclavada (varios enormes ventanales ayudan a fundir la construcción con el paisaje que la rodea), ha sido diseñado con enorme acierto por Carolina González, interior con muebles funcionales de colores cálidos y ambiente confortable, que ayuda mucho a que así sea percibido por el espectador la poética iluminación de Paloma Parra, que alcanza su zénit en el sensual baño de Kate cuando deja solos a su pareja y a su amiga. El siempre elegante, primoroso vestuario de los tres personajes es obra de Rosa García Andújar. El detallado espacio sonoro y la evocadora música original tienen detrás la mano experta de Mariano Marín; el armonioso movimiento escénico es de Óscar Martínez Gil, y Valle del Saz ha llevado sobre sus hombros la ayudantía de dirección del montaje.
Anna describe su anterior vida con Kate en Londres como una relación de íntima amistad. Sin embargo, sus evocaciones de aquella etapa incomodan profundamente a Deeley, quien empieza a cuestionar la verdadera naturaleza de la relación entre Anna y Kate. Anna, por su parte, parece disfrutar provocando a Deeley, insinuando que ella conocía a Kate (“mi única amiga”), de una manera más profunda y cercana de lo que él podría haber imaginado jamás. El conflicto está servido; las palabras que atrapan aquellos recuerdos son lanzadas como dardos contra el personaje a quién se quiere incomodar especialmente, y los largos silencios entre todos ellos aún complican más las siempre difíciles y complejas relaciones humanas.
La aparente inacción deDeeley, Kate y Annaencierra, sinembargo, una tensión creciente entre ellos que parece anunciar un explosivo final capaz de dinamitar sus relaciones… Como ven, la pieza muestra un siniestro laberinto de sentimientos, visiones y pasiones entre los tres protagonistas del drama que sólo la intervención de una mujer integral de las Artes Escénicas, como es Beatriz Argüello, es capaz de mantener con pulso creciente durante hora y media de función. Estamos ante un delicado, complejo, sofisticado y preciso ejercicio teatral. Muy interesante.
‘Viejos tiempos’
Texto: Harold Pinter Dirección: Beatriz Argüello Reparto: Ernesto Alterio, Marta Belenguer, Mélida Molina Traducción y versión: Pablo Remón Escenografía: Carolina González Iluminación: Paloma Parra Vestuario: Rosa García Andújar Espacio sonoro y música: Mariano Marín Movimiento escénico: Óscar Martínez Gil Ayudante de dirección: Valle del Saz Fotografía: Dominik Valvo Producción ejecutiva: Chusa Martín Ayudante de producción: Elena Prados Distribución: Rocío Calvo y Concha Valmorisco Producción: Entrecajas Producciones y Teatro de La Abadía Teatro de La Abadía, Madrid Hasta el 13 de abril de 2025
Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)