'Fargo' 3x08: un acelerón demasiado precipitado

Noah Hawley no está terminando de dar con la tecla adecuada este año, no es que 'Fargo 3' esté llegando a los niveles desastrosos de 'True detective 2' pero se está quedando bastante por debajo de sus primeras temporadas. Aquí sigue habiendo grandes interpretaciones, buenos diálogos y el suficiente interés como para seguir sintonizando cada semana, lo malo es que empieza a parecer que esta tercera temporada no está tan bien tejida como las anteriores. La huida de Nikki con Mr. Wrench del autobús ha sido entretenida pero no casa bien con lo que nos han contado hasta ahora. Varga y sus hombres parecían bastante buenos a la hora de imponerse sin hacer mucho ruido, no llamando demasiado la atención sobre ellos, Yuri en especial parecía un tipo bastante profesional y no el chapuzas que aparece persiguiendo a la inesperada nueva pareja. El remate ha sido la escena en la bolera, sacada totalmente de 'El gran Lebowski' con Ray Wise volviendo a aparecer (menudo lío estamos teniendo los que estamos siguiendo esta serie a la vez que 'The Leftovers' y 'Twin Peaks' con la mezcla de actores), ésta vez en el papel que interpretaba Sam Elliott en la película, ese hombre que aparecía para hablar con El Nota y era demás el narrador de la película. Claro que este no intervenía en los hechos y Wise no solo interviene, ofreciéndoles una salida a Nikki y Wrench, sino que luego se encara con Yuri y le hace afrontar sus terribles acciones de un pasado remoto. ¿Quién se supone que es Wise? ¿Dios? ¿Un espíritu benigno? ¿El padre de Laura Palmer tras pasar por la Logia Blanca? No creo que un poco de misterio y extrañeza esté mal pero hay que saber utilizarla, Lynch es un maestro de ello y su serie está llena de sucesos paranormales desde el principio, pero esto no es lo que nos estaba contando Hawley hasta ahora. Incluso la aparición de un Ovni al final de la segunda temporada fue menos raro que la escena de Wise.

Luego ha estado el envenenamiento de Sy por parte de Varga, su caída en un coma y un salto temporal de tres meses. Lo curioso es que ese salto ha servido de bien poco y todo sigue, más o menos, igual. Gloria ha sido reubicada en un minúsculo escritorio por el Jefe Gilipollas y no parece que nadie (aparte de la propia Gloria y su inseparable agente López) esté investigando un caso en el que la principal sospechosa sigue desaparecida después de que el autobús que la transportaba volcara, todos sus ocupantes fueran asesinados, además de una pareja que pasaba por allí con su coche y un padre y su hijo que estaban cazando lobos por la zona. Por no hablar de uno de los propios asaltantes que ha sido decapitado y tendrá que haber aparecido junto a la oreja de otro de sus compañeros. Ahora mismo debería estar movilizado casi hasta el ejército pero las cosas parecen seguir igual y nadie molesta a Emmitt Stussy, más allá de nuestras dos humildes heroínas. El hecho de que al final del episodio termine confesando y no sea por la presión de que su nombre se haya visto mezclado con un caso que ha dejado alrededor de una veintena de cadáveres, sino porque alguien misteriosamente le está haciendo afrontar el asesinato de su hermano, no dice mucho ni de la policía, ni de la serie.

Quedan dos capítulos para intentar arreglar las cosas pero, sin duda, va a ser difícil. Este capítulo ha sido de los más entretenidos de la temporada pero es el que peor encaja con los anteriores siete. Hawley no parece tener tan claro lo que nos está contando esta vez. Varga y los suyos recibirán el castigo que merecen, aunque solo sea porque un personaje ya parece conocer todo lo que ha sucedido y sucederá al resto de personajes, pero lo que no está tan claro es todo lo demás…

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