El toro. O sea, el auténtico protagonista de laFeria, que ya se sabe que el coletudo que lo lidia es el antagonista. Y en este periódico, que comparta la filosofía y exigencias de integridad y pureza de los festejos de la siempre ejemplar Asociación El Toro, estrenamos una sección crítica del abono que este grupo irá haciendo semana a semana. De momento, en esta primera entrega sus agumentadas opiniones se centran en lo acontecido desde el pasado martes y sin contar con el espectáculo de rejoneo.
Transcurrida la primera semana completa de la Feria de San Isidro 2025 estas son unas impresiones de lo visto desde el tendido. Comienza un nuevo serial de San Isidro en viernes con un interesante encierro de Victoriano del Río y Toros de Cortés de buena, aunque desigual, presentación y de variado comportamiento. Si bien es cierto que no mostró, en su conjunto, la casta ofrecida en su última comparecencia en nuestra plaza, sí que hubo tres toros muy interesantes: el 1º, duro y con poder que no regaló nada; el 4º, paradigma del toro moderno: noble, enclasado y repetidor; y el 6º, manso con ese puntito de casta muy del gusto del aficionado de Madrid. De los toreros, cabe destacar la honrada y cabal actuación del confirmante Clemente, que presentó la muleta plana y tragó mucho con el toro de su confirmación, aunque se vio desbordado en algunos momentos. Alejandro Talavante abrió la primera Puerta Grande de la Feria tras una faena a su segundo, templada pero superficial, sin hondura ni verdad, pero ya se sabe que los viernes de Feria hay 2x1 en la sección de casquería. Juan Ortega, una vez más, pasó sin pena ni gloria por Madrid.
El sábado se lidió una corrida de toros de El Pilar, bien presentada, muy en el tipo de su procedencia. Mansa, blanda y descastada en su conjunto, 5º y 6º fueron devueltos a los corrales por manifiesta invalidez, algo que debería haberse hecho también con el que abrió la tarde. Completaron el encierro un bello, pero blando y soso sobrero de Castillejo de Huebra y un manso de Villamarta, serio de presentación y duro de comportamiento. Destacó entre los de luces la actuación de Víctor Hernández que cortó una oreja de ley a su primero, manso con genio que reponía al salir del muletazo y con el que el de Los Santos de la Humosa ofreció la femoral en cada lance y toreó con verdad, aunque no llegó a poder al animal. David Galván perpetró una lección de destoreo tramposo y perfilero pero templado y, eso sí, componiendo la figura a las mil maravillas. El sentido común del presidente del festejo hizo que todo se quedara en dos vueltas al ruedo. Diego Urdiales pasó por Las Ventas como el que no va con él la cosa.
Fracaso de Ricardo Galardo y sus 'fuenteymbro'
Justa de presentación, blanda, noble y descastada fue la corrida que envió Ricardo Gallardo para la tercera de Feria, muy por debajo de la presentación y comportamiento mostrados por el hierro de Fuente Ymbro la temporada pasada. Fueron devueltos dos toros, el 1º y el 5º. Lo único destacable de la tarde fue la faena de Miguel Ángel Perera, muy en su estilo de aparente poder, temple y pata patrás al noble, pronto y dócil ejemplar que hizo cuarto. El fallo con los aceros le hizo perder el trofeo que, con seguridad, le hubieran pedido los más fieles y los amantes de cualquier cosa. Paco Ureña pasó desapercibido y Ginés Marín apenas dejo algún detalle suelto, dando una vuelta al ruedo en el sexto con la plaza ya casi vacía.
Después del descanso del lunes, llegó la primera novillada del serial donde se corrieron novillos de Alcurrucén de justa presentación y de decepcionante juego condicionado por la invalidez manifiesta de hasta tres de los ejemplares jugados, de los que 2º y 3º de la tarde fueron devueltos a los corrales, saliendo en su lugar un sobrero del hierro titular y otro de Montealto, cuajado, pero de cara impresentable para Madrid, que mostró también síntomas de invalidez, pero que el presidente mantuvo en el ruedo. Cortó una generosa oreja Aarón Palacio en su presentación en Madrid -también lo era para sus dos compañeros de cartel-, tras aviso y dos descabellos, al 5º de la tarde, en faena de buena actitud, pero -sobre todo en sus inicios- carente de temple. Javier Zulueta sólo pudo mostrar sus buenas maneras ante el peor lote de la tarde y Sergio Sánchez estuvo algo embarullado durante toda la tarde.
Se lidia en la 5ª de Feria una muy interesante corrida del hierro salmantino de Pedraza de Yeltes con toros serios, grandes, altos y con caja, de impecable presentación y elevada romana, que nos ofrecieron un muy interesante mosaico de comportamientos propios del toro de lidia. Destacaron los mansos y encastados 1º y 3º; el 5ª que fue bravo, encastado y con poder, el cual fue vilmente masacrado en el caballo por Gustavo Martos. Y por encima de todos, el extraordinario, por bravo, noble y encastado, Brigadier, que hizo de 6º. A este ejemplar se le dio una vuelta al ruedo en el arrastre en reconocimiento a su excelente comportamiento en los tres tercios. De los de luces, destacar la buena labor de Román, metiendo en el canasto a su manso primero y la honradez de Fonseca luciendo a Brigadier en el primer tercio y haciendo lo que pudo para no ser desbordado por su casta y bravura en el último. Mención especial a Raúl Ruiz en la brega y Juan Carlos Rey y Tito con los palos. Colombo, en su papel bullanguero, estuvo eficaz con la espada.
Sonrojante baile de corrales
El día del santo patrón se verifica un encierro del hierro salmantino de José Enrique Fraile de Valdefresno de buena presentación, pero de comportamiento manso y descastado en su conjunto, donde sólo se salvaron el 2º, mansurrón, pero con transmisión en su embestida y el noble mansito que hizo 6º con los que ni Ureña ni Alejandro Chicharro, que confirmaba alternativa, estuvieron a la altura. David Galván tampoco fue capaz de decir nada con su lote. Tras el tradicional minuto de silencio en memoria de Joselito “El Gallo” en el aniversario de su fallecimiento en Talavera, la empresa de Madrid ofrece a sus parroquianos un sonrojante baile de corrales con dos toros del Puerto de San Lorenzo (1º y 2º), justos de presentación, mansos, blandos y descastados; dos de la Ventana del Puerto (4º y 6º), de semejante presentación y condición y dos remiendos de Victoriano del Río, destacando el muy buen 5º, que cumplió en varas y tuvo fijeza, prontitud y casta en los dos últimos tercios.
Le tocó en suerte a Fernando Adrián cuya actuación, si bien caló mucho en los tendidos perdiendo los trofeos por el mal uso de la espada, estuvo por debajo de las cualidades del toro. José María Manzanares, anodino, como en sus últimas, y excesivas, actuaciones en esta plaza. Pablo Aguado esta vez no dejó ni sus habituales detalles de temple y naturalidad. Seguiremos expectantes y esperanzados para lo que queda de Feria, no nos queda otra.