Crítica de 'Chicago, el musical': una historia de malos, malísimos, en el Chicago de los felices años 20 y a ritmo de jazz

Hace ya varios lustros que estamos convencidos de que, para ver excelentes musicales no es necesario acudir a Broadway. Si aún te quedan dudas, no tienes más que acercarte al madrileño Teatro Apolo y disfrutar de más de dos horas y media de espectáculo de una gran altura musical, interpretativa y de danza. De verdad que sus coreografías, sus voces, sus letras, su interpretación musical y su producción nada tienen que envidiar a las de Nueva York, París, Berlín o Londres, pongamos por caso. Y uno, al terminar la función tiene que frotarse bien los ojos a la salida del teatro para cerciorarse de que está en la plaza Tirso de Molina y no en la calle 42 o en Times Square. El artífice del milagro artístico, la responsable de la recreación de la Dirección de la Producción Original de Nueva York es Tania Nardini.

Tres de los grandes nombres del teatro musical están en la base de esta enérgica, ácida y, al tiempo, divertida propuesta: John Kander (música), Fred Ebb (letras y libreto) y Bob Fosse (coreógrafo, director y guionista, y autor del libreto). De no ser así, claro, no habría cumplido ya los primeros 25 años sobre los escenarios de medio mundo y tampoco contaría con algunos de los premios musicales más importantes del mundo como son los Grammy, los Tony, los Olivier. Y es que, convenientemente dosificados, la combinación de la ambición, la búsqueda de la fama, el mundo del espectáculo, el sexo, las infidelidades, los celos y el crimen, a su vez convertidos en espectáculo informativo ante un tribunal de justicia, no dan lugar a que el espectador desconecte ni un instante de cuanto sucede en el escenario.

La fábula, en pocas palabras, gira en torno a la peripecia personal de Roxie Hart, una cantante y bailarina de cabaret, y ama de casa, que hasta tiene tiempo de buscarse un amante. Apasionada hasta la médula, cuando éste decide abandonarla, Roxie acaba dándole muerte y, como consecuencia de su delito, da con sus huesos en la cárcel. Pero una buena elección de abogado defensor (marrullero y sin escrúpulos para todo aquel que sea capaz de pagarle los 5 000 dólares de su minuta), va a ayudarle a desviar el asunto ante la opinión pública y a hacer que los medios de comunicación busquen en los más recónditos resquicios del suceso para dar titulares que sigan poniendo a la acusada en el ojo de todo el mundo que, finalmente, acabará viéndola más como víctima que como victimaria.

Crimen, sexo y jazz (¡magnífica la banda de 14 músicos, director incluido, sin un solo desacorde ni despiste durante todo el espectáculo!). Con los músicos situados al fondo del escenario, en lo alto de una serie de escalones, y rodeados o antecedidos por los 24 actores, cantantes y bailarines del estupendo elenco de ‘Chicago, el musical’, capaces de seducir, encandilar y trasladar al patio de butacas el aire canallesco, erótico y, a pesar de todo, también humorístico de cuanto sucede en escena.

Sorprendentes, soberbias actrices, cantantes y bailarinas Silvia Álvarez (la atrevida Roxie Hart), Ela Ruiz (Velma Kelly, la compañera de celda de Roxie), Inma Cuevas (Mama Morton y A. Bolea (Mary Sunshine). Y, junto a ellas, Iván Labanda (Billy Flynn) y Alejandro Vera (Amos Hart). Pero es de justicia nombrar aquí a todos los integrantes del elenco sin cuya milimétrica y cuidadísima participación, ‘Chicago, el musical’ no alcanzaría la excelencia. Son Teresa Abarca, Álvaro Cuenca, Diana Girbau, Briel González, Mario Hornero, Valeria Jones, Sara Martín, Paula Miessa, Gerard Mínguez, Graciela Monterde, Jose Montero, Esteban Provenzano y Marc Sol, Urko Fernández Marzana, Víctor González, Beatriz Mur y Rebeca O’Neill.

Aunque todos los números que se interpretan en el espectáculo son dignos de ser reseñados, nos conformamos con citar dos de ellos All That Jazz y Razzle Dazzle. Los 24 actores, cantantes y bailarines y los 14 músicos que los secundan y elevan a cada instante, brillan especialmente. El espectáculo es de los que merecen verdaderamente la pena ver y disfrutar, sobre todo por su alto nivel musical y coreográfico, que brinda a todos los artistas la posibilidad del lucimiento y el despliegue de sus grandes dotes como intérpretes y bailarines.

‘Chicago, el musical’

Traducción: Víctor Conde y Alicia Serrat

Adaptación: David Thompson

Libreto: Fred Ebb & Bob Fosse

Ayudantía de dirección: Víctor Conde

Producción artística y dirección de casting: Carmen Márquez

Dirección musical: Andreu Gallén

Piano 1 (Titular) / Director musical suplente: Pau Baiges

Piano 2 (Titular): Marcos Merino

Piano 2 (suplente): Alberto Alejandre

Piano 1 / 2 (suplente): David Monteros

Tuba / Contrabajo (Titular): Chiaki Mawatari

Tuba / Contrabajo (Suplente): José Montañés

Batería (Titular): Enric Castelló

Batería (Suplente): Alberto Chele

Trompeta 1 (Titular): Raúl Gil

Trompeta 1 (Suplente): Juanlu De La Torre

Trompeta 2 (Titular): Javier Martínez

Trompeta 2 (Suplente): Carlos Rossi

Trombón 1 (Titular): Roberto Pacheco

Trombón 2 (Titular): Giorgio Gallina

Trombón 1 (Suplente): Víctor Correa

Trombón 2 (Suplente): Fran Sánchez

Reed 1 (Titular): Víctor Bruna

Reed 2 (Titular): Albert Carrique

Reed 3 (Titular): Ángel RodríguezReed 1 (Suplente): Alberto Enguita

Reed 2 (Suplente): Jordi Ballarín

Reed 3 (Suplente): Daniel Rouleau

Banjo (Suplente): Pedro Palomar

Banjo (Titular): Javier Santos

Violin (Titular): Laia Ferrer

Violin (Suplente): Diana Valencia

Dirección técnica: Alexis Carlesso

Escenografía: John Lee Beatty

Iluminación: Ken Billington

Vestuario: William Ivey Long

Coreografía: Bob Fosse

Música: John Kander

Letras: Fred Ebb

Producción: SOM Produce y Berry & Fran Weissler

Producción ejecutiva: Marcos Cámara y Juanjo Rivero

Recreación de la Dirección de la Producción Original de Nueva York: Tânia Nardini

Reparto:

Silvia Álvarez, Ela Ruiz, Iván Labanda, Inma Cuevas, A. Bolea (Mary Sunshine), Alejandro Vera/Ángel Saavedra

Teresa Abarca, Álvaro Cuenca, Diana Girbau, Briel González, Mario Hornero, Valeria Jones, Sara Martín, Paula Miessa, Gerard Mínguez, Graciela Monterde, Jose Montero, Esteban Provenzano, y Marc Sol, Urko Fernández Marzana, Víctor González, Beatriz Mur y Rebeca O’Neill.

Teatro Apolo, Madrid

Hasta el 28 de abril de 2024