Crítica de la obra de teatro 'Lo único que verdaderamente quise toda la vida es ser delgada': la gota del hartazgo que derrama el vaso de la paciencia

La escritora, dramaturga, directora, performer y actriz gallega Esther F. Carrodeguas estrena en el Teatro del Barrio 'Lo único que verdaderamente quise toda la vida es ser delgada', una propuesta escénica que la artista tilda de auto[NO]ficción porque en ella introduce los insultos, el desprecio y el ninguneo que lleva soportando desde que nació, hace ya algo más de cuatro décadas, por la gordofobia del mundo entero. Comenzando por su padre, su abuela, sus compañeros de colegio, de instituto, de los distintos equipos deportivos por los que ha pasado, por los vecinos de su pueblo, por los viandantes y por el sinfín de grupos sociales en los que difícilmente podríamos estar excluidos cada uno de los espectadores… Salvo que seamos gordos, obviamente.

Ya en su celebrada Supernormales, una de las propuestas más sorprendentes de la pasada temporada teatral madrileña, aparecía un personaje, Lola, La Bola, que ya apuntaba a la gordofobia como una situación de verdadera discapacidad. Aquí Esther ha abordado el asunto, bajo la dirección escénica de Xavier Castiñeira, de forma directa, descarnada, insultantemente sincera y cruda y apuntando directamente a la sensibilidad del espectador que, posiblemente, ha sentido esa misma gordofobia que Esther ha padecido desde siempre.

En medio del escenario y rodeada de un montón de envases de plásticos que han contenido todo tipo de alimentos repletos de calorías, Carrodeguas recuerda los insultos que ya aprendió a metabolizar desde niña y en su propia casa. “Esta niña está gorda…. No hace más que comer…”, le decía su abuela. “Esta niña es tu nieta”, le contestaba Esther. Y la misma canción soportándola con el padre, en el colegio, entre los amigos, en la calle: “¡Esta niña está gorda…!”. Y luego los episodios de ansiedad, de culpa, por el hambre irreprimible… Las ingestas de botes de leche condensada detrás de la puerta, los insultos de compañeros y amigos, de la imposibilidad de ligar en la adolescencia, de la falta de tallas en las tiendas, o de las bromitas pesadas de su pandilla cuando de lo que se trataba era de darse un chapuzón cuando la marea estaba alta, allí en el espigón (“¡cuidado que cuando se tire va a subir aún más la marea…!”).

Sentada, de pie, corriendo, desnuda ante el público, ahora Esther da voz a los demás gordos y gordas que no la tienen, o no se atreven siquiera a tenerla. Con la voz distorsionada a través de un micrófono, la actriz se desdobla en varios personajes que han marcado algún hito en su vida y ahora les contesta con descaro, con sarcasmo y con cinismo para sacudirse tantos y tantos momentos de soledad, de impotencia y de ansiedad hasta empoderarse como escritora, como actriz y como mujer.

Interesante propuesta para concienciar al ciudadano espectador de que más pronto que tarde hay que destruir de una vez por todas la dictadura de la imagen que gobierna esta era de la deshumanización.

'Lo único que verdaderamente quise toda la vida es ser delgada'

Autoría: Esther F. Carrodeguas

Dirección: Xavier Castiñeira

Interpretación: Esther F. Carrodeguas y Juanma LoDo

Producción y distribución: Esther F. Carrodeguas
Iluminación, escenografía y vestuario: ButacaZero
Sonoplastia: Juanma LoDo
Compañía: ButacaZero

Teatro del Barrio, Madrid

Hasta el 6 de noviembre de 2022