Homenaje a Víctor Barrio: otro gesto de solidaridad de la tauromaquia

El lleno a reventar de los tendidos estaba prácticamente asegurado, como siempre que en un cartel se reúnen atractivos coletudos de la parte alta del escalafón, normalmente una terna. Pero en el coso vallisoletano no fueron tres, sino seis (como puede verse en la foto) los que hicieron el paseíllo, incluyendo al más mediático de todos ello, el ya mítico José Tomás, tan poco dado a dejarse ver mucho en los ruedos (este año lo salda con sólo 5 actuaciones).

Junto al de Galapagar, que ya de por sí habría despertado la máxima expectación, se alinearon otros nombres tan sonoros e impoetantes como El Juli, José María Manzanares, Alejandro Talavante, Morante de la Puebla y Juan José Padilla. Un cartel de auténtico lujo taurino, frente a toros de diversas ganaderías al gusto de los toreros, en el que es justo y necesario destacar que todos ellos donaron sus honorarios a la organización, Fundación del Toro de Lidia, encargada de ingresar el balance final en la que va a ser nueva Fundación y que llevará el nombre del torero fallecido el pasado 9 de julio en la plaza de toros de Teruel.

Por fortuna, la expectación, no sólo en Valladolid, no se vio defraudada debido a los buenos momentos artísticos de los toreros, todos los cuales brindaron sus respectivos toros a Raquel Sanz, la viuda de Víctor Barrio. Talavanet cortó dos orejas y rabo, mientras que El Juli y Morante de la Puebla echaron dos a su esportón, y una José Tomás, Manzanares y Padilla. Pero los números y las estadísticas -a excepción de lo recaudado, que se sabrá próximamente- no interesan y sí el gesto solidairo, uno más de la tan cuestionada tauromaquia. Y olé.