Lifting: un poco de bisturí mental, por favor

La tiraría de la imagen, ese es el símil que Sabroso y Ayaso utilizan para ahondar en temas tan candentes como la soledad, el miedo o la corrupción. Y quien mejor que Miren Ibarguren, Elisa Matilla, Josele Román y Pepa Rus para interpretar los papeles de estas mujeres desesperadas para las que la ¿edad? es un tabú.

Con una puesta en escena muy sencilla, poco avatar más que un par de mesas y unas sillas, todo el peso de la escena recae en el juego de luces que nos hacen viajar de escena en escena, de situación en situación, en el que estas cuatro actrices se desdoblan en cerca de cuarenta personajes para hacernos reír. Todo empieza con una mujer operadísima y enamorada de su jefe, un cirujano que no le hace más que retoques y ella cada día se ve más vieja y más fea, unas amigas competitivas, una artista plástica que experimenta con su cuerpo, una actriz aterrada ante la inminente vejez y, el mejor sketches -para esta que escribe-, el de las misses, el que pone en evidencia la belleza frente a los valores, la primacía del "tanto tienes, tanto vales" por el "tanto eres, tanto vales" ... estos son sólo unas pinceladas de los personajes con los que los autores, casi en tono de cabaret, retratan este mundo dominado por la presión social y las apariencias. Y es que, en Lifting, son precisamente las apariencias físicas lo que engañan.

A lo largo de los diecisiete sketches, divertidos, tronchantes, disparatados y reales como la vida misma, muchos se verán retratados en el "por más que me hago, no me hallo" y  en las salas de espera antes de entrar en los quirófanos -como si de una boutique de vestidos se tratase-. Para los que no, disfrutarán de verse alejados de ese mundo banal al que sólo se acercan en la sala del teatro. Sea por lo que sea, es una obra recomendadísima en estos momentos de crisis en los que todos necesitamos un poco de cirugía mental.