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Brillante estreno de “la gavina” en la Sala Villarroel

Un momento de la representación (Focus)
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Un momento de la representación (Focus)

Álex Rigola firma un texto intimista respetando la obra de Thxéjov, donde explora la profesión teatral

miércoles 14 de julio de 2021, 21:11h
Esta particular “Gavina” ha pasado por diferentes vicisitudes: inicialmente tenía que haberse estrenado en marzo del año pasado (2020); llegó el confinamiento y el parón general...Ya retomada a finales de año, con parada en el Festival Temporada Alta de Girona, y gira posterior por distintas ciudades de España. Finalmente, el pasado jueves 8 de julio volvió a su hábitat inicial: la Sala Villarroel, donde permanecerá hasta el domingo 8 de agosto. Y lo hace dentro de la amplia y sobresaliente programación del Teatre Grec.

“La gavina” se ha representado multitud de veces y en diferentes lugares. Pero, como siempre, Álex Rigola ha querido imprimir su sello personal, y se decanta por bucear en las características humanas de la profesión teatral. El espectador desde una atalaya privilegiada, divisa los conflictos interiores de los actores, sus sentimientos. Ven la persona que va más allá del actor. Los propios intérpretes salen cada día al escenario, tal como – con su indumentaria particular- han acudido al teatro. Sin artificios. Todo es minimalista, los actores ya llenan el escenario…

Son en total tres actrices, dos actores, y un dramaturgo...que en el caso de Rigola afronta un reto especial, al ejercer de actor en escena. Se mezcla ficción y realidad, porque los actores hablan de lo que les ocurre en su profesión, pero no todo es verdad en lo que dicen...Aparece el amor de una joven actriz (que encarna Melissa Salvatierra) que se enamora de un dramaturgo veterano (Álex Rigola), quien ya ha saboreado las mieles del éxito. Y es que la obra es un canto al amor, y en concreto al amor no correspondido.

Fracaso

“La gavina” se basa en la experiencia de los intérpretes a lo largo de su carrera, y del conflicto generacional (que va más allá de esa profesión). Eso hace que el público se sienta identificado con lo que explican los actores, que son cosas cotidianas que pueden ocurrir a cualquier persona. Y es que Txékhov tenía la virtud de saber entender al ser humano. En esta versión libre de Rigola, la gaviota es de papel. Enriquece el espectáculo un diálogo que se ve superpuesto en una gran pantalla. Se mezcla una mesa donde los intérpretes juegan al ajedrez, y aparecen primeros planos del actor sobre el cual se pone el foco. En el montaje sobresale la emoción y el tono poético.

Esta obra se representó en el Teatro de la Abadía de Madrid, y allí hacía el papel de “Nina” Irene Escolar. En la Villarroel está espléndida quien la encarna: la joven Melisa Salvatierra. Y excelente el resto del reparto: Roser Vilajosana, la experimentada Chantal Aimée, y los actores Xavi Sáez, Eudald Font y por supuesto Álex Rigola: hombre tímido, reflexivo, y que aquí se desdobla en su condición de director, y a la vez intérprete.

Uno de los temas que explora en la obra es la inseguridad inherente a la profesión de dramaturgo, director...y el miedo al fracaso que conllevan esas disciplinas. Rigola ya había explorado el universo del autor ruso en “Tío Vania” e “Ivanov”. Y en esta particular “Gavina” nos transporta a la compleja existencia del ser humano, que desea ser valorado, respetado, y apoyado por el grupo. El otro leiv-motiv de la obra es la búsqueda del amor auténtico.

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