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Crítica de la obra ‘El beso de la mujer araña’. Amor en la cárcel
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Crítica de la obra ‘El beso de la mujer araña’. Amor en la cárcel

domingo 11 de septiembre de 2022, 12:58h

Comienza temporada el Teatro Bellas Artes de Madrid con fuerza inesperada. Nada más y nada menos que con una estupenda adaptación al teatro, firmada por versión de Diego Sabanés, de la célebre novela del argentino Manuel Puig (1932-1990), ‘El beso de la mujer araña’, dirigida por Carlota Ferrer e interpretada por Eusebio Poncela e Igor Yebra.

Casi dos horas de disección inteligentísima de dos personajes que el azar reúne en la celda de una cárcel. Ellos son Valentín (Igor Yebra), y Molina (Eusebio Poncela). El primero está allí por motivos políticos, por su lucha ferviente, decidida, por implantar la revolución desde la más absoluta clandestinidad.

El segundo, Molina, un hombre que se siente mujer, ha acabado con su cuerpo en la cárcel acusado de corrupción de menores. Aunque la novela de Puig sitúa la acción en medio de la dictadura argentina, Carlota Ferrer ha preferido no hacer alusión alguna a espacio físico ni momento histórico concreto alguno.

Magníficas las interpretaciones de Eusebio Poncela e Igor Yebra. Si el primero dibuja a un Molina con una sensibilidad más próxima al género femenino, seductor, indirecto y que no esconde su homosexualidad, aunque la reviste de un cierto cinismo y mucho sentido del humor.

El Valentín de Igor Yebra es joven, apasionado pero cerebral porque sabe muy bien que de su resistencia a la tortura cierta que, en algún momento, acabará padeciendo en algún calabozo siniestro de la cárcel, depende la seguridad y la vida de muchos de sus compañeros. Y, por supuesto, de la llegada a buen puerto de la meta revolucionaria que lo sostiene.

El duelo actoral es bellísimo y no cesa en ningún momento durante las nueve escenas en las que están divididas las casi dos horas de función. Una propuesta que Carlota Ferrer ha construido haciendo un uso eficacísimo de todos los elementos posibles en manos de un director de escena para que la atención del espectador no decaiga ni un solo instante de la representación.

La primera, por supuesto, las dos excelentes interpretaciones de Poncela y Yebra. Pero con ellas, la sencilla y sutil escenografía de Eduardo Moreno, la luz exquisita de David Picazo y el cuidadísimo espacio sonoro de Tagore González (aleteo de pájaros, los cerrojos de las puertas en la cárcel, los sonidos de los presos cuando comen…).

Molina evoca películas antiguas con una capacidad tremenda como narrador. A través de esas historias de ficción acerca a Valentín a las almas de sus protagonistas y le inducen a pensar sobre su propia vida y la de su compañero de celda. El lento pero inexorable proceso de identificación con el otro de los dos personajes les lleva a recorrer un viaje insospechado y les hace transformarse en unos seres más profundamente humanos de lo que eran antes de que sus vidas se cruzaran. La propuesta es fascinante, catártica, bellísima. Para no perdérsela, desde luego.

'El beso de la mujer araña'

Autor: Manuel Puig

Versión: Diego Sabanés

Dirección: Carlota Ferrer

Intérpretes: Eusebio Poncela e Igor Yebra

Escenografía: Eduardo Moreno

Iluminación: David Picazo

Espacio sonoro: Tagore González

Productor: Jesús Cimarro

Una producción de Pentación Espectáculos

Teatro Bellas Artes, Madrid

Hasta el 16 de octubre de 2022

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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