Ramón Paso adaptó el clásico de Oscar Wilde ‘La importancia de llamarse Ernesto’, que ha permanecido durante meses en la Sala Cándido Lara del madrileño Teatro Lara, y ahora se reestrena para volver a dar una oportunidad de risas seguras a los espectadores veraniegos, con esos inteligentes juegos de palabras, esas frases antológicas, cortantes e inapelables del dramaturgo irlandés.
Escrita a finales del XIX (1895), en ‘La importancia de llamarse Ernesto’ se ridiculiza, a veces con extrema crueldad, sarcasmo y surrealismo, los prejuicios y convencionalismos sociales de la Inglaterra victoriana en una brillante comedia de enredo que parte de la confusión de identidades entre dos jóvenes pretendientes para realizar una crítica mordaz y divertidísima. Y todo a costa de dos jovencitas tan inocentes como desesperadas por encontrar marido, Gwendolen y Cecily. Y si se llamase Ernesto, aún mucho mejor. Desde luego, ni pensar que pudieran tener nombres tan vulgares como, por ejemplo, Jack y Algernon. Bueno, si no hay otra cosa, podrían llegar hasta a quererlos un poquito, pero ¡si se llamasen Ernesto…! Porque ellas piensan que no hay nada más honesto que llamarse Ernesto…
Paso respeta fielmente la comedia de Wilde, pero le imprime un toque propio, aún más divertido, insolente y un cierto juego gamberro para mantener al público con la sonrisa dibujada en la boca durante los 95 minutos aproximados de duración del montaje.
Sólido, compacto y ajustado elenco el compuesto por Ana Azorín (Cecily Cardew) Sergio Otegui (Jack Worthing), Inés Kerzan (Gwendolen Fairfax), Ángela Peyrat (Señorita Lane), Jordi Millán (Algernon Moncrieff), Guillermo López Acosta (Reverendo Chasuble), y Paloma Paso Jardiel (Lady Bracknell). Todos ellos vestidos con sencillez, imaginación y aire juguetón por Inés Kerzan y Ángela Peirat, en los que dominan los blancos en trajes y vestidos, con complementos informales siempre a juego tanto en ellos (corbatas, calcetines y tirantes) como en ellas (botas deportivas, cintas, paraguas…), a excepción de Lady Bracknell, elegante y discreta como mandan los cánones. Y otro tanto puede decirse de la iluminación de Carlos Alzueta, brillante, chispeante y, a veces, hasta psicodélica en las transiciones de ciertas escenas.
El trío habitual de actrices de la compañía, Azorín, Kerzan y Peyrat se mueven como pez en el agua (relajadas, divertidas, alegres, irreverentes, atrevidas…), y configuran con acierto sus personajes. Excelentes también Paloma Paso Cardiel -soberbia Lady Bracknell, defendiendo el espíritu victoriano, la ley y las buenas costumbres-; Sergio Otegui y Jordi Millán son los dos galanes que aspiran a ser algún día Ernestos, y Guillermo López Acosta encarnando a ese simpático reverendo que intenta siempre contemporizar con los acontecimientos.
Esta es una de esas comedias clásicas en las que dominan el enredo, la sorpresa, el desparpajo de todos los personajes, y la inteligencia y la fluidez de las sentencias de Wilde, poniendo siempre patas arriba los convencionalismos sociales y atacando con dardos y misiles de largo alcance la hipocresía reinante para acabar sustituyéndola por la imaginación y la libertad. Una comedia inteligente para espectadores inteligentes.
‘La importancia de llamarse Ernesto’
De Oscar Wilde
Versión Y Dirección: Ramón Paso
Traducción: Sandra Pedraz Decker
Reparto: Ana Azorín, Sergio Otegui, Inés Kerzan, Ángela Peirat, Jordi Millán Y Guillermo López-Acosta, Con La Colaboración Especial De Paloma Paso Jardiel
Producción: Pasoazorín Teatro
Jefa De Producción: Inés Kerzan
Ayte. Producción: Sandra Pedraz Decker
Diseño De Vestuario: Inés Kerzan Y Ángela Peirat
Iluminación: Carlos Alzueta
Fotografía: Ramón Paso
Diseño Gráfico: Ana Azorín
Jefa De Prensa: María Díaz
Ayte. Dirección: Ainhoa Quintana
Teatro Lara, Madrid
Hasta septiembre de 2023