El Teatro de La Abadía acoge durante unos días una estupenda y premiada tragicomedia, ‘El imperativo categórico’, escrita y dirigida por la dramaturga de origen argentino Victoria Szpunberg (galardonada con el Premio Nacional de Literatura Dramática de este año), y protagonizada por una soberbia Ágata Roca, estupendamente acompañada en el escenario por Xavi Sáez.
La pieza, repleta de humor negro y trufada de referencias al filósofo Immanuel Kant, constituye un verdadero retrato social y filosófico del momento que atraviesa España en donde la precariedad está cada vez más generalizada (ha llegado incluso a la misma universidad), la crisis de la vivienda alcanza ya hitos impensables hace sólo unos años y la dignidad del trabajador está cada día más desdibujada.
Una profesora universitaria de Ética propone a sus alumnos -aunque el tema se salga un tanto del programa oficial de la asignatura-, la lectura y posterior comentario de la novela El proceso de Kafka para relacionarla íntimamente con la filosofía de Kant («Obra de tal modo que la máxima de tu voluntad pueda valer siempre al mismo tiempo como principio de una legislación universal»). A Clara G., que es como se llama la profesora que ronda los cincuenta, últimamente todo le sale mal: acaba de separarse, tiene problemas con el jefe de su departamento, un fondo buitre está haciéndole la vida imposible para que abandone el apartamento en el que vive hace ya varios lustros, un nuevo vecino le está machacando día y noche con una música insoportable y, para terminar de pintar este momento adverso, un alumno acaba de quejarse ante las autoridades universitarias denunciando sus particulares modos pedagógicos…
Este es el contexto en el que se mueve la profesora (magnífica Ágata Roca, premio Max a la mejor actriz por su papel en esta obra), que tiene que vérselas con su jefe de departamento en la universidad; con un ligón de Tinder; un psiquiatra; un vendedor de una inmobiliaria que intenta venderle las bondades de un auténtico zulo por 1 200 euros mensuales pero que nadie quiere; con su nuevo vecino ruso que no deja de escuchar música a más decibelios de los soportables por el santo Job y hasta con un policía que duda mucho de que la confesión de un asesinato por parte de la profesora sea real. Todos estos papeles masculinos son interpretados con extrema solvencia por Xavi Sáez.
El espectador, desde luego, se ve más que reflejado en la historia que se aborda en ‘El imperativo categórico’ y no pierde ripio en la sucesiva relación de escenas a caballo entre el realismo, la tragedia, la comedia y un surrealismo que atrapa al hombre y a la mujer de nuestro tiempo, como a Joseph K. le sucedía en El proceso: la imposibilidad de salir indemne de unas circunstancias aleatorias que envuelven y anulan en la misma proporción la capacidad de obrar del individuo y lo mantienen atado, sin posibilidad de respuesta alguna, como sucede con Kant, para quién el imperativo categórico no es opinable.
Sencillas y eficaces al mismo tiempo y en la misma medida tanto la escenografía de Judit Colomer, como la iluminación de Marco Lleixà, el espacio sonoro de Lucas Ariel Vallejos y el vestuario de Joana Martí.
El texto y la dirección de Szpunberg destacan por su aparente sencillez que, sin embargo, no está exenta de una carga de profundidad ideológica a través de la cual se analiza con una claridad meridiana la situación en la que hemos desembocado tras las sucesivas subidas en los alquileres y en la venta de viviendas, los salarios cada vez más ajustados y manifiestamente insuficientes para hacer frente a la vida cotidiana y el aumento consiguiente de la angustia y la desesperación entre los jóvenes y menos jóvenes que se ven incapaces de hacer frente a tanta adversidad y, lo que aún es peor, sin atisbar salida alguna ni a corto ni a medio plazo. Imprescindible.
Ficha técnica de ‘El imperativo categórico’
- Texto y dirección: Victoria Szpunberg
- Reparto: Ágata Roca y Xavi Sáez
- Escenografía: Judit Colomer
- Iluminación: Marco Lleixà (AAIV)
- Espacio sonoro: Lucas Ariel Vallejos
- Vestuario: Joana Martí
- Ayudante de dirección: Iban Beltrán
- Ayudante de escenografía: Idoia Costa
- Asesor dramatúrgico: Albert Pijuan
- Asesora de movimiento: Ana Pérez
- Acabados escenografía: Taller de escenografía Castillos
- Producción: Teatre Lliure
- Agradecimientos: Miquel Seguró, Miquel Cabal i Guarro, Sabina Witt, Román Cuartango y Sala Beckett
- Teatro de La Abadía, Madrid
- Hasta el 9 de noviembre de 2025